Hollande se lo toma con calma
Los gobiernos franceses son expertos en poner en marcha de informes sobre los problemas económicos del país. Los autores explican lo que debería hacerse para impulsar el crecimiento. Se les agradecen los esfuerzos y sus interesantes sugerencias. Los informes van luego a acumular polvo en las abarrotadas estanterías de la biblioteca de las reformas olvidadas.
François Hollande dice que el último informe de este tipo no debe ignorarse. El exconsejero delegado de EADS, Louis Gallois, fue reclamado para explorar vías para acabar con la larga caída de la competitividad francesa. Sugiere la terapia de choque de los recortes en los costes laborales que otros países europeos intentan.
El problema es que el gobierno indicó que debería aceptar la terapia, pero no aceptará el choque. Gallois sugiere rebajar los impuestos del trabajo en 30.000 millones de euros. Dos tercios del dinero beneficiarían a los empleadores, un tercio a los empleados.
El plan haría el trabajo más barato y la exportación de bienes menos cara, pero tiene que ser financiado sin incrementar el déficit. Esto podría hacerse elevando el IVA u otro impuesto que se aplique a otros tipos de ingresos. Pero el gobierno ya ha prometido no elevarlos.
El informe se refiere principalmente al sector manufacturero, y el preocupante problema francés del comercio exterior. La liberalización de los servicios y cambiar las leyes laborales también favorecerían el crecimiento, pero esto está fuera de las competencias de Gallois. El gobierno de Hollande está más centrado en la manufactura y no quiere marear la perdiz demasiado. La razón es que las reformas tienen que ser aceptadas políticamente para ser eficientes. Así que su plan es esparcir cualquier dolor durante los cinco años de presidencia.
El riesgo es que ese tiempo precioso se pierda, allanando el camino para una crisis más seria. De hecho, la popularidad de Hollande está en mínimos. Así que no tendría mucho que perder si opta por la terapia de choque de Gallois.