'T-inmóvil'
Puede que Deutsche Telekom (DT) tenga dificultades para desconectarse de EE UU. Con demandas para bloquear la compra de AT&T por 39.000 millones de dólares por la división de telefonía móvil alemana en EE UU, la mayor esperanza para DT de acabar sus 11 años de desventura allí es desaparecer rápidamente. La alternativa más plausible para una fusión o adquisición -vender T-Mobile USA a Sprint Nextel- podría ofrecer menos valor e irritar a los inversores, y el momento para una OPV es terrible. Un revés para el presidente ejecutivo René Obermann.
Un acuerdo con Sprint podría juntar al número tres con el cuatro de entre los jugadores del sector de móviles de EE UU, pero es menos tentador de lo que parece. Sprint es financieramente más débil que la número dos en el ranking AT&T, y emplea una tecnología diferente, es decir, menos sinergias. Asimismo, el Departamento de Justicia parece descontento con cualquier movimiento del cuarto al tercer operador nacional.
Una escisión de T-Mobile USA parece igualmente desafiante. Solo el 11% de los inversores de DT están en Norteamérica. Un intento de traer inversores extranjeros mediante una OPV se toparía con un moribundo mercado de nuevas emisiones. Los últimos resultados de la división muestran una reducción año tras año en ingresos, clientes y márgenes. Sería mejor que DT sea el primero en darse la vuelta.
Un veto definitivo podría amortiguarse con la cantidad récord de 3.000 millones de dólares, y los acuerdos de espectro y roaming con AT&T equivalen a una cantidad similar. Pero T-Mobile USA necesita gastar mucho más en espectro en los próximos años. Ese inteligente paracaídas limita también el daño a Obermann, que ha actuado sensatamente desde que asumió el mando a finales de 2006 y con una sólida trayectoria. Es cierto que el retorno total para los accionistas de -4,7% no es inspirador, pero es superior al -9,5% del Dax. Obermann puede estar a punto de perder un acuerdo fantástico, pero debería darse tiempo para volver a estudiar una estrategia.