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Pablo Ortiz. Director general de Digna Biotech

"Estamos buscando activamente un socio"

Es una de las empresas pioneras de biotecnología en España. Detrás están socios reconocibles como Amancio Ortega o El Corte Inglés. Ya tienen dos fármacos para alcanzar la última fase de desarrollo, por eso buscan una compañía farmacéutica a la que licenciar los productos.

Doctor en Medicina y profesor, con más de dos décadas de experiencia en farmacéuticas. Pablo Ortiz (Madrid, 1955) es el director general de Digna Biotech, una empresa nacida en 2005 para desarrollar las patentes que surgen del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), impulsada por la Universidad de Navarra. En el capital de la compañía tiene a socios tan importantes como BBVA, El Corte Inglés o el family office de Amancio Ortega.

¿Qué aporta tener detrás a grandes empresas en el capital de Digna?

Para obtener los créditos me cuesta menos que me avalen gracias a la garantía de tener un grupo de inversores potente. Y la tranquilidad que ofrece que tu grupo de accionistas esté apostando enormemente, primero, en la investigación básica y, después, en la aplicada. No conozco otro ejemplo igual a nivel mundial.

¿Tienen ya socios para seguir con el desarrollo final del producto?

No. No tenemos ninguno. En la actualidad estamos buscando activamente un socio potente.

Porque ustedes no van a llevar los fármacos hasta el mercado...

Aunque pudiéramos, no lo haríamos. No me gusta el modelo de llegar solos hasta el final. El siguiente salto, por volúmenes y tiempo, no es manejable en la biotecnología en España. Hace falta un socio de la envergadura de una compañía farmacéutica.

¿Y qué respuesta están encontrando en las farmacéuticas?

Excelente, porque los proyectos son bonitos, con efectos atractivos. Para el producto principal tenemos ocho o diez candidatos, de compañías importantes, que lo están viendo.

¿Cuándo lo sabrá?

Este año tendré que haber licenciado dos productos.

De ahí vendrán los retornos.

Efectivamente. De entrada se puede conseguir un pago inicial entre 10 y 30 millones de euros. Aspiro a tener royalties de un 15%, eso es muchísimo. En el primer año, espero ingresar no menos de 25 o 30 millones de euros.

Y los socios podrán recuperar la inversión.

Más que para recuperar, ven que se cierra el ciclo. Lo que están deseando los socios es saber que es verdad, que cuando se llega a fase II se licencia bien.

¿Sus socios se ponen nerviosos?

En mi caso tengo una suerte estratosférica. Los socios, que han puesto un montón de dinero, no están deseosos de recuperar, están deseosos de ver que el dinero funcione, que se licencie una compañía grande y que llegue al mercado y que cure a un paciente. Como efecto secundario van a tener un montón de dinero de vuelta.

En 2012 CIMA tiene que volver a buscar financiación, ¿y ustedes?

Puede que durante un par de años el CIMA necesite financiación, pero lo razonable es que se financie con los retornos de Digna. Esa siempre fue la idea inicial, si la ciencia básica es de buena calidad y llega a los pacientes, debe ser suficientemente rentable para sostener el modelo.

¿Qué pide al nuevo Gobierno?

Que mantenga lo que ha funcionado: el CDTI y los grupos potentes de investigación básica. Yo sé que no va a poder mantener el nivel de inversión sobre el PIB ni acercarse a nuestras aspiraciones.

Es un paso atrás si no se mantiene la inversión.

Estamos hablando de un sector que es futuro, no presente. Estamos en un momento que no queda más remedio que invertir. Nosotros somos el futuro.

"Sigue habiendo investigación funcionarial"

¿Por qué no se da más comúnmente el salto de la investigación básica a la empresa?Todavía no ha dado tiempo a madurar. Hay otra razón incluso más importante: en España no hay tradición de patentar. Era una cosa que al científico no le preocupaba. Pero si no hay patente, no hay protección para la inversión que hace falta durante tanto tiempo. Teníamos una carencia absoluta de patentes, algo que se va corrigiendo.

¿El científico tiene mentalidad de llevar sus avances a la empresa o incluso lo ve mal?Está cambiando. Pero efectivamente, el científico piensa que la empresa es demasiado materialista, que se han dedicado toda su vida a buscar un bien absoluto, no manchado con el dinero. La financiación además siempre ha venido del Estado y se ha visto a las empresas como alguien que quiere forrarse, como que se ensuciaba. Eso no es cierto. Sin desarrollos, no tenemos nada. Pero está cambiando, ya que el científico español cada vez entiende mejor el proceso entero. Y para seguir investigando hacen falta retornos.

Tienen una mentalidad de funcionarios.Sí. En el sentido de tener la conciencia de un trabajo asegurado, eso sí es un pequeño lastre. Parece que tienen derecho a hacer lo mismo porque les ha costado mucho aprenderlo.

¿La investigación básica de las universidades está bien enfocada?La investigación no es básica o aplicada. Es buena o mala. Sigue habiendo en la universidad y en el CSIC un porcentaje no despreciable de investigación que no es buena, que es una investigación funcionarial, que sirve para ir pidiendo proyectos de investigación. Pero hay grupos buenos. De hecho, la mejor investigación no está orientada por la empresa, que saca los beneficios. En el MIT o en Harvard, las empresas orientan muy poco al científico. Eso sí, financian la investigación de calidad para llevarla al mercado.

"Nadie espera que un fármaco venga de España"

Representa a una de las apuestas privadas más importantes en el desarrollo de la biotecnología. El proyecto del CIMA en investigación básica tiene un compromiso de 150 millones de euros de los socios en 10 años, que se acaba en octubre de 2012. "En ayudas públicas se ha conseguido un 30% más, así que en total se habrán invertido unos 200 millones de euros en investigación básica", explica. En Digna, desde 2005, han invertido más de 30 millones de euros. "Esto es un disparate. Solo puede seguir creciendo si tenemos retornos. Ya tenemos tres productos en fase clínica, eso implica que tengan retornos a corto plazo. Si fuese así, el nivel de inversión podría subir", asegura.Cree que a la biotecnología española le falta capital riesgo en los diferentes niveles de desarrollo y algún ejemplo de éxito, uno de los lastres que se ha encontrado en la breve historia de la firma. "Ojalá yo sea uno. Necesitamos que alguna compañía antes de 2015 lance un producto de éxito. Si esto pasa, el dinero que nos falta para el desarrollo inicial va a venir seguro". "Ser pionero hace que no seas visible a nivel internacional. Si España no ha puesto un tratamiento en el mercado en los últimos 100 años, nadie espera que el próximo tratamiento bueno para una enfermedad venga de España". Y apunta que para los buenos proyectos ha habido dinero, "incluso en la crisis".

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