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Mercados

El Ibex se aferra al 11.000 pese a los nuevos ataques a Portugal

El bono luso marca máximos y el BCE inyecta liquidez de emergencia a la banca, pero la Bolsa española gana el 2,45% en la semana.

No lo ha tenido fácil, pero lo ha logrado. El principal selectivo bursátil de España ha superado finalmente su miedo a las alturas para cerrar la semana por encima de la barrera psicológica de los 11.000 puntos. Ni siquiera las renovadas turbulencias que sufrieron los mercados de deuda soberana europea el viernes lograron que el Ibex cayera de esta cima, la más alta que corona desde abril de 2010. La caída del 0,40% que sufrió en la última sesión no impidió un incremento semanal del 2,45% que deja al Ibex en los 11.068,10 puntos.

La percepción de los inversores sobre el perfil de riesgo de los países periféricos venía disfrutando de una tregua desde el comienzo de la semana. Una tendencia acentuada por la buena acogida que han tenido las emisiones soberanas en las subastas de deuda celebradas por Grecia, Bélgica y España. En este último caso, el Tesoro Público ha recibido una aceptable demanda de papel tanto en la subasta de letras del martes, como en la de bonos del jueves. De hecho, el coste que le supone al Estado endeudarse bajaba a un tipo de interés previo al rescate de Irlanda. El viernes, sin embargo, la fotografía cambió a peor.

El Banco Central Europeo hizo público entonces que acababa de conceder 16.009 millones de euros a la banca europea en préstamos de emergencia. Se trata del montante más elevado que sale de esta ventanilla desde junio de 2009. El crédito, a un tipo de interés del 1,75%, se suma, por si fuera poco, a los 15.801 millones de euros que ya fueron concedidos el miércoles. Semejante movimiento resucitó los peores temores del mercado a que determinados sectores de la banca de la eurozona se encuentren agonizando, y puedan provocar quiebras sistémicas. Dado, además, que la información facilitada por el BCE se limita a señalar los volúmenes concedidos, y no las entidades o los países a los que se destinan estos préstamos, estos recelos se centraron en torno a los sospechosos habituales.

Portugal fue quien se llevó la peor parte. El tipo de interés que se paga por el bono luso a 10 años en el mercado secundario alcanzó el 7,497%, su máximo histórico. Y, a juzgar por los precedentes, es la temperatura a la que arde la solvencia de un país. Rebasado el 7,5% de interés sobre estas emisiones, Grecia e Irlanda solo aguantaron unas semanas antes de ser rescatadas.

Los ambiguos mensajes, como viene siendo habitual, que llegaron de Berlín tampoco ayudaron a apagar la llama. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, sostenía que, aunque no será necesario rescatar a Portugal, la UE está preparada para ello. Paralelamente, fuentes de Bruselas, citadas por Citi, advertían que Lisboa tendrá que pedir ayuda a sus socios europeos en abril.

Paradójicamente, en medio de esta tormenta, la imagen de riesgo país de España se ha mantenido estable. Si bien el tipo de interés repuntó levemente, hasta el 5,375% el viernes, la prima de riesgo se rebajaba de 215 a 212 puntos básicos. El cambio en el diferencial frente al bono alemán radica, sin embargo, en la subida de tipos que sufrieron los propios bonos germanos, hasta el 3,254%, reflejo de la expectativa de alza de tipos.

Aún con todo, las Bolsas del Viejo Continente superaron sin demasiados descalabros estos embates. Coincidía el viernes, además, el vencimiento de futuros del Euro Stoxx, que avivó las caídas a media sesión. El buen arranque de Wall Street al otro lado del Atlántico permitió, no obstante, que muchos de los parqués limitaran sus caídas, o incluso dejaran atrás los números rojos en las sesión. Finalmente, el Euro Stoxx cerró con un avance semanal del 1,44%, mientras que Londres ganó un 0,33%, París un 1,36% y Fráncfort un 0,75%. El papel más destacado lo jugó el Ibex, que se anotó un aumento del 2,45% en la semana, pese al descenso del viernes. Esta última caída también se vio contenida por el nuevo decreto ley que el Gobierno aprobó sobre las exigencias de capital a la banca.

"Sorprende que el mercado se haya tomado tan bien todo. Se han acentuado problemas de fondo suficientemente graves, como la tensión sobre Portugal, la subida de los tipos de interés, o la inflación", expone José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi. "Parece que los mercados están descorrelacionándose. Es difícil explicar lo que está ocurriendo, puede que las Bolsas se estén beneficiando del flujo que viene de los emergentes en busca de mayor seguridad, de vuelta a los parqués de Europa y EE UU", añade. Sin embargo, advierte, "hay muy poca liquidez", y es difícil que se mantengan los actuales ritmos de subida.

"Los 11.000 puntos no están asegurados. Hemos pasado del pánico de los primeros días del año a la casi euforia de ahora. Y ni entonces había motivos para asustarse irracionalmente, ni ahora el movimiento es tan potente. En el mejor de los casos las subidas se consolidarán en los próximos meses", aduce el analista de Citi.

En EE UU, a su vez, el cierre del viernes reforzó levemente las subidas semanales. El Dow Jones se ha anotado un 0,96% más en los últimos cinco días, el Standard & Poor's ha subido un 1,04% y el Nasdaq un 0,87%.

El dólar pierde atractivo frente al euro

En el mercado de divisas, la moneda de Estados Unidos era tradicionalmente el valor refugio al que acudir en tiempos de volatilidad. Sin embargo, y pese a que las aguas en torno a la deuda europea siguen revueltas, ha sido el euro quien ha seguido ganando terreno esta semana.La divisa comunitaria ha subido un 1,47%, hasta los 1,367 billetes verdes, mientras que el dólar ha perdido posiciones también frente al franco suizo, la libra esterlina o el yen japonés. Algunos analistas, citados por Bloomberg, achacan esta debilidad a las tensiones que siguen viviéndose en el norte de África, donde las revoluciones de Túnez, primero, y de Egipto, después, parecen destinadas a extenderse. Inquietudes éstas que han empujado a comprar moneda en Berna antes que en Washington.Otro factor adicional, destacado por los expertos, es que los inversores podrían estar empezando a fijarse en la ingente deuda que acumula EE UU, que no ha escatimado en gastos para salir de la crisis, mientras Europa emprendía una cruzada por la austeridad.

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