Banco de Valencia, un camino para salir a Bolsa sin contusiones
El Banco de España entregó Caja Mediterráneo (CAM) a Banco Sabadell en diciembre y la semana pasada Unnim quedó en manos de BBVA. En ese último caso, la venta se hizo al mejor postor de varios interesados, pero para la caja mediterránea no hubo tantos novios, más bien solo un pretendiente real tras algunos tonteos iniciales de otros. Cuando aún no ha comenzado siquiera la carrera, todo apunta a que Banco de Valencia va a repetir un esquema parecido al de CAM: no hay tantos postores.
Está previsto que hoy o mañana el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) entregue el cuaderno de venta a los potenciales compradores y, de momento, solo una entidad, Banco Mare Nostrum (BMN), ha mostrado su disposición a hacer una oferta.
Y eso que Banco de Valencia tiene un gancho adicional para todas aquellas entidades financieras que no coticen y quieran hacerlo. La operación no es sencilla, pero el hecho de que Banco de Valencia esté ya en Bolsa permite diseñar una adquisición que termine con el comprador en el parqué, sin pasar por los trámites de una colocación tradicional, según aseguran fuentes financieras. En otros momentos, una salida a Bolsa no tiene por qué ser traumática, pero en el actual y tratándose del sector financiero, solo hay que recordar los casos de Bankia y Banca Cívica para hacerse una idea de las complicaciones
La operación que permitiría al comprador de Banco de Valencia terminar en Bolsa sería parecida a la realizada por La Caixa con Criteria y su conversión en CaixaBank. Lo principal en este caso, sin embargo, es que las acciones de Banco de Valencia conserven algún valor residual en la tasación que haga el FROB de la entidad financiera. Con este activo en la mano, el comprador podría traspasar después más negocio y reconvertir Banco de Valencia en la plataforma bursátil de la nueva entidad fusionada.
Eso sí, el interés comercial es lo primero de la lista para cualquier potencial comprador, aseguran fuentes conocedoras del proceso de subasta. Pero no se puede negar que el gancho de que cotice en Bolsa está ahí, añaden, "aunque se trata de una operación compleja que habría que mirar a fondo".
Quienes no se van a quejar de ello son los actuales accionistas de Banco de Valencia, que llevan meses peleando para evitar que sus acciones pasen a valer cero. "Lo lógico sería respetar un cierto valor de los títulos de la entidad", señalan otras fuentes financieras. Y eso es algo que el potencial comprador podría incluir en su oferta y ser debatido de forma paralela a la valoración que el FROB debe hacer de Banco de Valencia.
Las ventajas
Desembarcar en la Bolsa a través de la compra de una firma cotizada supone una ventaja primordial: no es necesario efectuar una oferta pública de venta (OPV) o de suscripción (OPS). El comprador se ahorraría el farragoso proceso de tener que vender las acciones a los inversores, un trance extremadamente complicado en la actual coyuntura. Los mejores ejemplos de lo complicado que puede llegar a ser son Bankia y Cívica.
Además del ejemplo de CaixaBank y Criteria, son varios los casos de entidades que dieron el salto al parqué haciéndose con el control de una cotizada. Telson lo consiguió de la mano de Radiotrónica; Reyal con Urbis, San José con Parquesol o Martinsa con Fadesa. Estos dos últimos casos se produjeron, además, tras la fusión por absorción de la empresa cotizada por parte de la no cotizada.
Las ventajas de estar en Bolsa son varias. Primera, el acceso al capital es muchos más sencillo: ampliar capital no será una misión casi imposible. Segunda, supone también ciertas ventajas a la hora de emitir deuda. Tercera, la liquidez para los accionistas es máxima. Y cuarta, los bancos que están en el parqué tienen requisitos de capital más laxos que las entidades que no cotizan.
Son mayoría los bancos surgidos de las integraciones de cajas de ahorros que no cotizan en Bolsa. Liberbank, Unicaja, que está en proceso de integración con Caja España-Duero, o Ibercaja, que ha acordado su fusión con Caja3, son ejemplos. De hecho, solo Bankia y Banca Cívica lograron dar el salto al parqué el pasado verano.
La avalancha de fusiones prevista para los próximos meses puede dar como resultado que una parte de las entidades no cotizadas pase a estar en el mercado. Pero hay una que tiene una fecha marcada en rojo en el calendario: Banco Mare Nostrum (BMN). En noviembre, emitió obligaciones necesariamente convertibles en acciones por 242,25 millones de euros, con vencimiento el 10 de diciembre de 2014, de manera que antes de esa fecha debería estar cotizando en el parqué. El precio al que se convertirán las acciones será de 2,89 euros.
La operación sería parecida a la que realizó La Caixa con Criteria y CaixaBank