La gastronomía engancha a los emprendedores
Comenzó en el sector de la moda, pero pronto vio, tras montar un canal de televisión online de tendencias urbanas, un nicho de mercado en otro sector, en el de la gastronomía. Y así fue como Xavier Güell, de 31 años, montó hace dos años Sibarit.us, una plataforma centrada en dar visibilidad a los pequeños productores y a dar forma a un negocio innovador con las Mystery box, una serie de cajas misteriosas con productos culinarios en su interior.
Pero el gran golpe lo ha dado al involucrar a siete grandes cocineros, entre ellos Ferran Adrià, los hermanos Roca, Quique Dacosta, Andoni Luis Aduriz o David Muñoz, para que prepararan su particular Chef box. En breve presentará la del chef malagueño Dani García. “Cuando emprendes lo más fácil es perder el foco, y es importante centrarse en lo que quieres hacer”, aseguró Güell, en la presentación de su modelo de negocio en el Primer Foro Internacional de Emprendedores del sector de la Alimentación, que se clausura mañana martes en el Basque Culinary Center de San Sebastián.
Para este empresario, la gastronomía y todos los negocios que pivotan a su alrededor son atractivos por una razón: “Porque te enamoras de todos los productores por el mimo y el cuidado que le dedican a todo lo que hacen. Cuando te encuentras a un productor de cava preocupado porque las obras del AVE le estresaban las uvas, te das cuenta de la importancia que tiene el trabajo bien hecho”. Y asegura que es un sector que engancha, a pesar de la dificultad que entraña encontrar financiación, “pero hay un auge de los business angel y de los fondos de capital que hay que aprovechar”. Además cree que todo es rentable si se hace bien, si se controlan los costes y se gestionan los márgenes. “Internet es el mejor espacio para emprender”, afirma Güell
Quien le puso empeño hasta ver en los estantes de las grandes superficies sus mermeladas, cien por cien naturales y sin azúcares añadidos, fue el escocés Fraser Doherty, de 25 años. Comenzó a hacer este dulce en compañía de su abuela cuando tenía 17 años. Hoy su marca SuperJam se vende en 200 supermercados de todo el mundo. Veía claro el negocio. “Conseguí abrirme camino hasta llegar al jefe de compras de la cadena Waitrose, que me dejó diez minutos para explicarle mi proyecto. Me aconsejó que creara mi propia marca, que encontrara una fábrica, que presentara un modelo de negocio y que cuando tuviera todo eso, me volvería a recibir”. Doherty no cesó en el empeño. Se equivocó varias veces y comprendió lo importante que era transmitir bien el mensaje: en qué se diferenciaba su producto del resto. Hoy es todo un fenómeno en Reino Unido, organiza teaparties benéficos para personas mayores y en hospitales, meriendas que financia con la venta de libros de cocina y de management. Y de toda esta aventura, concluye que no “basta con tener un buen producto, si no tienes un buen embalaje y no sabes comunicar bien la historia”. Aconseja a todo emprendedor que se rodee de un buen mentor, con el que no se tenga ningún lazo sentimental, “mis padres me apoyaron pero no tenían respuestas a mis dudas, es importante alguien que sea crítico contigo”.
Antonio Muiños también comenzó su historia empresarial en 1998 en el sector de la alimentación, cultivando un tipo de setas, shiitake, en A Coruña. Hoy su empresa, Porto Muiños, exporta el 35% de su producción y tiene en el mercado 200 productos, fundamentalmente de algas. “Como la producción de setas era muy limitada en el tiempo, decidimos aprovechar la conservera para otros usos, y empezamos a acercarnos al mar, a las algas, a los erizos, a envasar productos del mar”. Era un sector en el que podía ser pionero. “Llegabas a un gran supermercado y nadie te buscaba un hueco en sus lineales porque se asociaba este producto con la cocina japonesa y no con la alimentación sana”. Por suerte comenzó a haber un gran discurso de las algas entre los grandes cocineros”. Se han aliado con las universidades para realizar trabajos de investigación y tienen un mundo todavía por explorar.
“La pasión por el queso marcó mi destino”
Tenía futuro como abogado, pero el queso le podía. “Para emprender un negocio tienes que ser primero un gran aficionado”. El mexicano Carlos Yescas, de 35 años, pretende ser la referencia mundial en quesos de su país. “De nada me servía tener la cabeza llena de recetas, sino lo ponía en práctica”. Y comenzó por ser formador. Creó Lactography, una empresa especializada en estos lácteos. Es asesor de queseros, además de vendedor y poco a poco fue diversificando ingresos. “En España no hay un solo afinador de quesos y ahí hay un nicho de mercado”. En su business plan se incluyen conceptos ligados a la responsabilidad social corporativa, como pagar la leche a los queseros a un precio justo, “le pagamos como si fueran abogados, además de educar a productores, consumidores y a los medios de comunicación”, explicó Yescas, que prefiere ir creciendo poco a poco. “En los negocios no se puede comenzar haciendo un sprint porque no se llega al final”.
Y es que la comida, así lo aseguró José Mari Aizega, director de Basque Culinary Center, ofrece muchas oportunidades de emprendimiento. En el txacoli ha encontrado Garikoitz Ríos su nicho, con la bodega Itsasmendi, que comenzó en los bajos de un caserío y hoy produce 300.000 botellas. “Cuando empecé no tenía dinero para montar el negocio pero comprendí que con colaboración de otros podía hacerlo”, afirmó Ríos.