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Tribuna
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æpermil;poca de pruebas para los bancos

La cuenta atrás ha comenzado. Hoy viernes conoceremos los resultados de la segunda ronda de los test de estrés a los bancos europeos. Como no podía ser de otra manera, con todo lo que está en juego, toda Europa está pendiente y particularmente la banca española. Precisamente, a una semana de conocer los resultados, la Federación Bancaria Europea (FEB) pedía a las instituciones que no se volvieran a repetir. Dejando a un lado los motivos que obligan a la patronal a pedir el cese de tal ejercicio, las declaraciones de la FEB abren un debate que va mucho más allá de la utilidad del los test de estrés. ¿Se podrá frenar la maquinaria que ya se ha puesto en marcha?

Precisamente, haciendo referencia a esta práctica, el presidente ejecutivo de la FEB, Guido Ravoet, dijo que "algún día tiene que terminar y llegar a una situación normal". La reacción de la patronal bancaria europea es comprensible desde su punto de vista, no olvidemos que las pruebas de estrés requieren invertir dos de nuestros bienes más preciados, tiempo y dinero. La ministra Salgado lo afirmó recientemente: "Hay que ser realistas, una solución cerrada no será posible previsiblemente en el día de hoy". ¿Se podrá entonces volver al secretismo pasado? Buscando repuestas, nos remontamos a los orígenes de las pruebas de estrés. Recordemos que en el punto álgido de la crisis financiera había un gran desconcierto respecto a la capacidad de los bancos de cumplir con sus obligaciones. Ni siquiera se querían prestar dinero entre sí porque no estaba del todo claro la exposición de cada banco a instrumentos financieros ilíquidos. Para restablecer la confianza en el sistema financiero, Gobiernos y mandatarios europeos instauraron el año pasado las pruebas de estrés y publicaron los primeros resultados. De hecho, el Gobierno español fue uno de los más firmes partidarios de que se aireasen sus posiciones hasta entonces oscuras. Se puede decir que los test marcaron un hito histórico, ya que por primera vez se abría el telón. Sin embargo, no fue suficiente. En parte porque los bancos en Irlanda, que habían superado las pruebas, tuvieron que ser rescatados un par de semanas más tarde. De pronto, la credibilidad de los test de estrés se puso en entredicho y cuanto más se intensificaba la crisis de la deuda, más se desconfiaba de los resultados en lo que se refiere a la exposición a la deuda soberana.

Fue precisamente para poner fin a la incertidumbre reinante por lo que se decidió llevar a cabo una segunda serie de pruebas con parámetros mucho más estrictos. La crítica situación en Grecia intensificó las discusiones sobre cómo tratar la exposición a la deuda soberana en este último ejercicio. Hay que tener en cuenta que a pesar de que el impago de la deuda soberana no va a ser puesto a prueba, sí se dará a conocer íntegramente la exposición a dicha deuda de todos los bancos analizados. Los bancos franceses, alemanes, españoles, griegos o las cajas españolas tendrán que enfrentarse a un análisis donde la deuda soberana se analizará con especial interés. Incluso algunos medios hablan ya de la posibilidad de que algunos bancos españoles suspendan el examen.

Si lo que queremos es inspirar la confianza del mercado, vamos a tener que dejar de lado cualquier tipo de secretismos y afrontar que quizás los bancos tienen que dejar las cortinas abiertas de manera permanente. Si bien es comprensible sentir cierta incomodidad cuando uno es analizado con lupa, es difícil conseguir que sea la última vez.

Viéndolo desde una perspectiva más general, cuando los mercados están nerviosos, quieren saberlo todo. Andrea Enria, presidente de la Autoridad Bancaria Europea, encargado de supervisar las pruebas, dijo en Londres el lunes que todavía estamos en una zona muy frágil.

El veterano del Banco de Italia declaró que las pruebas de este año ofrecerán una visión "sin precedentes" sobre el sector bancario. Si a esto le añadimos la desconfianza incipiente entre las esferas políticas a que los bancos vuelvan a guardarse información para sí como pasaba antes, el debate no parará aquí. ¡Y menos cuando se empiece a hablar de bonus! Como se decía en Bruselas durante la presidencia española hace dos años, que se enciendan las luces. Se abre el telón, ahora lo que nos preguntamos todos es por cuánto tiempo.

Hans Hack. Director de la práctica de Asuntos Financieros de FD Blueprint, Bruselas

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