El alumno único
"En la Universidad Alfonso X cada estudiante es único". Esa es la respuesta dada desde este centro a la pregunta sobre qué aporta su institución y que resume perfectamente el intento de las universidades privadas por diferenciarse. La universidad privada ofrece, "en primer lugar, un modelo académico que sitúa al estudiante en el centro del proceso educativo", cree Marta Arroyo, vicerrectora de estudiantes y empleo de la Universidad Europea deMadrid (UEM). Además de "un modelo muy efectivo por su eficiencia en la toma de decisiones" y "una innovación sistemática cuyo eje son las necesidades y exigencias de la sociedad". "Nuestra universidad propone un modelo de enseñanza en el que el alumno es el foco de todo el proceso formativo¢, coinciden desde la Universidad Camilo José Cela.
En España existen 25 universidades privadas y de la Iglesia católica, donde cada año entran casi 18.000 estudiantes, según datos del curso 2008-2009 ofrecidos por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. El caso deMaría Pérez, de 32 años, estudiante de Enfermería en laUEM, puede ser un ejemplo de cómo estas instituciones se adaptan al alumno. Ella previamente había estudiado Derecho y actualmente trabaja en una ONG internacional. "La principal ventaja es que puedo compaginar el estudio y el trabajo. Muchos compañeros también trabajan.
No tienes que sacrificar toda tu carrera profesional de años", explica.
Su anterior experiencia en una licenciatura fue en dos facultades públicas, en la Universidad Complutense de Madrid y en La Sorbona de París. Ella ha notado como diferencia "la atención personal al alumno para facilitar las clases¢ con herramientas como una plataforma virtual donde se puede seguir el curso. ¢Tienes los apuntes de clase ordenados cronológicamente por si no has podido asistir a alguna sesión", explica.
También dispone de una biblioteca virtual para consultar todo tipo de publicaciones científicas. Además, señala que las clases están pensadas para menos alumnos. "No creo que lleguemos a los 50". Por ejemplo, en este centro, el ratio es de 16 estudiantes por profesor, aunque en otros llega a 8,5, como en la Universidad de Navarra.
Otra de las diferencias que ve es que ella ha tenido que hacer prácticas en hospitales desde el primer curso. Aunque desde fuera se ha encontrado con opiniones que decían que "las enfermeras de las escuelas públicas están mejor preparadas". "Eso no es del todo cierto, porque si quieres entrar a trabajar en un hospital público, tienes que aprobar un examen igual para todos".
"Lo importante no es la naturaleza pública o privada sino el prestigio y reconocimiento de la institución", opina Miguel Costa, director de admisiones y desarrollo en IE University. "En el siglo XXI, el debate principal no ha de girar en torno a la titularidad, sino en torno a la función social de servicio público que desempeñan las universidades y el nivel de excelencia -tanto académica como investigadora- con que lo prestan. La categoría público-privada no es ni ha de ser la más relevante", asegura Roberto San Salvador del Valle, vicerrector de comunicación y proyección social de la Universidad de Deusto.
"La universidad pública ofrece un abanico amplio y completo de oferta universitaria con el horizonte permanentemente puesto en la máxima calidad, por supuesto. Todos queremos ofrecer la máxima calidad a nuestra sociedad, desde cada una de nuestras opciones. Si todos ganamos calidad separadamente, la gana el sistema universitario en su conjunto", cree Jordi Riera, vicerrector académico de la Universidad Ramon Llull, la más antigua de las privadas surgidas a partir de los noventa.
Aunque según Alberto Díaz, secretario general de la Universidad San Pablo CEU, estas instituciones privadas "pueden aportar más flexibilidad a cambios como la globalización o las nuevas tecnologías, ya que nos podemos adaptar con mayor rapidez".
Otra de las críticas a las privadas es que en muchas ocasiones son el destino de estudiantes sin nota para la carrera elegida en la pública. "No siempre es así. Nosotros también tenemos notas de corte para acceder y criterios de permanencia muy selectivos para los matriculados", asegura Díaz.
Obviamente, no todas las entidades son iguales. Hay algunas históricas y ligadas a la Iglesia con reputación formada a lo largo de los años, como la Universidad de Navarra, la de Comillas o la de Deusto (con 125 años de historia), donde San Salvador se jacta de haber formado durante este siglo "a personas y profesionales altamente cualificados, con alto grado de inserción en el mercado laboral", además de ser exigentes. "Estudiar en Deusto requiere voluntad, responsabilidad, esfuerzo, disciplina, espíritu de trabajo, afán de superación... esos son los requisitos, junto al expediente académico". Pero en las últimas dos décadas han surgido una veintena de centros que han buscado diferenciarse y captar alumnos a base de adaptarse a los estudiantes, ofrecer nuevos grados diferentes a las públicas, preocuparse por la salida profesional y, últimamente, disponer de carreras en inglés o donde los idiomas tienen gran peso. "Todos nuestros grados se imparten en inglés. Por ello un 65% de nuestros alumnos proceden de otros países y han sido formados en entornos internacionales, estando expuestos a diferentes culturas", expone el profesor de IE University.
Aunque estas universidades tienen también la barrera del precio. "El perfil socioeconómico es más bien un nivel medio-alto y alto -reconoce el responsable del CEU-, pero también hay una política de becas bastante generosa". Desde la Universidad de Navarra se asegura que uno de cada tres estudiantes de grado cuentan con ayudas para el estudio.
El rango habitual del coste de la matrícula varía desde los 6.000 euros a los 12.000 euros, siendo normalmente los estudios de Medicina los más caros. Aunque hay centros, como la IE University, donde la tarifa se dispara a los 18.000 euros. "Un 50% de nuestros alumnos recibe algún tipo de ayuda financiera", como préstamos, explica el director de admisiones de la entidad. Ayudas que se repiten en casi todos los centros consultados. "Nuestro reto es ser una universidad excelente y no ser una universidad elitista", asegura San Salvador. La estudiante de enfermería María Pérez reconoce que para ella, "aunque el nivel es muy bueno, la gran traba es el dinero". Por eso, en estos días está solicitando plaza en otras universidades más asequibles para cursar el segundo año. "Pero si me dieran una beca en la privada, me quedaría".
Las cifras
25 universidades privadas y de la Iglesia católica ofrecen grados en España.
17.601 alumnos se matricularon en los centros privados en 2009, según el informe de la CRUE.
81.000 estudiantes hay en la privada, frente a 1,2 millones de la pública.
PRÁCTICAS. Colocar a los alumnos en el mercado
"La Universidad Francisco de Vitoria se distingue por hacer prácticas en más de 1.500 empresas como asignatura obligatoria", señalan fuentes de este centro. Precisamente el fomento de la inserción laboral a través de estos breves periodos de trabajo es una de las marcas de las universidades privadas. Incluso la Universidad Antonio de Nebrija ha lanzado el llamado Contrato Nebrija, por el que se compromete a habilitar a los alumnos para que estén en condiciones de encontrar empleo apenas terminen sus estudios gracias a la formación académica, experiencia profesional y dominio de idiomas. "Somos conscientes de que las prácticas son el factor diferencial de las mejores universidades", señalan desde la Alfonso X. Por eso los platós audiovisuales -en la imagen, uno en la UEM- y laboratorios para ingenierías o ciencias de la salud completan la formación más teórica.
INVESTIGACIâN. Cada vez más mirando a la I+D
"Una universidad no puede vivir sin generar conocimiento, ya que esa es una de sus funciones fundamentales", explican desde la Universidad Camilo José Cela. Es una máxima para el futuro que comparten todas las instituciones consultadas. "La transferencia de conocimiento a la sociedad es un indicador de madurez de las universidades", creen en la de Nebrija.Pero la juventud de muchas de estas instituciones, su tamaño y su prioridad por la docencia las coloca por detrás de las grandes universidades públicas. Algunas más maduras, como la Universidad de Navarra -en la imagen, uno de sus laboratorios-, sin embargo, cuenta en la actualidad con más de 2.000 investigadores que trabajan en 680 proyectos de investigación en activo, con centros punteros como el CIMA, el Centro de Investigación Médica Aplicada.