La difícil vuelta al pago en efectivo de la banca
Poco importa que la gran banca española haya mejorado sus resultados en un 80% hasta el cierre del tercer trimestre, cifra que podría incluso mejorar de cara al final de año. Los accionistas notarán una mejora marginal en los dividendos que, tradicionalmente, abonaban las entidades una vez por trimestre. Los test de estrés europeos y la lupa del Banco de España van a seguir condicionando la retribución al accionista, que podría no fluir hasta bien entrado 2015. Y, aun en este caso, la era en que la banca repartía la mitad de sus beneficios en metálico ha quedado definitivamente atrás.
Este mes de junio el Banco de España prohibió a la banca distribuir más del 25% de los resultados de 2013 en dividendos en efectivo. Una decisión que constriñe los pagos al accionista hasta mediados del año que viene (cuando se paga el último dividendo a cuenta, o en su defecto el complementario). El sector ya había cerrado el grifo del dividendo por iniciativa propia. Pero antes del verano, e incluso después de conocer la orden de Linde, daba por hecho que el recorte de la retribución sería coyuntural. Pero no será así. Las grandes entidades querían volver a pagar dividendo en efectivo, y las medianas recuperar los pagos, pero todas han tenido que matizar sus planes.
Banco Popular es un ejemplo. No paga al accionista desde mediados de 2012, sugirió este año su intención de retomar los dividendos en 2014. Pero, al final, a finales de mes anunció un pago de 0,04 euros, sustancialmente menor al de otros ejercicios, y abonado bajo la fórmula del script dividend.
Banco Santander, que también apuntó allá por abril que volvería a pagar dividendo en efectivo en 2014, de momento solo ha anunciado que el primer dividendo del año, el de enero, volverá a ser en acciones. Y se guarda, de momento, de dar pistas a futuro.
Los condicionantes no son, de momento, legales. El Banco de España ha dicho que el año que viene el dividendo en efectivo solo se podrá distribuir con cargo al “exceso de capital principal respecto al mínimo legalmente exigido a 31 de diciembre de 2013”. Una obviedad, por otra parte: si los bancos tienen que cumplir un nivel mínimo de capital no tiene sentido alguno que paguen dividendos si no llegan a éste.
De momento, toda la gran banca cumple de sobra estos requerimientos. Pero tiene que pasar por los exámenes de calidad de activos del BCE y por los posteriores test de estrés. La banca española está “señalada” por su elevada morosidad, su dependencia del dinero del BCE y por sus elevadas tenencias de deuda pública. Tiene que salir bien en la foto, y pasar los test con relativa holgura si quiere dejar de estar en entredicho.
El supervisor del sector no descarta, así, seguir limitando los dividendos en efectivo en línea con la recomendación actual. Y, lo que quizá sea más importante, en su informe sobre España la troika repite hasta cuatro veces la recomendación de limitar los dividendos de la banca, y concreta que la medida de limitar el pay-out en metálico al 25% debería prolongarse.
Una decisión que chocaría con las declaraciones de, entre otros, Banco Sabadell, que aseguró en septiembre que su intención era “abonar con cargo al ejercicio 2014 un dividendo en efectivo equivalente al 50% del beneficio”.
BBVA, por su parte, ha optado por su propia vía: ha cancelado el tradicional dividendo en efectivo de enero (que en 2013 fue de 0,1 euros por acción) y elevado a 17 céntimos el pago del dividendo en acciones de abril (en 2013 fue de 0,12 euros). Eso sí, también comunicó su intención de limitar el pago de dividendos al 35%-40% del beneficio. Una cifra que está por encima de la recomendación que la troika aconseja prorrogar.
Algunos analistas también apuntan en esta misma dirección. Un informe de la casa de análisis Autonomous prevé que aún en 2015 los ratios de pay-out en efectivo sigan por debajo del 25% en toda los cuatro grandes, que ofrecerían una rentabilidad por dividendo del 2%.
Esta vía está resultando onerosa para el accionista. Pero la banca está ahorrando un buen dinero. Con datos de Bloomberg Banco Santander, por ejemplo, pasó de “gastar” 4.386 millones en dividendo en 2009 a solo 1.287 en 2012 (ejercicio en el que el beneficio apenas superó los 2.200 millones). Sabadell y Popular se dejaban 300 y 500 millones, aproximadamente, cada año en dividendos. De momento, los beneficios de la banca no están generando beneficios suficientes como para sostener estos pagos. Pero, además, las prioridades del sector van por otro lado.