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El sector prevé un menor coste de financiación

La banca fía al rating y los activos fiscales una leve apertura del crédito

El sector reconoce que prestaría más barato, aunque sin un alza inmediata de volúmenes

Fachada del Banco de España.
Fachada del Banco de España.Pablo Monge
Nuria Salobral

La devastadora crisis causada por el estallido de las hipotecas subprime, y a la que contribuyeron con un papel decisivo las agencias de rating al valorar la supuesta calidad de estos activos tóxicos, debilitó por momentos la influencia de estas agencias de calificación financiera sobre el mercado, si bien sus opiniones siguen teniendo una función determinante. Tanto es así que el Gobierno ha puesto todo su empeño en lograr una mejora en el rating soberano, que sería todo un certificado con el que corroborar la salida del hoyo de la economía del país y un empujón para la banca.

La prima de riesgo, que marca el coste de financiación del Tesoro español y por consiguiente del conjunto del tejido financiero y empresarial, se ha estabilizado en el entorno de los 250 puntos básicos y los expertos toman como buena la previsión del Gobierno de que descienda hasta los 200 a final de año.

Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, esta mejoría no ha impulsado al sector a aprovechar la bonanza del mercado para emitir deuda, en un momento en que las tensiones de liquidez son menores pero en el que también existe la expectativa de una mejoría del rating –o al menos un cambio en la perspectiva de negativa a estable– que les abarate el coste de financiación. “Si no hay urgencia por captar financiación, no tiene sentido emitir ahora. Y la mejora en el rating es la señal que están esperando muchos inversores para comprar deuda de la banca española”, reconocen en el departamento de mercado de capitales de un banco español.

Fuentes financieras reconocen que no hay presión para emitir ahora –aunque siempre sea buena la ocasión con la que ir anticipándose al calendario de vencimientos de deuda–, en la idea de apurar un poco más los plazos para aspirar a un coste de financiación más barato. A más fiabilidad en el mercado, más facilidad para que la banca se financie y pueda por tanto trasladar esa mejora al coste de los créditos. “Con un mejor rating, podríamos prestar más barato, aunque el impacto inicial no fuera un aumento automático del volumen de crédito”, reconoce el responsable de mercado de capitales de una entidad.

Las agencias de rating rechazan pronunciarse sobre cuándo anunciarán su próximo diagnósito sobre la calificación crediticia española, que el Gobierno y el ámbito financiero esperan para antes de que finalice el año.

La escasez de crédito, clave para la recuperación económica, tiene que ver directamente con la debilidad de la demanda –a menudo persuadida por el interés de los préstamos–, con el intenso proceso de reducción de balance que afronta la banca y con la necesidad de fortalecer solvencia. En este sentido, el sector también está muy pendiente de las negociaciones con el Gobierno para conseguir que los activos fiscales diferidos (DTA en inglés), por una cuantía superior a los 50.000 millones de euros, no dejen de computarse como recursos propios de máxima calidad, según exige Basilea III.

Gobierno y banca ultiman un acuerdo, que debe recibir el visto bueno de Bruselas, para que gran parte de estos activos se mantengan como capital, lo que debe despejar el camino para dar crédito. “Los inversores están esperando novedades sobre el rating y los DTA”, reconocen en BNP Paribas, dos piezas con las que seguir engrasando la maquinaria bancaria para el fin último de la concesión de crédito.

Brecha con el núcleo duro de la zona euro

 

Las megasubastas de liquidez realizadas por el BCE en diciembre de 2011 y febrero de 2012 por más de un billón de euros en conjunto no han resuelto el grave problema de lo que su presidente, Mario Draghi, explica como fragmentación financiera, por la que una empresa paga su crédito a un tipo de interés muy diferente según se trate de un país u otro de la zona euro. Así, una pyme española puede pagar al menos dos puntos más de interés en su crédito que otra de Alemania o Francia. Y eso, si logra esa financiación. Esta diferencia se debe al distinto coste al que se financian los bancos, que se acentúa al alza para la banca de la periferia europea, como sucede con los bancos españoles. Draghi apuntó con rotundidad la semana pasada que el BCE está dispuesto a activar una nueva megasubasta de liquidez a la banca y el sector le ha tomado la palabra. Las entidades financieras aguardan ahora nuevos detalles del BCE y, si bien no se prevé una avalancha de liquidez como las anteriores porque las tensiones se han reducido, sí se esperan fórmulas que blinden al sector más allá de 2015, cuando vence la totalidad de la línea de financiación, dada a tres años. En paralelo, el sector financiero español debe reducir su balance y equilibrar su volumen de créditos con el de depósitos para corregir así el exceso de riesgo crediticio contraido durante los años del boom.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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