Los ingenieros de caminos en el agua
Es verdad que son muchos los problemas que nos acechan y, por ello, los ingenieros de caminos debemos estar más convencidos que nunca de nuestra razón de ser, de nuestro liderazgo y de nuestra capacidad de seguir desempeñando el papel destacado que siempre hemos representado en la sociedad española.
Nuestra proyección en el mundo y la Marca Agua España dependen en gran medida de nuestro esfuerzo y dedicación. Es lo que este tiempo nos demanda, creatividad y determinación para salir adelante. Sabemos, podemos y queremos.
Para el Colegio y la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos es prioritario impulsar la acción de las distintas instituciones y de la Administración para que puedan ser presentados los nuevos planes hidrológicos de las diversas demarcaciones hidrográficas españolas.
Afrontamos un tiempo de cambios, un tiempo de retos, tiempos en los que, en una materia tan sensible como es el agua, hay que buscar el desarrollo sostenible, compatibilizando la necesaria competitividad de nuestra economía con el equilibrio social y territorial, y con la regeneración de nuestros ecosistemas hídricos. Se trata de abrir un debate e ideas para mejorar en un próximo futuro.
Debemos reconocer que son muy beneficiosas las decisiones adoptadas por el Gobierno en defensa de la unidad de cuenca, uno de los santos y seña del agua en nuestro país, en el que somos pioneros a nivel mundial.
Acogimos por ello con una gran satisfacción la derogación de un Real Decreto-ley enmascarado en una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en relación con el embargo preventivo de buques y que pretendió pasar atropelladamente competencias a las autonomías en materia de policía de dominio público hidráulico. Es decir, se quiso erosionar la capacidad de las Confederaciones Hidrográficas.
Para defender la unidad hubo una auténtica movilización, en algunos casos ante los tribunales, en plena coincidencia con usuarios de todo tipo y con las organizaciones ecologistas.
En todo caso, es imprescindible cuidar a las Confederaciones Hidrográficas y, especialmente, a sus funcionarios. Son una gran riqueza al desarrollar una gran labor en la planificación y gestión del agua.
Pero hay un tema capital, el de las presas y su seguridad, que debe ser la prioridad número uno del Ministerio.España es un país que precisa irremediablemente de regulación. Las 4/5 partes del agua procede de nuestro sistema de regulación, de los embalses creados por más de 1.300 grandes presas y decenas de miles de balsas. Es decir, que dependemos de la regulación. También para defendernos de las inundaciones y de las sequías.
Por ello España, en Europa, es una singularidad hidrológica y la Directiva Marco del Agua es un zapato con una horma a la que se adapta difícilmente el pie de España.
En ningún otro país de la Unión Europa el desarrollo socioeconómico está tan ligado a la necesidad de obras hidráulicas.
Nuestra competitividad a futuro está muy ligada a cómo somos capaces de compatibilizar la satisfacción de las demandas de agua, aún no bien cubiertas, con alcanzar el buen estado de las aguas.
La aplicación de las excepciones contempladas en la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea se convierte así en un asunto de capital importancia.
En este contexto, es necesario explicar la importancia de las obras, no solo como motor económico, sino como factor decisivo para el crecimiento y la creación de empleo. Pero, sobre todo, como elemento sustancial para la vida y el medio ambiente, un legado al que estamos obligados con las nuevas generaciones.
Todos los informes y análisis reivindican más inversiones en obras hidráulicas para mejorar la gestión del agua y como factor de crecimiento, además de exportar conocimiento a los países de habla hispana, garantizar el acceso al agua en todo el mundo.
Muy especialmente, aún en tiempos de crisis, debe garantizarse la seguridad de las presas en explotación, que pivota sobre la disposición de cuadros técnicos, la aplicación de las Normas de Explotación, sus Programas de Conservación y mantenimiento, y sobre la realización de inspecciones y revisiones de seguridad.
Por todo, ello es preciso que se asegure la presencia cualificada en la Administración Pública de funcionarios del Cuerpo de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos, y que se dote de recursos humanos y medios económicos para poder llevar adelante un Programa de Seguridad en la Explotación de Presas del Estado.
España necesita cerrar esta fase de planificación hidrológica lo antes posible, primero con los planes de las diferentes cuencas y, a continuación, con un nuevo Plan Hidrológico Nacional, en el que debemos consolidar el Acueducto Tajo-Segura, una de las piezas básicas de nuestro Sistema Español de Gestión del Agua. Esta regulación debe ser materia del Plan Hidrológico Nacional, no de planes de cuenca.
El Trasvase Tajo-Segura es una actuación con lógica hidráulica (dota de agua a una zona con escasez estructural de agua) y económica (produce riqueza y competitividad), por lo cual debemos apoyar su continuidad sin dudas o retrasos.
Eso sí, su regulación debe contener unas normas y reglas de explotación basadas en sólidos estudios técnicos que permitan conciliar las restricciones ambientales con las necesidades y aspiraciones de las cuencas involucradas, permitiendo un desarrollo sostenible y territorialmente equilibrado.
Tomás Sancho es presidente del Comité Técnico de Agua, Energía y Medio Ambiente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
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