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Eurojubilados en Suiza

Entre los acuerdos de la UE con Suiza puestos en cuestión por el referéndum del domingo figura uno muy curioso: el que beneficia a un puñado de eurócratas que han decidido disfrutar su jubilación en el país helvético, y para los que Bruselas tuvo la gentileza de negociar un arreglo que eximiese sus pensiones de doble imposición.

El acuerdo, según Suiza, solo beneficia a unos 50 eurojubilados (antiguos funcionarios del Parlamento Europeo, la Comisión Europea, el Consejo de la Unión y el Tribunal de Justicia). Se firmó en 2004 para evitar que esos pensionistas pagaran impuestos dos veces, en la UE y en su lugar de residencia, Suiza.

En principio, ese singular acuerdo podría seguir en vigor, incluso si Bruselas y Berna deciden guillotinar los tratados bilaterales sobre libre circulación de personas, de productos o de acceso a los concursos públicos.

Pero tal vez resultaría difícil justificar su continuidad en un país en el que, según la iniciativa popular contra la inmigración en masa aprobada en el referéndum del domingo, no solo se pondrán cuotas al número de trabajadores europeos (que ahora ya están en vigor) sino que, además, se limitará el número de trabajadores transfronterizos (los que residen en Alemania, Francia o Italia y trabajan en Suiza) y se restringirá el derecho de los residentes europeos a invocar el reagrupamiento familiar.

"La pelota está en el campo suizo", ha señalado hoy la Comisión Europea. "Corresponde a ellos delimitar las consecuencias del referéndum, pero está claro que para nosotros el derecho a la libre circulación es sagrado y que iniciativas como la aprobada ayer pueden afectar a otros tratados".

A priori, la rescisión del acuerdo sobre libre circulación de personas conllevaría la anulación simultánea de otros cinco acuerdos (sobre barreras técnicas comerciales, acceso a mercados públicos, agricultura, transporte terrestre y a aviación civil) suscritos en 1999 y aprobados un años después en referéndum (con el voto a favor del 67,2%).

La segunda batería de acuerdos (en el que figura el de las pensiones, y que incluye otros sobre fronteras y fiscalidad del ahorro) podrían seguir en vigor, pues está prevista su aplicación al margen del resto.

Veremos cómo se resuelve. Pero a primera vista, parece claro que Suiza tiene mucho más que perder que la UE después de que los suizos aprobaran por una escasísima diferencia (19.500 votos o el 0,67% de las papeletas) la iniciativa popular "para frenar la inmigración en masa".

Según los datos de Berna, dos tercios de las exportaciones suizas van al mercado de la UE, de donde recibe el 80% de sus importaciones. La mitad de inversión extranjera en la Confederación helvética también procede de la UE.

Y aunque es cierto que casi 900.000 europeos trabajan en Suiza, incluidos unos 180.000 que entran cada día a trabajar, también es cierto que hay casi 400.000 suizos en el resto de países europeos. Puestos a sacrificar, parece que Bruselas incluso podría permitirse renunciar al acuerdo que protege a sus pensionistas.

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