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Tribuna
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Niveles salariales y empleo

El desempleo aumenta en agosto en 51.185 personas, como es tradicional en este periodo, en los últimos 10 años, lo que sitúa el número total de desempleados en 4,13 millones, según los servicios públicos de empleo. Sin embargo, el incremento es el menor de los registrados desde 2006. Dicho aumento refleja una situación claramente estacionaria, debido a que el sector servicios ha aglutinado el 70% del aumento del desempleo.

El mercado de trabajo se ha convertido en uno de los ejes de referencia obligada en cualquier interpretación sobre la crisis económica. El análisis de la estructura salarial no ha sido ajeno a este proceso. No podía dejar de ser así, si tenemos en cuenta que el estudio de los factores determinantes de las diferencias de ingresos es muy importante.

En el caso concreto de España, en 2010, según la encuesta anual de estructura salarial publicada por el INE, el coste salarial por trabajador alcanzó la cifra media de 22.541 euros. Pero si analizamos dicho coste por comunidades autónomas a través de sus niveles salariales y tasas de desempleo se puede observar que existen grandes asimetrías. Aquellas autonomías con salarios medios más elevados tienen unas tasas de desempleo inferiores al resto. Mientras los que tienen salarios inferiores están en una situación, en términos de desempleo, mucho peor.

Es el caso de comunidades como el País Vasco, Madrid y Navarra que con salarios medios superiores al resto de autonomías cuentan con tasas de desempleo muy inferiores a la media de España (20,8%). Por contrapartida, y en el lado opuesto, en Canarias, Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana (con tasas de desempleo por encima de la media estatal) sus salarios medios suponen las tres cuartas partes de los salarios más elevados.

Llegado a este punto hay que hacerse la pregunta siguiente: ¿a qué se deben estas diferencias salariales tan significativas entre autonomías y cómo pueden persistir?

Las diferencias salariales entre autonomías son producto de numerosos factores todos ellos muy complejos. Pueden atribuirse en gran parte -pero no en su totalidad- a la heterogeneidad de los puestos de trabajo, de los empresarios y de los trabajadores, así como a las imperfecciones del mercado de trabajo que dificultan la movilidad laboral y al poder de los sindicatos. Otros expertos extienden el análisis para introducir la productividad del trabajo (capital humano), las diferencias entre los cocientes capital/trabajo y las diferencias tecnológicas regionales.

Por último, las diferencias salariales entre autonomías también se pueden explicar en función de la combinación de sectores económicos. La ocupación es una de las variables que más influyen en el nivel salarial. Así, mientras en las comunidades del País Vasco y Navarra el sector industrial representa del orden del 25% de la población ocupada, en Canarias, Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana su participación en dicho sector es bastante inferior. Y en estas últimas autonomías tiene un gran peso específico el sector de hostelería cuya remuneración salarial es de la más bajas entre todas las ramas de actividad. A todo ello, habría que añadir que sus tasas de temporalidad son más elevadas que la media nacional debido a que una de las características propias del sector de hostelería es que la contratación se concentra mayoritariamente en los meses de verano.

Los puestos de trabajo del sector industrial exigen una mayor cantidad de formación que otros sectores y por ello tienen un salario más alto que los que no la exigen. La gran diversidad de cualificaciones que exigen los puestos de trabajo constituye una importante causa de la disparidad salarial existente en la economía.

Los individuos tienen diferentes stocks de capital humano de acuerdo con su dotación innata y con el tipo, cantidad y calidad de la educación y la formación que poseen. A corto plazo, estas heterogeneidades del capital humano generan diferencias salariales debido a que la productividad varía de unos trabajadores a otros. Los individuos pueden trasladarse y se trasladan a ocupaciones mejor remuneradas a largo plazo, pero el grado de movimiento es limitado a causa de la diferente capacidad para financiar las inversiones en capital humano y la diferente capacidad inherente para asimilar y aplicar la educación y la formación. Todo ello conlleva a que persistan las diferencias salariales.

Vicente Castelló Roselló. Profesor Universidad Jaume I

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