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Tribuna
Columna
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El día de la marmota y los mercados financieros

Según la tradición "el día de la marmota" señala la mitad del periodo entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera. Si la marmota al asomarse de su madriguera no ve su sombra, por ser un día nublado, dejará la madriguera, lo cual significa que el invierno terminará pronto. Si por el contrario, por ser un día soleado, la marmota ve su sombra y se mete de nuevo en su madriguera, significa que el invierno durará más.

En los mercados financieros el año 2012 ha sido un ejercicio con mucha volatilidad y podemos anticipar también un 2013 turbulento donde el camino para restablecer la solvencia, la confianza y la rentabilidad será arduo y requerirá soluciones a largo plazo. La mayoría de los analistas coinciden en que las "sombras" -y por lo tanto "el invierno financiero" de la incertidumbre- seguirán con nosotros durante mucho tiempo. La recuperación tras un shock del crédito es siempre difícil y prolongada: es necesario reescribir los planes de negocio corporativos, los consumidores entender sus derechos y obligaciones y los propios bancos tienen que ajustar sus balances y operaciones a un coste de capital más elevado y una visión más realista de la diversificación del riesgo.

La escala del cambio necesario es abrumadora, pero ofrece muchas oportunidades para aquellos que sean capaces de mirar al futuro: No existen atajos para dar respuesta a la creciente oleada de nuevas normativas, que no dejará de ir en aumento. Los bancos tendrán que priorizar sus actividades, adoptar una visión global, con foco en optimizar el capital y la liquidez, y reestructurar sus modelos de negocio en respuesta a la realidad normativa.

También se han anunciado importantes programas de reestructuración con objetivos de reducción del 20 %-30 % de los costes, pero desarrollar y transformar de verdad a la organización no es fácil.

Los bancos, fundamentalmente, deben reestructurarse para ser eficientes, ágiles, integrados y sensibles al capital. Los costes son tan solo un elemento de esa reestructuración. Desarrollar una cultura de responsabilidad y dar importancia, por ejemplo, a la gestión de los datos será crucial; asimismo, disponer de la capacidad necesaria para estar a la altura de un cambio sin precedentes será un elemento diferenciador competitivo.

Volviendo a la tradición y recordando la famosa película, en la que el protagonista se ve condenado a repetir y repetir el mismo día una infinidad de veces, podemos aprender algo: no se rompe el "hechizo" que lo tenía atrapado en ese bucle de repeticiones hasta no romper él mismo sus límites mentales y actuar sin miedo al futuro.

El final de la película nos da una pista que podemos aplicar a los mercados: regulación y reestructurarse forman parte de los puntos clave, pero reinventarse será "la" clave para no dejarse arrastrar por los acontecimientos y para que la marmota deje de marcar el tiempo.

Nadie dice que conseguirlo sea fácil. Se requiere un cambio fundamental y tomar muchas decisiones difíciles y, a pesar de que la mayoría de las entidades e instituciones ya se han embarcado en ese viaje, aún queda un largo camino por recorrer.

Los líderes del nuevo mundo ya están empezando a planificar cómo pueden reinventarse e ir por delante. Crear nuevas estructuras de ingresos y aprovechar las oportunidades para la expansión internacional será fundamental en los próximos doce meses.

Para lograrlo hay que colocar al cliente en el centro de todas las actividades de negocio, lo que requiere funciones internas unificadas para ofrecer un mismo nivel de servicio al cliente en todo el banco o grupo. Además, se ha producido un cambio en el paradigma a favor de un aumento de la importancia del capital y una disminución de la de los productos básicos. Desarrollar sólidas capacidades analíticas y de elaboración de informes es también clave para que los bancos puedan distribuir el capital entre clientes, productos y áreas geográficas de forma inteligente y eficiente.

Sin esas capacidades incurrirán en costes elevados no sostenibles y pasarán momentos difíciles en la lucha por los clientes. Las entidades que logren reestructurarse con éxito dispondrán de la flexibilidad necesaria para responder con rapidez a las diferentes condiciones del mercado, la inteligencia precisa para asignar el capital de forma eficiente y la transparencia requerida para respaldar esas actividades.

También en el sector de la tecnología se prevé una década con muchos más cambios. En el quinto aniversario del iPhone, es interesante reflexionar sobre hasta qué punto ha sido disruptivo el cambio tecnológico en el sector y sobre lo mucho más que se espera, en especial a través de la movilidad, las redes sociales y analytics.

Diego López Abellán es Capital Markets managing director de Accenture

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