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La Bolsa europea salva el arranque de año con el apoyo de Wall Street pese a la debilidad del euro

La divisa europea cae por debajo de los 1,03 dólares. El Ibex esquiva las caídas y se anota un 0,71%, amarrando los 11.600 puntos

Vista de la Bolsa de Madrid.
Vista de la Bolsa de Madrid.Altea Tejido (EFE)

Jornada de idas y venidas. Los mercados han regresado a la actividad después del parón navideño, pero a medio gas. Los bajos volúmenes de negociación favorecen las oscilaciones de una renta variable que en 2024 volvió a brillar con luz propia. En la primera sesión del año el Ibex ha dado buena muestra de ello. El selectivo español, que en niveles intradía pasó de subir un 0,52% a caer un 1,2%, ha concluido la primera sesión de año con un avance del 0,71%. La Bolsa española ha escapado a las pérdidas y ha logrado amarrar los 11.600 puntos en el peor arranque del año desde 2022.

Uno de los activos que más movimiento ha experimentado en el inicio de año es el euro. La divisa comunitaria sigue la tendencia bajista que impera desde septiembre y se sitúa ya por debajo de los 1,03 dólares. La caída del euro refleja las preocupaciones sobre el crecimiento europeo y la divergencia de política monetaria con EE UU. Existe la preocupación de las economías orientadas a la exportación se vean afectadas por los aranceles estadounidenses y la expectativa de que el BCE recorte las tasas de forma más agresiva. Día a día son más las voces que apuntan a la paridad del euro y el dólar o que incluso ven a la divisa comunitaria por debajo de ese nivel.

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La apertura alcista de Wall Street ha contribuido a que la renta variable europea aparcara las pérdidas. En una jornada en la que el sector bancario ha corregido un 0,35% (en niveles intradía las caídas superaban el 2,5%), las entidades españolas no han escapado a la tendencia. La expectativa de que el BCE se vea obligado a acelerar el ritmo de rebaja de tipos para evitar un deterioro mayor de la economía ha sido la excusa perfecta para acelerar la toma de beneficios en un sector que en 2024 vivió su mejor año desde 2010. BBVA ha inaugurado el año con un recorte del 1,63%, caída que alcanza el 1,38% en Santander. Por su parte, Unicaja ha cedido un 1,26%; Sabadell, un 0,88%; Bankinter, un 0,94% y CaixaBank, un 0,69%.

La cotizada estrella de 2024 en la Bolsa española logra escapar a los números rojos. IAG araña un 0,58% a pesar del repunte de los precios del crudo. El Brent continúa por debajo de los 80 dólares, pero las promesas de que las autoridades chinas podrían tomar medidas para impulsar el crecimiento bastaron para el que crudo pusiera rumbo a su mejor sesión en un mes con un alza del 2%. La subida del oro negro se vio acompasada durante gran parte de la jornada por el repunte del gas. El 1 de enero expiró el contrato de suministro ruso a la Unión Europea a través de Ucrania. La medida era de sobra conocida, pero coincide con una notable caída de las temperaturas en el Viejo Continente.

Los inversores aprovecharon el aumento de los precios energéticos para tomar posiciones en las renovables, las cotizadas con peor desempeño en 2024. Solaria y Acciona Energía se anotaron un 6% y un 5,22%, respectivamente seguidas de cerca por Grifols. A las puertas de que se cumpla un año de las acusaciones de falseamiento de cuentas vertidas por Gotham, la compañía de hemoderivados inaugura el ejercicio con un alza del 3,57%.

El comportamiento de la Bolsa española ha seguido la estela del resto de índices europeos. La debilidad de la economía china amenazaba con que la renta variable encajara su peor inicio de año desde 2016. Pero a la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos, el tirón de las grandes tecnológicas estadounidenses ha vuelto a ser el bálsamo que necesitaban los inversores. El Dax alemán ha estrenado el año con unas ganancias de 0,58%, mientras el Mib italiano se ha anotado un 0,55%, el Euros Stoxx 50 ha subido un 0,45% y el FTSE británico ha avanzado un 1%.

El Cac francés, el peor índice de 2024, ha esquivado las pérdidas por la mínima y ha repuntado un 0,18%. La fragmentación política y la incapacidad de sacar adelante unos presupuestos que ayuden a enderezar las finanzas públicas complican la remontada. Desde que en junio Emmanuel Macron adelantara las elecciones legislativas los inversores han seguido vendiendo activos franceses. Los expertos esperan que esta tendencia siga su curso a la espera de que el Ejecutivo tome las medidas pertinentes para reducir el déficit y rebajar la ratio de deuda sobre PIB en un contexto en el que la debilidad económica es una de las grandes amenazas. A pesar de la apertura alcista, a medida que avanzaba la jornada, Wall Street se iba tiñendo de rojo, con pérdidas que llegaron a alcanzar el 0,7%, pero que después moderaron al entorno del 0,3% en el caso del S&P 500.

Las ganancias suelen ser la tendencia imperante de las primeras jornadas del año, un periodo en el que los gestores aprovechan la elevada liquidez para tomar posiciones en Bolsa y deuda e ir construyendo sus carteras con la vista puesta en el medio plazo. El aparente optimismo de la primera jornada en Europa no significa que las dudas se hayan despejado. Juan José Fernández-Figares, director de inversiones de Link Gestión señala que factores ya conocidos como el débil crecimiento económico, la inflación y la política monetaria hay que sumar el impacto de las medidas de la nueva administración estadounidense. “La implantación generalizada de tarifas a las importaciones estadounidenses, la masiva desregularización y las bajadas de impuestos a empresas y particulares, factores pueden terminar condicionando, para bien y para mal, el comportamiento de las bolsas a ambos lados del Atlántico”, destaca el experto.

La aparente confianza de los inversores en la Bolsa europea contrasta con el escepticismo que despierta la renta variable china. El CSI 300 bajó un 2,9% y el Hang Seng, un 2,18%, el peor inicio de año desde 2016. Como sucedió hace nueve años, un débil dato de actividad sugiere que la economía del gigante asiático sigue siendo débil. El PMI manufacturero cerró el año en los 50,5 puntos, por debajo de los 51,5 puntos registrados en noviembre e inferior a las expectativas que manejaban los analistas. La cautela que muestran los inversores se produce después de que Pekín haya dado señales claras de estímulo. “El impulso de China sigue siendo bastante frágil y se necesitarán más esfuerzos por parte de las autoridades para cambiar la percepción sobre los peligros desinflacionistas a medio plazo”, señala a Bloomberg Homin Lee, estratega macroeconómico de Lombard Odier. Desde septiembre Pekín ha ido aplicando medidas para insuflar confianza a los mercados y alentar la recuperación. Después de que las autoridades prometieran un aumento del gasto público en 2025 los inversores tienen puesta la mirada en el congreso anual que se celebrará en marzo. Esto adquiere una importancia mayor ante las amenazas de Donald Trump de imponer aranceles más altos.

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