Evaluar el desempeño de los empleados públicos
El miércoles, el presidente del Gobierno presentó una serie de medidas que afectan directamente a la estructura y organización de las Administraciones públicas. Entre ellas, se propone la reducción de los días de libre disposición o la eliminación de la paga de Navidad, medidas de carácter eminentemente económico. Si bien, a estas medidas debemos sumar las anunciadas a su vez por el ministro de Hacienda y que hacen referencia a la posibilidad de que los empleados públicos se sometan de manera continua a la evaluación del desempeño de sus funciones.
El debate en torno a esta medida venía siendo muy intenso en los últimos meses y se situaba en el epicentro de lo que debía ser una medida de fondo que incidiera en la modernización de la función pública.
Los poderes públicos a través del Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP), promulgado en 2007, ya se dotaban de un marco jurídico adecuado para abordar esta tarea, el texto estatutario mantiene en su articulado el carácter relevante que se le otorga a la evaluación del desempeño, quedando configurada como un elemento transversal en la norma, presente en 6 títulos, 6 capítulos y 17 artículos distintos, ligado a la regulación del personal directivo, a los derechos individuales, a la carrera profesional, a la provisión del puesto de trabajo y su continuidad en el mismo y a su vinculación al establecimiento de retribuciones complementarias, basadas en la productividad y el rendimiento, como materias a abordar en la negociación colectiva.
Ya en España, los trabajos previos que dieron lugar al EBEP consideraban la evaluación del desempeño como el elemento central en la modernización del sector público. Así pues, nos encontramos con que existe un contexto normativo, el EBEP, y una necesidad imperiosa de modernizar las Administraciones públicas, midiendo "lo que se hace" y "cómo se hace" para lograr ganar en eficacia y eficiencia, y existen las tecnologías de la información, que han de ayudar a transformar "cómo hacemos lo que hacemos".
El mayor reto para las organizaciones públicas será lograr la implantación de los sistemas de evaluación del desempeño, salvando las reticencias de la actual cultura administrativa. Sin duda, será necesario un desarrollo normativo que articule las cuestiones técnicas, pero sobre todo será perentorio determinar una tendencia clara a definir objetivos, como elemento central en la articulación de la definición de los puestos de trabajo. Se deberá contar con instrumentos básicos de estructuración de la función pública, con unidades especializadas así como con líderes de recursos humanos que logren implicar a toda la organización en una cultura compartida de la evaluación y el desarrollo de las personas. Con el pleno convencimiento de que estas soluciones son una eficaz herramienta de mejora de la eficiencia y organización productiva, que incide en el reclutamiento y en la retención del talento y que constituye un elemento de motivación y desarrollo de habilidades y competencias.
Conscientes de los beneficios de evaluar, es justo decir que son numerosas las organizaciones públicas de los tres niveles de la Administración que tienen hechos sus deberes a este respecto y que se han dotado de sistemas de definición de competencias y de objetivos y en muchos casos los vienen aplicando. Y se da el caso de organizaciones muy relevantes donde se puede decir que existe una cultura de evaluación, si bien el reto ahora será llegar a todos los empleados públicos, en un ejercicio que permita revolucionar la forma de trabajar del personal al servicio de las Administraciones públicas.
Aquellas organizaciones, tanto del sector privado como del público, las cuales cada vez son más, que han contado con los líderes adecuados para lanzar iniciativas de evaluación del desempeño son muy conscientes de que tras el enorme trabajo de consultoría (definición de puestos, competencias, objetivos, sistemas de medición, formación, etcétera) si no cuentan con un sistema de información eficaz, la implantación del modelo se hace inviable trasladarlo a la organización.
Con la aplicación de metodologías que permitan diseñar y aplicar la evaluación del desempeño, los funcionarios podrán desarrollar su talento y se creará una cultura organizativa que premie el esfuerzo y la dedicación que los servidores públicos prestan al conjunto de la ciudadanía.
Pilar Gallo. Directora de sector público de Meta4