Baterías para almacenar sol y viento
Almacenar energía renovable para aprovecharla cuando el clima no acompañe ya es técnicamente posible. Acciona y Endesa prueban un sistema de Saft basado en ion-litio
Las energías renovables no contaminan, son inagotables, reducen la dependencia exterior y crean cinco veces más empleo que las convencionales. Pero tienen un problema.
A diferencia del carbón, del petróleo e incluso del agua, las corrientes de aire y la luz del sol no se pueden guardar en tanques o embalses, por lo que no siempre se puede disponer de ellas.
De ahí que las compañías eléctricas estén cada vez más interesadas en desarrollar sistemas de almacenamiento de energía a gran escala que garanticen que el suministro no se interrumpirá cada vez que las condiciones de sol y viento no acompañen.
“A día de hoy no hay ningún problema técnico que impida almacenar energía eólica o solar. Hay varias tecnologías que lo hacen viable y las empresas están probando cuál es la más rentable”, afirma Pedro Sánchez, responsable de energías renovables de Saft Baterías.
La multinacional francesa propone como solución las baterías de ion-litio, en las que lleva trabajando más de 15 años. En ese tiempo ha desarrollado aplicaciones industriales basadas en esta tecnología para los sectores de telecomunicaciones, aviación, ferrocarriles y renovables.
En el caso de estas últimas, la solución de Saft consiste en almacenar el excedente de energía producido por molinos de viento o paneles solares (o ambos a la vez) en baterías de litio alojadas en contenedores de 20 pies y conectadas a un centro de control remoto. Cada vez que el sol y el viento escaseen, la eléctrica podrá ordenar al sistema que devuelva el sobrante a la red, de manera que el suministro se mantenga estable.
En España, el grupo ha suministrado 20 contenedores de este tipo a la planta piloto que Endesa acaba de instalar en Gran Canaria con el objetivo de probar esta tecnología. El sistema proporcionará tres megavatios hora a la red de la isla, a la que estará conectada, para corregir los desequilibrios temporales entre producción y demanda.
La planta forma parte del proyecto Store de Endesa, uno de los primeros experimentos en acumulación de energía a gran escala que se realizan en Europa. La iniciativa cuenta con un presupuesto de 11 millones de euros, el 75% de los cuales son financiados por el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) y fondos de la Unión Europea.
Otras eléctricas como REE, Iberdrola y EDP también están considerando hacer pruebas en este campo, pero “ahora mismo, Endesa es la única que dispone en suelo español de un sistema de almacenamiento”, aclara Sánchez.
Sin embargo, la compañía pionera quizá sea Acciona, que hace un año realizó un experimento similar en su planta solar de Tudela, en Navarra. El sistema, que también diseñó Saft, tenía una potencia de 1,1 megavatios.
Endesa, en cambio, ha ubicado la planta en Gran Canaria porque es en islas como esta, que utilizan sistemas eléctricos aislados, donde la demanda de esta tecnología será más alta y, por consiguiente, rentable.
“A diferencia de las Baleares, que están conectadas a la Península por cable submarino, las Canarias dependen únicamente de fuentes renovables”, explica Sánchez. No es raro, por eso, que Puerto Rico y Hawái sean otros sitios donde Saft ha instalado equipos similares.
La ley deberá cambiar para permitir el autoconsumo
Además de cubrir los huecos entre oferta y demanda, el almacenamiento de energías renovables hará posible que los hogares puedan consumir la electricidad generada por sus propios paneles solares y vender el excedente a la red.
Sin embargo, Pedro Sánchez, de Saft Baterías, aclara que para que esto sea viable, primero tendrá que cambiar la legislación española, ya que actualmente prohíbe el autoconsumo.
“En Alemania, por ejemplo, donde sí está permitido, el Gobierno lleva varios años incentivando el autoconsumo a nivel residencial con ayudas al usuario final”, comenta.
Por lo pronto, Iker Garmendia, director de sistemas electrónicos de potencia de Ingeteam, señala que al trasladar los consumos en horas pico a horas valle y reducir el término de potencia, el almacenamiento permitirá reducir la tarifa que se cobra al consumidor.
Destaca que Francia y California, en EE UU, son Estados que van adelante en la regulación y desarrollo de esta tecnología.
La pila de hidrógeno, hasta seis veces más barata
Saft no es la única empresa que participa en el proyecto Store de Endesa. La vasca Ingeteam ha desarrollado, entre otras cosas, el sistema que transforma la corriente alterna generada por las renovables en continua, que es la que se almacena en las baterías y finalmente se inyecta en la red.
En los últimos cinco años, Ingeteam ha invertido más de 100 millones de euros en la investigación y desarrollo de soluciones en este campo.
“A lo largo de 2014 pondremos en marcha diversos proyectos de relevancia mundial que superarán de forma sustancial el hito conseguido en Canarias”, anuncia Iker Garmendia, ejecutivo del grupo.
Pero la batería de ion-litio no es la única en la que las empresas están buscando soluciones. Tina Systems, con sede en Madrid, ha desarrollado un sistema basado en hidrógeno que, sostiene, es entre cuatro y seis veces más barato que otras tecnologías. “Lo vamos a comercializar en países en desarrollo de África, Asia y Latinoamérica”, indica Ricardo Blach, director general de la compañía.
La empresa tiene previsto facturar en los próximos siete años más de 800 millones de euros y obtener un beneficio de alrededor de 230 millones "en un escenario conservador".