Mujeres al frente
Aún son minoría en las escuelas de negocios y en los consejos. Dos directivas ahondan en los motivos y las posibles soluciones.
La lista circula desde hace un año con 8.000 nombres. Todos son de mujeres, directivas y profesionales cuyos currículos están a disposición de las empresas que quieran incrementar la presencia femenina entre sus mandos. El proyecto partió de distintas escuelas de negocio europeas y cuenta con el respaldo de la Comisión Europea para intentar desmontar el viejo argumento de que ellas no están preparadas para liderar empresas, que llevar el mando es cosa de hombres.
Los tabúes y las etiquetas van cayendo con el paso de los años, pero algunas cifras aún se resisten: la presencia de mujeres en los consejos de administración solo llega al 14%, pero la exigencia de triplicar esa cifra está a la vuelta de la esquina. La Comisión Europea exige que al menos el 40% de los consejeros sean mujeres en 2020. Ellas son mayoría en las universidades, y la buena noticia es que comienzan a tener más peso en las aulas de las escuelas de negocio, donde ocupan casi uno de cada tres asientos. Dos de las principales de España rozan la media del 30%. El Instituto Empresa mantiene una presencia femenina en los MBA (Master in Business Administration, Maestría en Administración de Negocios) cercana al 28%. En la escuela de negocios Esade, el porcentaje casi se ha triplicado en la última década, del 14% al 34%.
Hace seis meses se puso en marcha el programa Promociona, destinado a favorecer el ascenso de las mujeres a la alta dirección, promovido por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la patronal española CEOE y la Embajada de Noruega. Participan 40 directivas españolas, principalmente licenciadas en Económicas y Empresariales, en Derecho y en distintas ingenierías. El programa les ha permitido reunirse, debatir su futuro y el de sus empresas, y afianzar sus propias redes de trabajo y de contactos.
Torres: “Tenemos menos confianza en nosotras mismas que los hombres”
“Hemos revisado nuevas tendencias en tema de gestión y nos hemos centrado en aspectos característicos de la mujer”, explica una de las participantes del foro, la directiva Nerea Torres. Esta madrileña, nacida en 1972, lleva más de una década ocupando puestos de responsabilidad en Siemens. Desde octubre de 2013 es consejera delegada de Siemens Postal y Parcel & Airport Logistic, y preside el Consejo de Administración. Reconoce los pros de esa forma de hacer en femenino. “Las mujeres somos más participativas y más democráticas”, considera. Pero también admite uno de los principales contras que resaltan uno tras otro los estudios e informes sobre liderazgo de las mujeres: “Tenemos menos confianza en nosotras mismas”.
Sentada en la sala de reuniones de su empresa, en el municipio madrileño de Tres Cantos, Nerea Torres reflexiona sobre todos esos aspectos. A sus espaldas trabaja su equipo, formado por tres hombres y dos mujeres. Torres ahonda en esa falta de confianza. “Tenemos que creérnoslo, no debemos pensar que estamos en un puesto por casualidad. Somos muy trabajadoras y aportamos un punto de creatividad que ayuda”, sostiene.
Su jornada supera con creces las ocho horas de trabajo y comparte el cuidado de su hijo de dos años y medio con su marido, que también es directivo. Para encajar su vida familiar con la laboral, aplica la misma norma en casa y en el trabajo: “Mi negocio es de logística y soy una mujer de logística en casa y fuera”.
Tiene todo un listado de códigos masculinos que siguen vigentes: “El código del fútbol, del golf, del pádel, de la caza…”, enumera. Una encuesta reciente, publicada a principios de abril por la escuela de negocios ESCP Europe, destaca cómo las mujeres perciben que en las empresas aún imperan esos códigos masculinos. El 83% de las directivas encuestadas consideraron que la tendencia de los hombres es promocionarse solo entre ellos para ascender a un nuevo puesto, aunque el 85% admitieron también que a ellas les falta empuje personal y profesional a la hora de luchar por un puesto. Para Nerea Torres, esos códigos ya no son insalvables. “Hay que hacer pequeños sacrificios. Una amiga empezó con el fútbol y ahora es una auténtica forofa”, añade.
“Uno de mis grandes dones es olvidar las cosas malas”, señala al teléfono desde el otro lado del Atlántico Laura González-Molero, presidenta de Merck Latinoamérica y graduada de IE Business School. Esta gallega de 49 años lleva la mitad de su vida en el mundo empresarial. Ha pasado por cinco compañías diferentes, como Roche, Guerbet y Serono. “Claro que he soportado obstáculos y problemas, pero he intentado focalizarlos como si no fuera una cuestión de género, concentrándome en que si algo no salió es que no era para mí”. González-Molero, la primera mujer que recibió el premio Ejecutivo del Año de la Cámara de Comercio de Madrid, gestiona desde su despacho de São Paulo las oportunidades de negocio de su compañía, con viajes semanales a destinos que abarcan desde la Patagonia hasta México. Igual que su colega de Siemens, Laura González gestiona de una vez el trabajo y la vida personal. Casada en segundas nupcias, vive con su marido y los tres hijos del primer matrimonio de este. “Solo tengo una agenda en la que incluyo todo. Si no tienes equilibrio personal, no puedes ser un buen profesional”, explica.
Ha estudiado en escuelas de negocio de distintas partes del mundo e hizo un curso de liderazgo femenino en la Universidad de Harvard. “Me ayudaron a reflexionar sobre cuestiones lógicas a las que no le prestas la suficiente atención: cómo presentarnos ante el mundo o dar visibilidad a nuestros puntos fuertes”. Hay una cuestión que copiaría claramente de sus colegas varones: “Tienen más autoestima y se sienten ganadores. Nosotras deberíamos convencernos de lo mismo”.