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Uniones para salir de la crisis

La banca entra en fase de efervescencia de fusiones

La duración de la crisis llama a otra ronda de bodas bancarias. Las entidades miran con lupa su posición de solvencia y liquidez

Banco Popular tiene la reputación de ser una entidad sosegada. Mientras muchos de sus competidores han crecido a golpe de talonario o tomado parte en fusiones para ganar dimensión, la entidad madrileña ha mantenido un discreto segundo plano y evitado todo escarceo corporativo. En varias décadas no ha protagonizado ni una sola fusión en su mercado doméstico. Por eso resultó un bombazo la oferta pública de adquisición (opa) amistosa que lanzó sobre Banco Pastor la semana pasada. El síntoma era evidente: si hasta Popular mueve ficha es que el sector financiero está en plena ebullición.

Las entidades de crédito se han visto obligadas a repensar su viabilidad con la llegada de las vacas flacas. En los años de alegría económica casi todas las capitales de provincia españolas albergaban la sede central de alguna entidad financiera. Y todos los bancos, cajas y cooperativas aspiraban, independientemente de su tamaño, a desarrollar una banca minorista universal a través de una red de oficinas más o menos potente.

Todo esto ha entrado en cuestión con el cambio de ciclo económico. Como señala Juan Luis García Alejo, director general de Inversis Gestión, "todo apunta a que para sobrevivir en el negocio bancario el tamaño resulta importante, la eficiencia es crítica y no todos pueden hacer de todo".

Los factores que impulsan el proceso de reestructuración son el endurecimiento de las exigencias de solvencia, las restricciones de liquidez, y la creciente sofisticación de los productos y de la clientela.

En los últimos tres años, las fusiones han implicado fundamentalmente a las cajas de ahorros. "En esta primera fase se han dado movimientos con un claro enfoque industrial donde se han juntado entidades con una buena complementariedad geográfica, pero también ha habido uniones de firmas muy solapadas donde han primado los componentes políticos", recuerda Francisco Sánchez, director de fusiones y adquisiciones de banca de BNP Paribas. En la ronda que comienza ahora este ejecutivo prevé que prime el componente profesional. "Para hacerse con entidades en apuros hay que tener músculo financiero y las entidades capacitadas no se mueven si no ven una justificación industrial clara", explica.

Los distintos expertos consultados apuntan a Santander, BBVA y La Caixa como las entidades más capacitadas para asimilar entidades. También reconocen que firmas como Banco Sabadell, Ibercaja o Banca Cívica estarían dispuestas a protagonizar adquisiciones o a incorporar a su proyecto a algún nuevo actor.

Todos los expertos concuerdan que el proceso de concentración no se regirá a ritmo de opas hostiles. Jaime Laguna, gerente sénior de Accenture, considera que "se pueden dar todas las opciones: acuerdos en los que participen cajas que se han quedado fuera del puzle, procesos esponsorizados por el Banco de España o subastas". García Alejo coincide con él en que la concentración bancaria "será un proceso semidirigido por las autoridades donde no habrá ningún gran campeón y que se desarrollará sobre unas bases de concordia. Las fusiones requerirán pactos y voluntad política".

Papel del Estado en el proceso

De entrada, el Estado jugará un papel clave al tener bajo su control directo cuatro cajas de ahorros: CAM, Catalunya Caixa, Novacaixagalicia y Unnim. Como recuerda el responsable de Inversis Gestión, "el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) no tiene vocación de crear una banca pública ni intención de quedarse en el capital. Por eso, en cuanto se estabilice el mercado buscará accionistas privados para las entidades bajo su órbita". De entrada, la subasta de la CAM y su adjudicación a una entidad española tendrá la virtud de desequilibrar por completo el actual mapa financiero y de obligar a mover ficha a las entidades que no quieran perder la carrera del tamaño.

Pero en este momento, cualquier posible operación se encuentra condicionada por el deseo de la Comisión Europea de endurecer los requisitos de capital. Un informe de Citi estima que la banca europea tiene un déficit de capital de entre 64.000 y 216.000 millones si quiere alcanzar un core Tier 1 de entre el 7% y el 9%.

Si prospera, una medida de este calibre llevaría a las entidades sanas a pensarse con todavía más calma si les interesa asimilar una firma con problemas por su coste de capital. Como recuerda Robert Tornabell, profesor de dirección financiera de Esade, "si la CE pide un 9% de core capital muy pocos bancos pasarán esa nota".

En todo caso, en Accenture ven improbable que al final ninguna subasta de entidades débiles se quede desierta ya que "se podrían bajar los múltiplos de valoración de las entidades y plantearse la constitución de esquemas de protección de activos (EPA) para dar tranquilidad a los nuevos dueños".

Las fusiones de cajas han arrojado como balance la aparición de media docena de grupos con entre 70.000 y 80.000 millones de euros en activos. En un informe sobre el sector financiero español distribuido el pasado 5 de octubre, Citi apuntaba que España "todavía tiene demasiados bancos. Más instituciones deberían sumarse a las grandes cuatro (Santander, BBVA, Bankia y CaixaBank) y situar su balance por encima de los 200.000 millones de activos, de forma que aumente la concentración del mercado".

Esto no quiere decir que el nuevo sistema financiero español acabe siendo un ecosistema poblado solo por mastodontes. Como apunta Juan Luis García Alejo, de Inversis, "habrá jugadores que permanezcan al margen de las fusiones porque se tratará sobre todo de actores nicho. No serán grandes pero tendrán ratios defendibles por su especialización geográfica o de producto".

Una incógnita es qué ocurrirá con los bancos participados por las cajas ahora que sus matrices se han transformado en sociedades anónimas. Banco Guipuzcoano, Banco CCM o Banco Madrid ya han encontrado su sitio. Pero todavía queda pendiente ubicar a Banco de Valencia, Banco Gallego y Banco Etcheverría. Para García Alejo, estas entidades "ya no pueden aspirar a prestar servicios de banca universal, pero pueden obtener una vocación específica".

Se abre la veda a las grandes uniones transfronterizas

Como si de un calcetín se tratara, Europa debe dar la vuelta a su sector bancario. Esa es la impresión que existe en el sector financiero. El Banco Central Europeo (BCE) advirtió recientemente del riesgo de una crisis sistémica en el continente y la Comisión Europea (CE) ha exigido a los bancos que acometan un refuerzo generalizado de su balance. El FMI estima que el sector requiere una inyección de entre 100.000 y 200.000 millones de euros. En cambio, la consultora británica Lafferty eleva el déficit a 200.000 o 300.000 millones.La realidad es que las vicisitudes financieras no son algo exclusivo de España, un mercado aquejado por una severa crisis económica. Un vistazo país por país da cuenta de la preocupante situación del sector.Reino Unido, durante años reverenciado como modelo financiero del continente, tiene nacionalizados desde hace tres años a RBS y Lloyds Banking Group, dos de sus mayores bancos, y previsiblemente deba aportarles más dinero. La situación de Suiza, otro país conocido por su tradición bancaria, tampoco es boyante. Credit Suisse y UBS han sufrido importantes quebrantos en los últimos años.La banca francesa debe lidiar, por su parte, con la mayor exposición a deuda griega de Europa. Sus grandes entidades (Société Générale, Crédit Agricole, BNP Paribas...) han anunciado programas masivos de desinversiones para reducir su balance y acumular recursos. Alemania mantiene un sistema financiero hiperfragmentado con bancos públicos regionales, cajas de ahorros, cooperativas y solo un gran grupo global: Deutsche Bank.Michael Lafferty, responsable de la consultora financiera del mismo nombre, vaticina que "la venta de activos valiosos -de repente considerados como "no esenciales" por gestores desesperados- y la consolidación masiva de los sistemas financieros nacionales será el inevitable resultado. Y detrás vendrán fusiones transfronterizas a un nivel jamás presenciado".El primer caso ya se ha materializado: la ruptura de Dexia en tres bloques. Previsiblemente, el francés se fusionará con CDC, el Estado belga ha tomado control de su unidad doméstica y Luxemburgo negocia la venta de la suya a un fondo catarí. Precisamente, Lafferty apunta entre los compradores probables a los fondos soberanos, el capital riesgo o los grupos bancarios chinos.

Claves para ser depredador

Solvencia. Liderar procesos de fusión requiere a cualquier entidad disponer de suficiente capital y de calidad elevada para sostener entidades más apuradas de recursos.Exposición inmobiliaria. El gran lastre que pesa sobre el sector financiero español es su elevada exposición al sector inmobiliario. Las entidades donde pesa menos este segmento tienen más margen de maniobra.Tamaño. Las fusiones de las cajas han alumbrado varios grupos con 75.000 millones de euros en activos. Pero algunos expertos consideran que a pesar de los esfuerzos realizados las entidades deben ganar tamaño. De momento, Popular ha marcado distancias sobre Sabadell con la opa sobre Pastor.Accionariado. Tener un núcleo accionarial fuerte, cohesionado y con unos bolsillos generosos ayuda a emprender operaciones. En el extremo opuesto, las entidades bajo la órbita del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) están destinadas a acabar en manos de algún competidor.

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