Crédito y política monetaria
El Gobierno español lo tiene claro: se dan las condiciones para que el crédito vuelva a fluir en la economía. Pero, dejando al margen la voluntad política para que esto ocurra, ¿de verdad se dan las condiciones para un retorno de la política del crédito fácil?
Les podría hablar de la deuda aún elevada que acumulamos, de la prioridad que tiene la banca para fortalecer su balance, de la incertidumbre económica y de otro tipo (por ejemplo, el reciente caso de las cláusulas suelo en los préstamos o las refinanciaciones de crédito). Al final, son muchos los factores que explican que la banca española, realmente la europea (los datos de financiación nueva son negativos en Europa en su conjunto, sin que el caso español sea una excepción), sea prudente a la hora de aumentar su crédito.
Y no será porque el negocio no lo exija: rentabilidad, cuanta más mejor, para poder seguir ajustando su balance y facilitar el proceso de reestructuración pendiente que todos tenemos en mente.
Y sin embargo, pesa más la prudencia frente al riesgo.¿Están sobrevalorando el riesgo? ¿De verdad lo creen?. Pero, ¿no fue el exceso de riesgo acumulado en sus carteras parte del origen de la crisis actual?.
En un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional se intenta cuantificar la relación entre la política monetaria expansiva y el apalancamiento de las entidades financieras.
Una relación significativa, en condiciones normales y con mayor capitalización. Pero no tanto en situaciones de crisis o incertidumbre, y con entidades financieras poco capitalizadas. ¿Identifican esta última conclusión con el momento actual?.
El estudio en cuestión trata de valorar la culpabilidad de políticas monetarias expansivas, demasiado intensas y duraderas en el tiempo, con posteriores escenarios de crisis de deuda. Y como no podía ser de otra forma, lo encuentra.
Pero, de forma implícita, también nos deja una conclusión a futuro: la política monetaria es más eficiente afectando al balance de las entidades financieras cuando hablamos de restricción que expansión monetaria. Piensen en tipos de interés al alza, que aumentan el coste del pasivo (y más tarde del activo), y hasta de la propia aversión al riesgo que conlleva la dificultad para encontrar financiación en el mercado. Todo lo contrario en situaciones de estabilidad de la expansión monetaria, donde es menos eficiente. ¿El escenario actual? Respondan ustedes mismos.
Tanto el Banco Central Europeo como el Banco de España han aludido a la falta de crédito comouna combinación de tres factores: demanda de crédito no solvente, limitada demanda de crédito solvente y menor oferta de crédito. Al final, incertidumbre y coste.
La mejora en las condiciones de financiación tras el anuncio del OMT por el Banco Central Europeo en septiembre del año pasado ha supuesto sin duda una mejora en el acceso a la financiación del mercado por las entidades financieras españolas y europeas. Tanto en términos de coste, como de cantidad.Pero, como hemos visto con el cierre reciente de los mercados, estamos lejos de considerarlo como una normalización del mercado.
La demanda de papel se vuelve a centrar en la oferta de deuda pública: no hay problema en este punto ante la elevada oferta existente. La mejora de las expectativas macro sin duda ha supuesto un alivio tras la recesión/estancamiento arrastrados en los últimos cinco años.Pero tampoco podemos por el momento distinguir si se trata de una recuperación temporal o estructural. De hecho, puede ser una recuperación cíclica que más tarde se consolide.
No lo sabemos, en un entorno internacional tan incierto como el actual y muy lejos de haber solucionado la crisis del euro.
Eliminar incertidumbres es clave para que vuelva el crédito; lamentablemente buena parte de estas incertidumbres no son domésticas. En mi opinión, la mejora en el acceso al crédito no es tanto un prerrequisito para el crecimiento como una confirmación de que la recuperación económica será firme. No es cuestión de precipitar acontecimientos.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España