Las lagunas del plan de ayudas a Grecia acercan la reestructuración de su deuda
Las dudas sobre la capacidad de Grecia de reconducir sus cuentas públicas crecen día a día. La caída del PIB en 2010 (-4,5%) ha acelerado la expectativa al recalcar el fracaso del plan de ayudas y acentuarse la incapacidad del país para asumir sus compromisos fiscales. El mercado ya da por hecho una reestructuración de la deuda antes de 2013. Algunos expertos creen que será inminente y se barajan quitas del 40%.
Reconducir las cuentas públicas en un país en recesión -el PIB cayó un 4,5% en 2010- y con una deuda sobre PIB en el 143% se convierte en misión casi imposible. Pagar los intereses supone más de la mitad del déficit presupuestario, lo que implica que los recursos no se destinan a mejoras de productividad o inversiones que consigan impulsar el crecimiento, claves para poder reducir y no engordar la pelota del endeudamiento.
"La estrategia que se adoptó con Grecia fue arriesgada y ha probado ser errónea. Tendrían que haber recibido ayudas pero sin obligarles a realizar esfuerzos de austeridad tan enormes. Se olvidó la importancia de preservar el crecimiento. Ahora no pueden salir de la recesión ni reducir el déficit", explica Anton Brender, economista jefe de Dexia AM.
El mercado ha asumido que el margen de maniobra de Grecia se agota. La rentabilidad del bono griego a dos años se ha disparado al 25,36% recientemente, mientras que el 10 años se ha situado en el 15,6% y el 30 años en el 9,88%, cifras que implican que el mercado espera una reestructuración de la deuda mucho antes de 2013, fecha a partir de la cual Alemania se ha mostrado partidaria. "No es una cuestión de si va a haber una reestructuración sino cuándo. El mercado asume ya que habrá quitas entre el 25% y el 50%", explica Félix López, de Atlas Capital.
En mayo del pasado ejercicio el plan de ayudas de 110.000 millones aprobado para Grecia se ideó con la expectativa de que el país podría volver a financiarse en los mercados en 2012. Se suponía que al garantizarse la financiación hasta ese año, y con la implementación de programas de ajuste fiscal y reformas estructurales, regresaría la confianza.
La realidad ha probado que con una economía estancada y el daño que están provocando los planes de ajuste en el crecimiento, alcanzar tanto esa meta como un déficit del 2,6% para 2014 parece imposible. En 2010 el déficit cerró en el 10,5%. "El mercado ha reaccionado porque las cuentas no mejoran", dice Javier Niederleytner, profesor del IEB.
La incógnita está entonces en ver las opciones que le quedan a Grecia y el impacto que pueda suponer en el resto de Europa. Nuevas medidas de austeridad que mejoren aún más la disciplina fiscal, una bajada del tipo de interés de los préstamos que reduzca el efecto de los constantes incrementos de deuda, ventas de activos vía privatizaciones o una reestructuración de la deuda son las alternativas que tiene el país, según Citi. "Creemos que lo mejor para conseguir una deuda sobre PIB sostenible es una combinación de medidas y una quita de la deuda del 40%".
Sofía Rodríguez, directora de macroeconomía de Banco Sabadell considera que el gobierno griego tiene básicamente tres opciones; conseguir una modificación de la estructura de ayuda, por ejemplo, con un aumento del montante de la misma, llevar a cabo una reestructuración e incluso baraja la posible recompra de deuda pública griega a precios de mercado por los tenedores de la misma, opción a la que se opuso el gobierno alemán en marzo.
La pregunta también es cuándo se producirán estos ajustes. Los expertos aseguran que el daño será mucho menor si las medidas se toman con rapidez. "Hay que actuar lo antes posible. Si no va a afectar a todas las entidades con deuda, a los soberanos y al BCE", avisa Javier Niederleytner, profesor del IEB. "Si no es inmediato los costes para el gobierno seguirán creciendo", admite Brender.
La cuestión está en ver si la política lo permite. "El temor es que la reestructuración cause mucho impacto en la banca alemana. Alemania se ha mostrado partidaria a partir de 2013 para dar tiempo a sanear sus bancos", explica Federico Steinberg, investigador principal de economía internacional del Real Instituto Elcano. El efecto contagio que pueda tener en Irlanda, Portugal o España también dependerá de la contundencia con que se actúe en Europa y de como marchen las economías de esos países, aseguran los expertos.
El plante de Islandia a sus acreedores se mira de reojo
A medida que se empiezan a analizar las potenciales consecuencias de una reestructuración de la deuda en Grecia, algo que algunos entendidos creen acabaría desatando escenarios similares en Irlanda o Portugal, muchos se preguntan qué ocurriría en Europa si se repite algo parecido a lo ocurrido en Islandia, país que se ha negado a pagar las deudas de sus bancos."No es un escenario factible porque el caso islandés es muy concreto pero sí hay que tenerlo en cuenta porque empieza a gestarse la idea de que hay más maneras de salvar a la banca. Si los políticos recogen el guante ahora que empieza el debate de las reestructuraciones, ojo. Es un mensaje fácil de vender a los electores", avisa Juan Ramón Caridad, director general de Swiss & Global España.Islandia, un país de 320.000 habitantes, ha rechazado en referéndum devolver los 4.000 millones de euros -una cifra que supone un tercio del PIB islandés- que Reino Unido y Holanda pagaron a sus ciudadanos depositantes de Icesave, la filial por internet del quebrado banco islandés Landesbanki que hizo furor por los tipos que ofrecía.Islandia tampoco rescató al sistema financiera cuando quebró como consecuencia de la crisis de Lehman y los excesos acometidos en los años de bonanza, cuando llegó a amasar activos por 12 veces el PIB. Y aunque el país sigue sumido en una crisis -el paro ha pasado de ser inexistente a rondar el 8%-, el FMI espera que este año crezca el 2,3% tras la caída del 3,5% en 2010 y del 6,9% en 2009. Las decisiones tomadas por Islandia no le van a salir gratis. La negativa del referéndum complica su acceso a la UE y la relación con el FMI. Eso sin contar con los sacrificios sociales, las subidas de impuestos y los recortes de gasto impuestos para recibir ayudas.El problema es que Europa no se podría permitir algo así, según los expertos. "El agujero de Islandia es un granito comparado con el de Grecia", avisa Javier Niederleytner, del IEB. Islandia, además, pudo depreciar su moneda para ganar competitividad, otro imposible en Grecia con el euro.
La cifra
-3% es la estimación de caída del PIB para Grecia este ejercicio. El FMI prevé que el déficit fiscal se sitúe en el 7,4%.