La gran industria ataca la reforma eléctrica porque le resta competitividad
Recorte de 200 millones e incertidumbre por el reparto Las empresas pedirán a Industria que cambie la propuesta
La propuesta del Gobierno para cambiar el servicio de interrumpibilidad de la industria electrointensiva, por el que unas 150 compañías reciben una retribución a cambio de modular su consumo en función de las necesidades del operador del sistema, que también puede excepcionalmente cortarles el suministro, ha encendido los ánimos de las compañías.
Y no solo porque los fondos sean menores (el importe de este año, 749 millones se recorta en 200 millones a partir de 2014), sino porque el nuevo sistema hace imposible conocer de antemano quién disfrutará de ellos tras la aplicación de un mecanismo competitivo para su asignación.
La orden ministerial por la que se regula el nuevo servicio de interrumpibilidad que forma parte del paquete de la reforma eléctrica y debe ser dictaminado por la Comisión Nacional de la Energía (CNE), establece un sistema de subastas para repartir una compensación que se paga a través de los peajes de acceso. Aunque la cifra de 550 millones de euros es la misma que el Gobierno daba a la industria por interrumpibilidad hasta principios del año pasado, cuando el Gobierno de Mariano Rajoy la amplió en 200 millones (de este importe solo disfrutaron los cuatro grandes consumidores de electicidad, Alcoa, Asturiana de Zinc y ArcelorMittal y Celsa), su reparto cambia ahora radicalmente.
El operador del sistema, REE, será el encargado de subastar megavatios interrumpibles con criterios muy estrictos. “El servicio de interrumpibilidad se comenzó a aplicar en los años 80 para compensar precios caros. Ahora, que los precios son aún más caros, suben los peajes y se recorta la interrumpibilidad”, aseguran fuentes empresariales. Y añaden:“las fábricas no pueden ponerse en competencia;las menos interrumpibles quedarán fuera de las subastas”.
Habrá fabricas menos interrumpibles que se quedarán fuera
Si del reparto se derivan compensaciones diferentes a plantas del mismo sector, las que menos reciban no podrán competir y cerrarán, aseguran en el sector. Aunque hasta ahora se había primado a las grandes de la siderurgia, el zinc o el aluminio, ello no tenía ningún efecto en el mercado interior, pues estas no compiten en él con nadie. Otra cuestión es que se favorezca, vía compensación de la tarofa eléctrica, a las que sí tienen competencia interna.
Tras conocerse la reforma eléctrica, la asociación de grandes consumidores de energía, AEGE, la rechazó porque supondrá “una pérdida irreversible de competitividad”. Esta denuncia que se han cambiado las reglas del juego a unas compañías que realizaron cuantiosas inversiones en sus fábricas para ofrecer el servicio de interrumpibilidad.
Las asociaciones de las empresas afectadas tienen hasta el viernes para presentar alegaciones contra la orden de interrumpibilidad y otras normas de la reforma en el consejo consultivo de la electricidad de la CNE. En sus alegaciones pedirán una modificación de la propuesta, que genera una gran incertidumbre. Aunque la orden de interrumpibilidad entrará en vigor “al día siguiente de su aprobación”, la que revisa los peajes eléctricos en agosto, mantiene para todo el año 749 millones por este concepto.
Unesid: "Los efectos serán devastadores"
La reforma eléctrica “supone un duro golpe a la competitividad de la siderurgia, que supone el 4,6% del PIBindustrial, y está condenada a competir internacionalmente con unos precios muchos más altos que otros países europeos”. Así se expresaba ayer la patronal del sector, Unesid, en una nota de prensa. El primer efecto de la reforma ha sido una subida del mercado de futuros de la electricidad que, mientras en Francia y Alemania está a la baja, el diferencial de España con ambos ha aumentado a 11€euros MWh.
Unesid considera que los efectos de la reforma van a ser “devastadores” para la competitividad de la industria siderúrgica española, que se ve obligada a exportar un 70% de su producción. La patronal recuerda que la electricidad es el segundo de los costes de la industria, por detrás las materias primas. Pero “mientras las materias primas están sometidas a las reglas mundiales de comercio, el precio de la electricidad tiene características nacionales que pueden hacerlo más o menos competitivo”.
El propio Gobierno reconoce que el precio de la electricidad para la industria es el más caro de Europa, y “no parece que las nuevas medidas vayan a revertir esa tendencia”. Según Unesid, la siderurgia española, en particular la de horno eléctrico, viene realizando un esfuerzo de modulación e interrumpibilidad para ayudar a la gestión del sistema eléctrico. Estos esfuerzos, que han conllevado importantes inversiones, recibían una compensación por la garantía que aporta al sistema. La nueva propuesta supone, en la práctica, un recorte drástico en dicha compensación y generará un mayor diferencial en el precio y “hace inviable el mantenimiento del esquema que tan buenos resultados ha producido al sistema eléctrico español”.