Las carteras ante la inflación
Los últimos datos de coyuntura parecen confirmar que lo peor se ha superado y se consolida un nuevo ciclo de crecimiento en los países desarrollados. La cruz es que el mercado empieza a temer que, en ausencia de medidas preventivas, se produzca un repunte de la inflación. ¿Cómo afecta un posible repunte de la inflación esperada a la Bolsa, a la renta fija y a otras clases de activos? En una primera fase, las expectativas de recuperación y el repunte de la inflación favorecen a la renta variable frente a la fija. En los últimos meses se observa, por un lado, un mejor comportamiento de la Bolsa frente a los bonos. Y también correlaciones negativas entre ambos: cuando sube la Bolsa bajan los bonos y cuando baja la Bolsa suben los bonos. Los bonos ofrecen cobertura a las acciones; y esa cobertura hace que el mercado tolere rentabilidades bajas en los bonos.
En fases de inflación moderada, los bonos y las acciones mantienen una correlación negativa que favorece a ambas clases de activos amortiguando las caídas.
Y en las última fase del ciclo, la inflación evoluciona al alza por encima de los umbrales de tolerancia -4,5% al 5%- y el crecimiento económico se desacelera, la "prima de riesgo" por la inflación aumenta, perjudicando tanto a los bonos como a la renta variable. Especialmente negativas son las situaciones de estancamiento e inflación o estanflación. La economía toca fondo pero sin fuerza para remontar y, sin embargo, los precios aumentan por la energía, los alimentos y las subidas de impuestos.
En fases de deflación como a finales del 2008 y primer trimestre de 2009 la rentabilidad real exigida disminuye, las expectativas de inflación se reducen y la prima de riesgo se torna negativa. En dichas fases, los bonos del Estado suben ofreciendo una cobertura ideal ante el desplome de la Bolsa y otros activos.
Fernando González Cantero. Director general de PBI Gestión