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El Instituto Bruegel disecciona la operación de salvamento del euro

‘Autopsia’ a los rescates de una troika con serias dificultades

Los analistas señalan el fracaso del rescate de Grecia Advierten que Europa deberá aceptar que Atenas no devuelva el préstamo

Ciudadanos griegos protestan contras las medidas de ajuste en Atenas.
Ciudadanos griegos protestan contras las medidas de ajuste en Atenas. Reuters

La historia definitiva de la Primera Gran Crisis del euro tardará todavía en escribirse. Pero desde ayer está disponible el resultado de una de las primeras autopsias de los rescates llevados a cabo en Grecia, Irlanda y Portugal, publicada en Bruselas por el instituto de estudios Bruegel.

La frialdad quirúrgica del informe no impide una lectura tan apasionada como escalofriante. Un relato detallado del abismo que bordeó la Unión Monetaria entre 2010 y 2012; de los errores y aciertos en una operación de salvamento sin precedentes; y de los celos, recelos y conflictos de interés entre las tres instituciones encargadas de los rescates financieros en la zona euro (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).

“Excepcional” parece ser el denominador común para unas intervenciones in extremis que se fueron improvisando sobre la marcha. “El FMI tuvo que cambiar sus normas el mismo día que el rescate de Grecia [9 de mayo de 2010] para poder participar en la operación”, recordaba ayer el profesor André Sapir, uno de los autores del informe. ¿Motivo? Hasta entonces, el Fondo no podía ayudar a un país sin tener garantía de recuperar el préstamo.

La inminente quiebra de Atenas también sorprendió a una zona euro cuyos fundadores habían señalado como una de las ventajas de la moneda única la desaparición del riesgo de una crisis en la balanza de pagos. La crisis demostró que la presunta vacuna era un placebo, efectivo hasta el desplome de Lehman Brothers (15 septiembre de 2008).

“Por primera vez, hubo que organizar un rescate en el seno de una Unión Monetaria, con el FMI y la UE cooperando de manera más estrecha que nunca”, señala el profesor Guntram Wolff, también firmante del informe junto a Sapir y Jean Pisani-Ferry.

Los tres autores han comparado los rescates de la zona euro con 147 intervenciones del FMIentre 1993 y 2012. Y concluyen que las operaciones de la zona euro han sido excepcionales en relación con el PIB de los países rescatados (solo la participación del FMI quintuplica la de ese organismo en rescates anteriores) y por su duración (hasta ahora excede en 29 meses la media).

Pero tampoco tienen precedentes, según el informe, la complejidad económica, política e institucional de todo el dispositivo. Y, por desgracia, también puede calificarse como excepcionales sus secuelas: una caída del PIB mayor que anteriores programas del FMI, el colapso del consumo interno y una escalada del paro mucho mayor de lo previsto.

A pesar de todo, los investigadores del Bruegel abogan por hacer un balance “sutil”, que reconozca las luces y sombras en cada uno de los programas. El veredicto más duro, como cabía esperar, es para el rescate de Grecia, que califican de “no exitoso”.

El fracaso del primer rescate se debió tanto a la desastroso punto de partida del país, como a las fantasiosas previsiones de la troika sobre su recuperación. “Suele ocurrir que los programas del FMIdecepcionen (...), pero en unas proporciones de menor magnitud”, señala el informe.

La consecuencia del error fue un segundo rescate, incluida la mayor reestructuración de deuda pública de la historia. Y Bruegel advierte que el desastre no ha terminado. En los próximos años, los países que rescataron a Atenas (España entre ellos) ”tendrán que reconocer que Grecia no puede pagar sus deudas”.

La troika mejoró su gestión con el rescate de Irlanda, donde en general se han cumplido los objetivos, aunque el informe advierte que no está garantizado el regreso del país a los mercados. El estudio también recuerda la polémica decisión de no imponer una quita a los acreedores senior de Dublín, lo cual cargó a los irlandeses con una factura adicional de entre 5.000 y 10.000 millones de euros. Los autores no juzgan la decisión. Pero dado que se adoptó en aras de la estabilidad de la Unión y a instancias presuntamente del Secretario del Tesoro de EE UU, “debería haberse repartido la factura de manera adecuada con los contribuyentes de otros países de la zona euro”.

La tercera autopsia muestra el desconcertante estado de Portugal, un país “que se está tragando a conciencia la prescripción presupuestaria de la troika” para sufrir “una recesión mayor de lo previsto (...) y una caída de la inversión (....) que hacen inalcanzables los objetivos de déficit”.

Tras la disección de los tres pacientes de la troika, Wolff y Sapir afrontan la pregunta inevitable: ¿recomendarían a países como España o Eslovenia someterse al mismo tratamiento? “Eso no forma parte de nuestro informe”.

A favor de un Fondo Monetario Europeo

El informe de Bruegel sobre los rescates de la zona euro aboga por crear un Fondo Monetario Europeo para financiar las futuras intervenciones, con una participación minoritaria del FMI (10%) y con el BCE presente pero sin voz ni voto.

La nueva institución comunitaria podría corregir algunos de los errores cometidos. Y evitaría el traumático enfrentamiento que ha provocado la fórmula atual entre los socios en dificultades y los boyantes. “Ningún país tendría derecho de veto y ningún parlamento nacional tendría que aprobar cada desembolso”, señala André Sapir, que achaca la tensión en la zona euro a la excesiva politización de los rescates. Una tensión que contrasta con los rescates de los socios de la UE con moneda propia (Letonia, Hungria y Rumania), gestionados por la CE y el FMIsin provocar ningún choque con Berlín.

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