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Bruselas quiere comprobar si Renzi y Hollande cumplen sus promesas

La UE ofrece más tiempo para ajustar las cuentas a cambio de reformas

JW015 BRUSELAS (BÉLGICA) 07/07/2014.- El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi (i), y el presidente del Eurogrupo y ministro neerlandés de Economía y Hacienda, Jeroen Dijsselbloem (d), antes de la reunión del Eurogrupo previa al Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea (Ecofin), en Bruselas (Bélgica), hoy, lunes 7 de julio de 2014. Italia comienza su mandato de seis meses en la presidencia del Consejo de la Unión Europea. EFE/Julien Warnand
JW015 BRUSELAS (BÉLGICA) 07/07/2014.- El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi (i), y el presidente del Eurogrupo y ministro neerlandés de Economía y Hacienda, Jeroen Dijsselbloem (d), antes de la reunión del Eurogrupo previa al Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea (Ecofin), en Bruselas (Bélgica), hoy, lunes 7 de julio de 2014. Italia comienza su mandato de seis meses en la presidencia del Consejo de la Unión Europea. EFE/Julien WarnandEFE

Flexibilidad en los plazos para ajustar las cuentas públicas a cambio de reformas que reduzcan de manera permanente el gasto público y agilicen el mercado laboral. Esos son los términos del acuerdo que ha empezado a emerger en el seno del Eurogrupo (ministros de Economía de los países de la zona euro) entre los partidarios de mantener la disciplina presupuestaria y los que consideran que debe darse prioridad al crecimiento.

Las dos partes avanzan hacia un consenso que deberá traducirse en los presupuestos de 2015 y 2016, que unos y otros quieren aprovechar para apuntalar la incipiente y frágil recuperación económica. Pero el acuerdo no es definitivo ni incondicional porque el compromiso reformista de algunos países, en particular Francia e Italia, provoca desconfianza en el resto del club.

París parece incapaz de cumplir sus objetivos de déficit y Roma, cuyo déficit está por debajo del 3%, precisa tolerancia con su abultadísima deuda pública (132,6% del PIB), cuya reducción reclama Bruselas.

“Las reformas pueden servir para comprar más tiempo [en el calendario de ajuste]”, ofreció el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, antes de comenzar la reunión mensual de los ministros, celebrada hoy lunes en Bruselas. “Pero deben ser reformas reales”, añadió Dijsselbloem, “que se apliquen por adelantado y que tengan un impacto tangible en el presupuesto”.

El comisario europeo de Economía en funciones, el estonio Siim Kallas, fue mucho más tajante y claro, como suele ser habitual. “Primero reformas y después, flexibilidad”, señaló Kallas, que ocupará la cartera hasta que sea nombrado el nuevo comisario, el ex primer ministro finlandés Jyrky Katainen.

Ni Dijsselbloem ni Kallas señalaron hacia ningún país en concreto, pero el principal destinatario del mensaje es el Gobierno de Matteo Renzi, que reclama cierto margen en la política presupuestaria para poder estimular la inversión con fondos públicos.

Renzi ha prometido un amplio programa de reformas para modernizar la economía italiana, pero Bruselas no se fía. “Mario Monti y Enrico Letta anunciaron lo mismo”, señalan fuentes de la Comisión. El diario italiano Corriere della Sera cifraba hoy en 812 las medidas que todavía deben aprobarse para que sean efectivas las reformas aprobados por los tres últimos Ejecutivos italianos. El atasco es de tal magnitud que Renzi ya habla de “reformar la reforma”, en alusión a la simplificación de los procedimientos administrativos y legislativos. “Queremos reformas hechas, no anunciadas”, remató Dijsselbloem.

Inversión

Bruselas se muestra aun más reticente respecto a la posibilidad de excluir ciertas inversiones del cómputo del déficit, posibilidad sugerida por Roma. Aunque esa posibilidad existe, el comisario Kallas subrayó que “no hay gastos buenos y malos y no hay deuda buena y mala: deuda es deuda”. El debate, sin embargo, sigue abierto y mañana martes continuará en el seno del Ecofin (consejo de ministros de Economía y Finanzas de la UE).

La zona euro también quiere reducir la carga fiscal sobre el trabajo, pues la considera “excesiva”. En ese marco, el ministro español de Economía, Luis de Guindos, explicó a sus colegas la tarifa plana de 100 euros de cotización a la Seguridad Social introducida en España para algunos contratos.

España, sin embargo, no ha seguido la recomendación de la UE de financiar esa rebaja con incrementos del IVA o de impuestos a la propiedad. A otros 10 países se les ha pedido lo mismo, también con escaso resultado.

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