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Empresas

La ciencia busca mecenas

Ante la falta de recursos públicos, las donaciones podrían ser una ayuda para los investigadores, pero son escasas

Alfonso Simón Ruiz

En Estados Unidos o Israel un edificio en un hospital, un laboratorio o simplemente un equipo de diagnóstico por imagen viene firmado con una placa con el nombre de un donante. En España es algo impensable.

Pero en una situación de falta de recursos públicos para los investigadores, el dinero privado puede ser parte de la solución. El Gobierno del PP ha prometido una ley de mecenazgo que impulse estas donaciones, aunque de momento el borrador está tardando en llegar más de lo previsto.

“El mecenazgo en la ciencia es siempre más problemático porque es menos visible que el artístico, por ejemplo, ya que requiere una inversión a largo plazo; es incierto porque no se sabe si la investigación tendrá éxito y no tiene retornos a corto plazo”. Esa es la opinión de Luis de Carlos, socio director del despacho de abogados Uría Menéndez y presidente de la Fundación ProCNIC, un conjunto de 13 empresas donantes del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

Hacienda tiene la llave de la ley de mecenazgo

El Partido Popular hizo la promesa electoral de una nueva ley de mecenazgo que fomentara donaciones en ciencia, arte o atención social. De momento, su aprobación se está retrasando. En un principio, el Ministerio de Educación y Cultura debía llevar la voz cantante, sin embargo el Consejo de Ministros decidió crear un grupo de trabajo interministerial liderado por Hacienda.

Y es que, al fin y al cabo, las deducciones fiscales para los mecenas suponen el mayor escollo. Está previsto que a finales de año llegue un primer borrador de proyecto de ley. Aunque una fuente oficial señala que su aprobación “estará acorde con un momento óptimo”, en el que la presión sobre la consolidación fiscal no sea tan acusada.

“Es imprescindible que salga ya una ley de mecenazgo. Hay miedo a que afecte a las arcas del Estado, pero las donaciones privadas serían un ahorro en gasto para el Estado”, señala Ignasi Carreras, subdirector del área de ciencia de la Fundación La Caixa.

“Sería un paso pequeño, porque lo importante no son las ayudas fiscales, sino el cambio cultural. Pero todo suma”, cree Moreno, de la Fundación Vodafone. “Es muy importante que se piense la ley con vistas al futuro, que sea sostenible en el tiempo para el papel cada vez mayor que deben tomar las empresas”, apunta Cooklin.

“Lo más importante serán las deducciones fiscales”, reconoce De Carlos, de ProCNIC.

Este organismo, liderado por el cardiólogo Valentín Fuster, está pensado a la americana, donde la sociedad civil cuenta con participación desde el inicio. Cada año aportan más de cinco millones de euros para programas de investigación. “Y nos involucramos en el día a día del centro participando en el patronato y en la comisión delegada”, explica De Carlos.

“No ha habido sensibilidad en el sector privado para donar. Pero las cosas van cambiando”, asegura Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, que ha donado más de 50 millones de euros en su programa de ayuda a los investigadores en áreas biomédicas (oncología, traumatología, neurología, trasplantes y enfermedades raras).

“Falta una mayor concienciación social de las empresas de que forman parte de la sociedad civil y la legislación debería favorecer aún más la desgravación fiscal”, añade. Pero también pide a las entidades que reciben fondos que “gestionen con criterios más empresariales y sean más transparentes”.

Para Santiago Moreno, director general la Fundación Vodafone, “debe haber un cambio cultural en España, ya que al que triunfa y dona parte de su patrimonio se le critica, y no ocurre lo mismo en EE UU con la Fundación Bill y Melinda Gates”. Así lo exponía en la jornada El mecenazgo en la ciencia, organizada por la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce).

Ramón Gomis, director del Idibaps del Hospital Clínic, un centro de investigación cofinanciado por la Fundación Esther Koplowitz, cuenta que, según una encuesta interna, los pacientes no se ven como financiadores de investigaciones y dejan ese papel al Estado.

“Pero hay un espacio para el micromecenazgo” y también en el caso de los fallecimientos sin sucesores. “Los intestados, en vez de ir a una caja única, podrían ir a la investigación”.

Contraprestación

Para Luis de Carlos, presidente de ProCNIC (entre cuyos patronos está el Grupo PRISA, editor de Cinco Días), el mecenas es un factor de exigencia para los científicos. “Hay una mayor presión para que los fondos tengan una contraprestación y éxito en su uso”.

Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.

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