El despegue de la aeronáutica española
Los datos de crecimiento publicados recientemente por los clusters aeronáuticos Hegan y Hélice, que agrupan respectivamente a la gran mayoría de las empresas vascas y andaluzas de este sector, corroboran las tendencias optimistas de la industria aeronáutica española. En 2013, ambas asociaciones facturaron en global unos 3.800 millones de euros, de los cuales el 70% corresponde a exportaciones, con un empleo total directo que supera los 24.000 trabajadores.
La fabricación e integración de componentes aeronáuticos, tanto con fines civiles como militares, está demostrando ser un fiable pilar de crecimiento industrial y de creación de valor en nuestro país. El sector es intensivo en I+D+i, genera conocimiento y empleo de calidad (37.000 empleos directos con un 55% de titulados superiores), aumenta la productividad y tiene un fuerte efecto tractor sobre otros sectores industriales. Gran parte de la facturación se realiza en el extranjero (70% de exportaciones), lo que minimiza los riesgos de depender exclusivamente de la maltrecha demanda interna o europea. Además, esta industria ejerce una poderosa influencia en numerosos sectores de la economía, con una importante generación de empleo indirecto. En efecto, grandes programas aeronáuticos transnacionales, como los diferentes modelos de Airbus, sobre todo la fabricación en serie del A380 y el A400M, o los de otros grandes constructores como Boeing, Embraer y Bombardier, generan complejas cadenas de montaje, suministro y ensamblaje, en las que participan multitud de proveedores de distinto nivel.
Sin embargo, por su efecto transversal y su impacto en el futuro de la industria, merece especial mención la inversión en I+D+i del sector aeronáutico. El aeroespacial es, junto al biotecnológico y el de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), el sector industrial que mayor porcentaje de recursos destina a la innovación en España. En 2013, Hegan y Hélice invirtieron en conjunto más de 200 millones de euros de capital puramente privado en actividades de generación de conocimiento. La cifra a nivel nacional alcanzaba los 700 millones en 2012, según datos de la patronal española de la Aeronáutica, la Defensa y el Espacio (Tedae).
Esta inversión posiciona a las empresas del sector en la senda del crecimiento tecnológico y del conocimiento, activo indispensable en el entorno fuertemente competitivo y universal en que nos encontramos. La inversión en I+D+i garantiza la supervivencia de las empresas y su posicionamiento en el mercado, de tal manera que las capacita para adoptar papeles cada vez más relevantes en las cadenas de producción aeronáutica.
A este respecto, existe en España un dispositivo fiscal muy ventajoso, privilegiado en Europa, y sin embargo aún no muy conocido y aprovechado, que premia esa apuesta por el conocimiento y el riesgo tecnológico con deducciones fiscales que pueden alcanzar hasta el 42% del gasto empresarial anual. Con la normativa actual, una inversión en I+D como la de 2012 rebajaría la carga impositiva de las empresas aeronáuticas españolas entre 84 y 294 millones de euros, a aplicar en años sucesivos. Adicionalmente, el marco fiscal se ha flexibilizado, de manera que se habilitan tales deducciones incluso a las empresas que no presentan beneficios, mediante solicitud directa del crédito obtenido o cash back a la Agencia Tributaria.
Se trata de unas ayudas indirectas, perfectamente compatibles con subvenciones nacionales o europeas como las del programa Clean Sky 2 del Horizonte 2020, y disponibles para todas las empresas que inviertan recursos en mejorar sus procesos o productos, o directamente acometan la fabricación de nuevas referencias industriales. Estas medidas fiscales, bien enfocadas y dimensionadas, y su aprovechamiento sistemático puede ayudar en gran medida a rentabilizar los proyectos innovadores y, en definitiva, favorecer el crecimiento del sector.
Samuel Botija Loaísa es consultor sénior de financiación de la innovación de ALMA CONSULTING GROUP.