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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Por una FP que piense en la empresa

La visita que Angela Merkel realizó el pasado febrero a España volvió a poner sobre la mesa, entre otros muchos temas, la insostenible tasa de paro juvenil -en algunos casos del 60%- que soporta actualmente la economía española. En aquel viaje, la canciller alemana recordó el éxito del modelo germano en la lucha contra el desempleo y aludió a la posibilidad de que España pudiese implantar un sistema similar. Una idea que ha llevado al Gobierno a iniciar una ronda de contactos preliminares con la CEOE con el fin de que esta acceda a liderar un proyecto semejante en España. De momento, y a instancias de la Cámara de Comercio Alemana para España, se trabaja en el diseño de un proyecto piloto en los dos centros de formación profesional alemana que existen en España, cuya función hasta ahora se circunscribía a formar trabajadores para las filiales españolas de la industria germana.

El gran secreto del modelo alemán radica en que ha sido capaz de unir íntima y exitosamente dos campos que en España continúan, con alguna excepción, separados: la empresa y la educación. Alemania lo ha hecho a través de un sistema dual, basado en acuerdos de colaboración con las grandes compañías y financiado por estas, que ofrece al estudiante la posibilidad de recibir un 65% de formación práctica en un entorno empresarial y sin dejar los estudios. La robustez del modelo y su adaptación a las necesidades del mercado contrasta con uno de los grandes problemas de que adolece la educación y, por ende, el empleo, en España: la sobrecualificación de la oferta de mano de obra. Los datos indican que casi un tercio de los jóvenes españoles que trabaja desempeña un puesto que requiere menos aptitudes de las que posee, una circunstancia que genera un alto nivel de frustración, afecta a la competitividad de las compañías y está impulsando una migración creciente de estudiantes desde la universidad a la formación profesional.

Pese a haberse producido este incremento de demanda de formación profesional -alentada por la crisis económica- no es ningún secreto que la FP española llevaba años en espera de una reforma que ha sido recientemente aprobada y que se aplicará, previsiblemente, el próximo año. Ese cambio de modelo ha sido demandado por el propio tejido empresarial ante la dificultad de encontrar trabajadores cualificados y capaces de cubrir las necesidades reales del mercado. En ese escenario, la iniciativa de impulsar en España el modelo alemán es una buena noticia, como es de desear que la nueva FP que nace el próximo curso esté inspirada por ese mismo espíritu de cohesión entre escuela y empresa. Si bien es cierto que las deficiencias del sistema de formación no son las únicas responsables del elevado paro juvenil que sufre España, son un factor que alimenta el problema. Por eso es urgente impulsar una FP que piense en la empresa.

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