La segunda ronda de recapitalización de la banca da el pistoletazo de salida
Los mercados llevan semanas exigiendo una segunda ronda de recapitalización de la banca europea. Dexia ha sido la primera en acceder a las peticiones y los expertos señalan que el resto está por venir. La banca europea vuelve a desplomarse.
El FMI hizo saltar todas las alarmas, al asegurar a mediados de septiembre que la banca del Viejo Continente necesitaba una inyección de capital de 200.000 millones de euros adicionales. Christine Lagarde se corrigió a sí misma y días más tarde amplió la cifra hasta 300.000 millones euros. Y todo después de que los países de la zona euro hayan tirado de talonario y les hayan inyectado más de 1,06 billones de euros desde el estallido de la crisis, según cálculos de El País.
Dexia ha dado hoy el pistoletazo de salida a la segunda ronda del plan de salvamento de la banca europea. Fue intervenida en 2008 con la inyección de 6.000 millones de euros, pero después de las reiteradas advertencias de las agencias de calificación sobre la debilidad de la banca francesa y el disparo de ayer de Moody's, que puso en revisión su calificación, la entidad y las autoridades galas han tomado medidas. El ministro de Finanzas de Francia, Francois Baroin, ha señalado que el Estado ayudará a su sector financiero cuanto sea necesario, como en 2008, según recoge Bloomberg. Dexia se ha hundido en Bolsa un 22,5%, después de caer ayer un 10,2%.
El resto de las entidades del Viejo Continente, viendo lo que se le puede venir encima, también ha cerrado con pérdidas. El sectorial del Stoxx 600 ha retrocedido más de un 3%, y en el Euro Stoxx 50, Société Générale, BNP Paribas y Deutsche Bank han caído en torno a un 5%. En el Ibex, BBVA y Santander han limitado las pérdidas al 1,06% y al 1,53% respectivamente. Los bancos griegos son, por descontado, han sido los más castigados, con caídas en torno al 10%.
La duda continúa estando en la cifra total que necesitará las entidades financieras para sobrevivir y reactivar el crédito en un contexto tan adverso. Para empezar, España ha negado que las entidades financieras nacionales necesiten, al menos de momento, más capital. En la misma línea, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) continúa guiándose por los test de estrés de julio, que estimaron la necesidad de capital en unos 2.500 millones de euros para las entidades que suspendieron. Morgan Stanley, en un reciente informe, apuntaba que la cifra aumentaría a 20.000 millones si el umbral se eleva al 7% y a 70.000 si llega al 8%.
Curiosamente, Dexia fue uno de las entidades que mejor nota obtuvo en las pruebas de resistencia publicadas el pasado verano, con un 10,4% de Core Tier 1, lo que pone en duda la verdadera eficacia de los test. Y eso que en ningún caso los escenarios de las pruebas contemplaban ningún tipo de quita (pérdida), en las carteras de deuda a vencimiento. Ni siquiera de la deuda griega.
El quid de la cuestión está en el porcentaje de quita que se aplicará a los bonos helenos. Se planteó un 21% en julio, pero los últimos rumores llegan a cifrar el porcentaje en el entorno del 50%. Los expertos reiteran la necesidad de realizar unos nuevos test, con criterios realmente uniformes y que incluyan escenarios realistas.
La repercusión de una suspensión de pagos griega en la banca también abre más dudas sobre el proceso. "¿Cuál es el orden adecuado del proceso? ¿Primero quiebra Grecia y después se ve qué bancos están más afectados? ¿O primero se inyecta capital para que puedan afrontar el default? Probablemente, en el punto medio esté la virtud", señala Juan Ignacio Crespo, analista económico.
Algunos expertos señalan que está claro que los bancos griegos tendrán que ser recapitalizados, obviamente no por el Estado, sino por el fondo de rescate europeo, cuyo margen de maniobra está ahora en plena discusión. Habrá que tener en cuenta igualmente el balance del BCE, cargado de deuda griega que ha aceptado como colateral para dar liquidez a sus bancos y que compró en el mercado secundario con el objetivo de paliar al comienzo de la crisis la escalada de las rentabilidades de sus bonos. Entra dentro de los escenarios posibles que el Banco Central también tenga que ser recapitalizado.