Draghi pone a prueba el vértigo de los inversores en deuda
Este verano se cumplen dos años desde que Mario Draghi tomara el control de los mercados. Desde que el presidente del BCE aseguró que haría todo lo necesario para salvaguardar el euro, recalcándolo con aquello de “créanme, será suficiente”, los inversores no osan ir contracorriente de las directrices que llegan desde Fráncfort. Draghi sostiene ahora que tomará nuevas medidas excepcionales si es preciso para evitar el riesgo de deflación y de recaída en la recesión y los inversores han vuelto a tomarle la palabra.
Para la reunión del 4 de septiembre contemplan ya la posibilidad de una nueva rebaja de tipos de 10 puntos básicos, al 0,05%, el anuncio del programa de compra de titulización de activos (ABS) y quizá, el esbozo de un plan más ambicioso, e insólito hasta ahora, de adquisición de deuda en el mercado. Ante tal expectativa, los precios de la renta fija no paran de subir, hasta el punto de que puede haber llegado el momento de un cambio de tercio para la inversión.
¿A cuánto asciende la ganancia acumulada en la deuda soberana?
El rendimiento tanto del bono alemán como el de la deuda periférica marca estos días renovados mínimos históricos. El bund cotiza en el 0,9% y el bono español está en el 2,15%. Su rentabilidad se mueve a la inversa del precio, que no ha cesado de subir desde el verano de 2012, cuando Draghi salió en clara defensa de la divisa europea. La rentabilidad del bono español se ha derrumbado desde el 7,6% de entonces hasta quedar ahora al filo del 2%, lo que deja una ganancia muy jugosa para los inversores. Como ejemplo, un bono emitido en enero de 2010 y con vencimiento en abril de 2020, se ha apreciado en el mercado desde julio de 2012 un 45%. Quien comprara entonces, al precio mínimo, y lo vendiera ahora en el mercado secundario se anotaría esa ganancia más el cupón del 4% del título. Otra referencia a poco más de diez años, emitida en octubre de 2006 y con vencimiento en enero de 2017, se anota una ganancia en el mercado del 26% desde los mínimos de julio de 2012. Más el cupón anual del 3,8%.
¿Hay riesgo de que el mercado esté reaccionado en exceso al mensaje de Draghi? ¿Hay peligro de burbuja?
El propio BCE ya advirtió en mayo del riesgo de que la búsqueda imparable de rentabilidad por parte de los inversores abriera la posibilidad también a que se deshagan posiciones de forma “profunda y desordenada”. Pero su discurso ha seguido alimentando las compras. “Es de sentido común no ponerse en contra de los mensajes de los bancos centrales”, resume Javier Guzmán, responsable de deuda soberana de Société Générale. Y esta advertencia incluye también al otro gran factor que mueve el mercado de deuda global, la política de la Reserva Federal. “El mayor riesgo es que la subida de tipos en EE UU se produzca antes de lo previsto”, explica Rosa Duce, economista jefe del centro de inversiones de Deutsche Bank en España. Es decir, antes de junio de 2015.
P ¿Cómo puede afectar el alza de tipos en EE UU a la deuda europea?
R La política del BCE está suponiendo un fuerte anclaje para la deuda soberana europea, hasta el punto de llegar a poner en duda el efecto contagio que un alza de tipos de EE UU –y el consiguiente aumento de rentabilidades de su deuda, en especial a más largo plazo– tendrían sobre la deuda soberana europea de mayor calidad. Citi aún ve un recorrido para el bund este año hasta el 0,7% y la firma japonesa Mizuho Internacional ve un suelo en el 0,5%. “En la deuda europea a corto plazo no habría efecto, pero en los plazos largos el riesgo de contagio desde EE UU sí es mayor”, afirma Duce, que apunta que el bono español podría subir en el plazo de un año al 2,8%, con la correspondiente caída de su precio.
¿Qué opciones le quedan entonces al inversor en deuda pública?
Los expertos aconsejan desde hace meses reducir exposición a la deuda a más largo plazo, aunque la abundancia de liquidez en el mercado y los prometedores mensajes de apoyo de Draghi siguen dejando un leve margen de rentabilidad. “En la deuda española a tres y cinco años aún quedaría margen de ganancia al menos hasta fin de año”, añaden en Deutsche Bank.
Los plazos medios es donde podría concentrarse la expectativa de ganancia en la deuda, a falta de conocer los plazos concretos sobre los que actuaría el posible plan de compra de bonos del BCE y que los expertos calculan entre los tres y cinco años. La deuda a largo entraña el riesgo de recoger el impacto del alza de tipos de EE UU, que marcaría el punto de inflexión para la caída de precios. En los plazos más cortos, no existe ese riesgo de depreciación de la cartera, pero la rentabilidad por el pago de cupón es muy baja. Del 0,216% en el bono español a dos años y de tan solo el 0,174% en letras a un año. Además, pronto podría llegar el momento en que a la banca deje de compensarle adquirir deuda a corto a tipos negativos en la que posar su liquidez con tal de no pagar el 0,1% que pide el BCE por la liquidez en depósito. Aun así, y pese a que los actuales niveles lleven a revisar algunas estrategias, los expertos tampoco prevén un terremoto para la deuda. “Draghi nunca defrauda”, resume Duce.