Si lo hubiera sabido...
Durante una cena con un grupo de amigos, hablamos sobre el controvertido asunto de las pensiones y no me sorprendió comprobar que alguno de ellos tenía desconocimiento sobre este tema. Pero sí me impresionó un comentario: “Si yo hubiera sabido que la prestación pública hubiera ascendido a este importe me habría planificado de otra forma”. Mi primer pensamiento fue hacia mi hijo y al resto de jóvenes, y pensé: “Debemos hacer algo para evitar que nuestros hijos tengan que decir, si yo hubiera sabido...”.
Desde Ocopen –Organización de Consultores de Pensiones– vemos nuestra nueva andadura centrada en tres pilares fundamentales: concienciación ciudadana, credibilidad en el sistema y profesionalización de los actores y procesos del mismo.
El año pasado se cumplieron 25 años desde que se promulgó la Ley de Planes y Fondos de Pensiones, que marcó un antes y un después en la previsión social complementaria española. Durante estos años se ha consolidado un sistema que introdujo importantes novedades, a las que los diferentes actores del mercado de previsión social nos hemos ido acostumbrando. Con el fin del proceso de exteriorización de los compromisos por pensiones de las empresas se cerró un ciclo y parecía que entrábamos en una fase de consolidación y maduración del sistema, pero la aparición de la crisis financiera ha trastocado todos los planes y cambiado las reglas del juego: hay una nueva Ley de Seguridad Social (la Ley 27/2011, de 1 de agosto) y las empresas tienen cada vez más difícil la financiación de sus compromisos de pensiones con sus trabajadores.
Hay que plantearnos dónde queremos ir. Una serie de medidas a corto plazo no son la solución, aunque ayuden. Es momento de tomar grandes decisiones, buscar el mejor modelo para engarzar la cobertura público-privada de nuestro sistema de pensiones, definir el papel que deben jugar las empresas en este esquema, que creemos que debe ser clave, y permitir que los españoles podamos alcanzar un nivel de ingresos suficiente para vivir dignamente.
Es responsabilidad de todos, y de instituciones como la nuestra, fomentar la cultura del ahorro, definir un modelo estable que no cambie con la alternancia de los partidos mayoritarios en el poder y que permita adaptarse a todos los actores intervinientes: ¿debemos definir un modelo simplificado para las pymes?, ¿debemos mejorar la fiscalidad de los planes de pensiones y seguros colectivos?, ¿debemos exigir una garantía de interés a los planes de pensiones o premiar fiscalmente los sistemas que reúnan una serie de requisitos a semejanza de los planes cualificados anglosajones?... y tantas otras preguntas.
Es hora de debatir. Es el momento de que alumbremos otro Pacto de Toledo, pero este centrado en los sistemas complementarios, para definir qué queremos hacer con los sistemas privados, que son clave en el desarrollo futuro de las pensiones. Creemos que se debe promulgar una ley específica de previsión social complementaria, donde se separen los sistemas puramente individuales (tercer pilar) de los sistemas empresariales. Para conseguir un amplio desarrollo de la previsión social complementaria pensamos que el pilar fundamental a desarrollar es el empresarial, y solo se puede conseguir mediante la realización de cambios en profundidad.
La citada Ley de Seguridad Social, en su disposición adicional decimonovena, obliga al Gobierno a remitir al Congreso de los Diputados antes del 1 de julio de este año un informe sobre el grado de desarrollo de la previsión social complementaria y sobre las medidas que podrían adoptarse para promover su desarrollo en España. Aprovechemos y sentemos las bases para el futuro. Pensamos que debe haber tres pilares básicos inamovibles: uno, el derecho a una información veraz, inequívoca y clara, que sea fácilmente entendible por todos los españoles; dos, la concienciación ciudadana a través de campañas divulgativas del Gobierno que incrementen la cultura del ahorro y la necesidad de planificar tu jubilación desde edades tempranas, así como la introducción de cambios en la enseñanza para que se desarrolle una verdadera cultura financiera del ahorro, y tres, la creación de unas reglas del juego que doten al sistema de un nivel de credibilidad máximo, donde se potencie la profesionalización de los actores principales, no solo de las compañías de seguros y entidades gestoras, sino de los profesionales independientes, consultores y actuarios, cuyo papel en el futuro debe ser más importante para dotar al sistema de la estabilidad y transparencia a largo plazo que todos deseamos.
Con todo ello, esperamos que las nuevas generaciones se dejen orientar en la planificación de la jubilación y eviten decir en el futuro: si lo hubiera sabido...
Jaime Nieto-Márquez y Carlos Quero son presidente y vocal y tesorero de Ocopen