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El impacto de la rehabilitación en el precio de los inmuebles

Cómo incrementar el valor de su casa un 25%

Raquel Díaz Guijarro

La ubicación y el barrio son lo único que usted no puede cambiar de esa casa que ha visto recientemente y empieza a imaginarse como suya. Sin embargo, todo lo demás puede transformarlo, si así lo desea, hasta el punto de hacer que su valor de mercado se incremente al menos un 25%. Esta es la conclusión a la que llegan expertos del mercado de rehabilitación consultados por CincoDías después de que esté a punto de cumplirse el primer año desde que en junio pasado comenzara a exigirse el certificado energético a todas las casas que se vendan o alquilen en España.

Desde el sector de los agentes inmobiliarios reconocen que los nuevos compradores e inquilinos son cada vez más exigentes y aunque el equipamiento y la localización de la vivienda continúan siendo, junto con el precio, los factores más decisivos, “el estado de conservación del edificio, sus prestaciones térmicas y los datos relativos al consumo energético también comienzan a ser muy valorados”, señala un comercial de una importante inmobiliaria.

Tinsa Certify inició en 2013 un acuerdo de colaboración con ANERR, que es la Asociación Nacional de Empresas de Rehabilitación y Reforma, con el objetivo de apoyar las actuaciones rehabilitación de edificios que estuvieran sobre todo encaminadas a incrementar su valor y optimizar su eficiencia energética.

Aspectos a cuidar en una vivienda


Fachadas: La elección de los materiales y el aislamiento determinan la eficiencia energética del inmueble.

Instalación térmica: Dependiendo del espacio a calentar o refrigerar, existen muchos sistemas que ahorran hasta un 40% de energía.

Electricidad: Los sistemas de detección de presencia bajan la factura.

Control consumo: La domótica ayuda a regular el encendido y apagado, por lo que genera menos gasto.

Entre sus primeras actuaciones, destaca el proyecto llevado a cabo en un edificio compuesto por dos viviendas y un local comercial situado en la calle Doctor Juan Bravo, 19 del barrio madrileño de Fuencarral en Madrid. La nota que obtuvo este inmueble en la evaluación que se llevó a cabo para la obtención del certificado energético no pudo ser peor, ya que fue calificado con una G (la más baja posible), por lo que registraba un volumen de emisiones de 79 kilos de CO2 por metro cuadrado y año.

Estado del parque

El reto era reducir ese gasto hasta conseguir lo que los técnicos denominan un edificio de consumo de energía prácticamente nulo (5,75 kilos de CO2), los únicos que hoy por hoy obtienen la calificación A, la mejor de todas. Y después de una rehabilitación integral se logró.

Lo primero fue evaluar la orientación del edificio, que siempre es clave a la hora de hablar de consumo energético. Después de ese estudio, a la fachada oeste se le decidió incorporar un nuevo aislamiento, mientras en el lateral norte se optó por convertirlo en una fachada ventilada, lo que mejoró las prestaciones térmicas de todo el inmueble, según explican fuentes del proyecto. Además, se aislaron los forjados y la cubierta, se impermeabilizaron los huecos de ventanas y puertas y se sustituyó toda la carpintería exterior con su acristalamiento. Los técnicos optaron por añadir protecciones solares, persianas y toldos, así como por reducir las infiltraciones, mejorando de esa manera la estanqueidad del edificio con bandas y sellantes entre la fachada y la carpintería.

En cuanto a las instalaciones térmicas, se sustituyeron los viejos equipos de calefacción y aire acondicionado convencionales por nuevas calderas de condensación con radiadores de baja temperatura, bomba aerotérmica, suelo y techo radiante, así como bombas de calor, placas solares fotovoltaicas para autogeneración eléctrica y solares térmicas para el agua caliente sanitaria.

En materia de electricidad, se cambió toda la instalación, a la que se añadieron sistemas de detección de presencia y regulación de la iluminación, así como tubos allí donde no llega la luz natural. En el garaje, se instaló un punto de carga para coches eléctricos y se sustituyeron todos los viejos aparatos sanitarios para lograr también una reducción en el consumo de agua.

Como colofón a todo ello, las dos viviendas que componen el inmueble se equiparon con una instalación domótica que permite, entre otras cosas, encender la calefacción cuando realmente se necesita, lo que revierte en importantes ahorros en la factura. Gracias a ello, se obtuvo un certificado energético A y las dos casas, valoradas en 245.376 euros a comienzos de las obras en febrero de 2013, ahora se han tasado en unos 306.720 euros, un 25% más un año más tarde.

Además de un mayor precio si se venden, con la rehabilitación integral, que fuentes del proyecto estiman que ha costado entre 15.000 y 21.000 euros por vivienda, se obtiene una mayor confortabilidad del piso. El Ministerio de Fomento calcula que el 58% del parque inmobiliario es anterior a 1980 y seis millones de casas tienen más de 55 años de antigüedad, todo un reto por delante.

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Sobre la firma

Raquel Díaz Guijarro
Es jefa de Empresas en Cinco Días. Especializada en economía (inmobiliario e infraestructuras). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Cinco Días. Previamente trabajó en Antena 3 Radio, El Boletín, El Economista y fue directora de Comunicación de Adif de 2018 a 2022. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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