Descubra el Amazonas en el centro del planeta
La selva más grande del mundo esconde entre sus paisajes leyendas, misterio y encanto. Un viaje al corazón del oriente ecuatoriano.
Los ancianos que habitan en la selva del Amazonas cuentan que hace miles de años Etsa, la diosa del Sol, liberó a miles de pájaros de las garras del Iwia, el diablo. Desde ese momento, el color y la vida se han apoderado de los paisajes del oriente ecuatoriano, la región más apartada del país que está en el centro del mundo.
Esta lejanía de los centros urbanos lo ha convertido en un lugar lleno de leyendas, tranquilidad y, sobre todo, misterio. El verdor de las copas de los árboles, que en ciertos casos superan los 50 metros, contrasta con el cielo azul y el claroscuro de las aguas de sus caudalosos ríos o el turquesa de sus lagunas.
La Amazonia se muestra tal y como es, no oculta nada y el turista atento puede llegar a descubrir entre ese mosaico de colores y vegetación una abundante fauna con cientos de aves que surcan los cielos o animales salvajes como tigres, caimanes o delfines rosados que están en su hábitat natural.
Este lugar mágico se extiende sobre un área de 120.000 kilómetros cuadrados en los que prevalece la exuberante vegetación propia de los bosques húmedo-tropicales y un clima agradable todo el año. Las temperaturas oscilan entre los 190 y 400 y el clima es húmedo, por lo que las lluvias son una probabilidad en cualquier estación.
Desde Quito los turistas pueden llegar a la zona por carretera o avión
La selva ecuatoriana forma parte de la gran llanura amazónica que se extiende también por los territorios de Brasil, Perú y Colombia. Sin embargo, la cercanía, en el caso de Ecuador, a la cordillera de los Andes le brinda características únicas en el mundo.
Para quienes se animen a descubrir este tesoro en su estado natural, la aventura será larga y emocionante. Un vuelo directo de Madrid a Quito dura aproximadamente 13 horas y es ofertado por las principales aerolíneas europeas y estadounidenses con costes que varían entre los 1.200 y 1.500 euros.
Desde la capital ecuatoriana hay dos formas de llegar a la región amazónica. La mayor aerolínea pública del país, Tame, ofrece vuelos diarios a las principales ciudades del oriente, a un precio promedio de 80 euros. La duración del vuelo no supera la hora.
Otra forma de movilizarse es por tierra. En los últimos años, el Gobierno ha invertido grandes sumas de dinero en mejorar las carreteras del país, así que el viaje será cómodo. Si escoge esta última opción podrá descubrir, además, los paisajes de la sierra andina y admirar de cerca los valles, montañas y pintorescos pueblos que habitan alrededor de la vía.
Desde Quito, atravesar los Andes hasta llegar a la selva le tomará cinco horas. Empresas especializadas en turismo ofrecen paquetes completos que incluyen traslados, alojamiento, alimentación y actividades recreativas. Los precios varían dependiendo de la parte del Amazonas que se desee visitar, pero bordean los 100 euros por día.
Existen sitios del oriente ecuatoriano que son promocionados por las mejores agencias de turismo del mundo, ya sea por la biodiversidad de flora y fauna que existe dentro de su territorio o por los atardeceres de ensueño.
El Yasuní concentra más especies de animales por hectárea que toda Europa junta
El Parque Nacional Yasuní, ubicado en el centro de la región, es uno de esos destinos cotizados. Es considerado el corazón del bosque húmedo tropical amazónico; su encanto radica en ser una de las zonas con mayor biodiversidad de la Tierra: estudios señalan que en una hectárea de este bosque habitan más animales que en toda Europa.
De hecho, el turista que camina entre la maleza podrá descubrir, si es muy observador, algunos de los cientos de especies que conviven en tan complejo ecosistema. Según los registros, posee alrededor de 598 especies de aves, 150 especies de anfibios, 121 de reptiles y 204 de mamíferos, mientras que en flora se han identificado 2.113 especies, aunque se estima que existirían alrededor de 3.100.
También se encuentran las lagunas de Tambococha, Jatuncocha y Añangu, donde la tranquilidad de sus inquietantes aguas turquesas y el atardecer invita a los visitantes a relajarse y disfrutar del silencio. Debido a su encanto y cercanía a una zona donde habitan pueblos en aislamiento voluntario, los huaorani, el parque fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1989.
Otro lugar lleno de magia y misterio que es un punto de visita obligatorio es la reserva del Cuyabeno, al norte de la Amazonia. En este sitio con 13 lagunas, ríos y un bosque tropical, el agua ha reemplazado al suelo firme y la canoa se ha convertido en el único medio de transporte entre la frondosa vegetación. Su árbol más representativo es el guarango de agua, que crece en los canales.
La Laguna Grande es la que ocupa mayor superficie y desde ella se puede llegar a otras más pequeñas a través de un viaje por las aguas tranquilas que de vez en cuando agitan los caimanes que habitan en ellas. Navegar por este mágico territorio, desde sus lagunas o sus ríos, es, sin duda, una experiencia inolvidable.
Una actividad que despierta especial interés entre los turistas se desarrolla en la laguna de Limoncocha y el protagonista es una criatura del reino animal de casi siete metros de largo. Se trata del caimán negro, que es fotografiado por los visitantes que aguardan en pequeñas lanchas a que el rey de la laguna emerja de las aguas.
Esta vasta selva amazónica atesora lagunas, cascadas, pantanos y ríos de atractivos únicos. No obstante, el turista debe tener especial cuidado al visitar la selva: la falta de cobertura de la red móvil en ciertos puntos lo puede dejar incomunicado, por lo que es indispensable contar con el respaldo de un guía nativo.
El turista que decida embarcarse en esta aventura tiene que dejar de lado la idea de hospedarse en grandes cadenas hoteleras. El tipo de alojamiento imperante en esta región es el de los denominados ecolodges, que en su mayoría son gestionados por personas que viven en el lugar. Así, de paso, se impulsa el turismo comunitario.
La ventaja de los lodges es que permiten convivir con la naturaleza disfrutando de todas las comodidades de un hotel de cinco estrellas. Son estructuras amigables con el medio ambiente, de arquitectura sostenible y que utilizan recursos renovables.
Desde estos espacios enquistados en la selva conocerá la milenaria cultura local, podrá escuchar el sonido de las copas de los arboles acariciadas por el viento o el canto de los insectos que por las noches ofrecen un verdadero concierto. También podrá disfrutar de una copa de vino o de un café recién molido.
Sin darse cuenta, al final de la visita terminará fascinado por los atardeceres a las orillas de los ríos o lagos, el verdor de los paisajes, la naturaleza salvaje y las leyendas que aún cuentan los abuelos.
Atravesar el río montado en una tarabita
Los caudalosos ríos que nacen en los nevados, las tranquilas lagunas de agua azul que permanecen casi inmutables y el relieve irregular de la frondosa selva ofrecen a los turistas múltiples posibilidades de diversión.
Aquellos que gustan de los deportes extremos pueden optar por practicar canotaje o kayak. También es posible atravesar los torrentosos ríos en tarabita (una especie de teleférico primitivo).
Para los exploradores, las opciones van desde caminatas guiadas hasta trekking al interior de la selva. Ahí descubrirá algún que otro secreto y, si desea, podrá hacer camping. Para estas actividades contará siempre con la ayuda de un habitante de la zona.
Monos y anacondas en su hábitat natural
La variedad de macro y microhábitats de la región amazónica es asombrosa y permite descubrir especies únicas en el mundo. Basta con dar un corto paseo por la selva para observar los monos saltando de rama en rama, las mariposas de miles de colores e incluso mamíferos como los osos perezosos.
En los bosques inundados, en cambio, podemos encontrar desde manatíes y caimanes negros hasta anacondas, nutrias o delfines rosados, una especie en peligro de extinción.
Las aves son el grupo más fácil de contemplar en el horizonte. En época de invierno hay una gran cantidad de loros, guacamayos y monos que aprovechan la abundante comida.
Guía para el viajero
Qué llevar. Es necesario llevar ropa impermeable, botas de caucho, protector solar, repelente contra insectos, ropa ligera, linterna, gafas de sol y binoculares. Es importante, además, estar vacunados contra la fiebre amarilla y el tétanos, debido a la presencia de varios tipos de insectos en la zona.
Dónde dormir. En la selva, la tendencia en hospedaje apunta hacia los lodge amazónicos, que ofrecen un contacto cercano con la naturaleza. Destacan entre ellos el Napo Wildlife Center, Sani Lodge, Kapawi Ecolodge, Sacha Lodge y el Yachana Lodge.
Dónde comer. Es recomendable consumir los alimentos en lugares con buenas condiciones sanitarias. Uno de los platos insignia de la zona es el maito de carachama, que es un pescado de río envuelto en hojas de bijao (planta) y que se sirve acompañado de yuca cocinada.