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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un voto de confianza para el 'made in Spain'

Algo está cambiando. No solo el mercado parece tener más confianza en España, -tal y como demuestra la subida del Bolsa y la fuerte caída de la prima de riesgo este año-, el mundo anglosajón, tremendamente crítico desde que estalló la crisis, también ha dado un giro en su visión del país.

La preocupación y el recelo no han desaparecido, pero tanto los titulares de prensa como los comentarios de las firmas de inversión se han matizado. Si hace unos meses el mensaje que enviaban era el de una España al borde del abismo, a día de hoy, se da un voto de confianza y cada vez son menos los que ven un rescate como la única solución a los problemas. De hecho, aunque sigue sin haber consenso, las probabilidades que se dan a ese escenario se han reducido sustancialmente.

El Gobierno ha ganado tiempo. La furia del mercado se ha aplacado, al menos por el momento, y mientras las necesidades de financiación se siguen cubriendo con éxito mediante las tradicionales subastas o ventas de deuda, uno de los principales críticos, la prensa anglosajona, parece más convencida de que España no está al borde de la bancarrota como dejaban entrever en un pasado muy reciente.

"España todavía puede evitar el debacle financiero", rezaba el diario The Wall Street Journal hace unos días, "España es probablemente solvente", concluía recientemente el semanario The Economist, e incluso el diario Financial Times reconocía ayer mismo en un editorial que las nuevas exigencias para el sector financiero son "el último de un número de pasos esperanzadores tomados por el Gobierno para revivir el sistema financiero". Eso sí, también advertían que solo una publicación totalmente transparente de las pérdidas potenciales de las cajas conseguirá tranquilizar del todo a los mercados. Algo que se irá viendo, pues en las últimas sesiones las caídas han azotado a la banca tras la escalada de principios de año. En definitiva, más confianza en España pero aún con cautela, tal y como expresaban hace unas semanas el mismo diario en otro artículo de opinión en el que sugerían a España acordar una línea de crédito preventiva con el FMI al tiempo que reconocían que en "un mundo justo" no habría muchas razones para preocuparse puesto que el Gobierno está haciendo progresos para situar el déficit bajo control.

El mundo anglosajón matiza la visión negativa sobre el país y alaba los avances

Los avances son ciertos, pues además de las reformas estructurales en marcha, los datos demuestran que los ajustes están surtiendo efecto. El déficit del Estado concluyó 2010 en el 9,2%, frente al 9,3% esperado, según avanzó el Ejecutivo el lunes.

En este contexto, los mensajes que llegan de fuera distan mucho de los ataques de principios del pasado ejercicio en los que se criticaba la capacidad de España para salir de la crisis o de titulares como el de España es el nuevo enfermo de Europa, publicado por The Economist a finales de 2009 o un reportajes de la misma revista como el de noviembre del pasado ejercicio en el que situaba a España junto a Irlanda, Portugal y Grecia entre los países que han naufragado y que esperan el rescate de Europa.

La buena noticia es que no solo la prensa se muestra más optimista con España, incluso entre los tiburones financieros de Wall Street, el análisis de las cifras permite conclusiones mucho más positivas. Goldman Sachs dedicó hace unos días su informe económico semanal a España con un titular bastante más esperanzador y claro, España: sostenible.

"España ha implementado un impresionante catálogo de reformas en los últimos seis meses. Y aunque el país necesitará continuar con las reformas estructurales para conseguir crecimiento futuro, encontramos que incluso en el escenario más pesimista, en caso de que se transfiera la deuda del sector privado al público, e incluso manejando escenarios pesimistas de crecimiento o de tipos para la financiación, la deuda pública probablemente no excederá el 90% del PIB, un caso difícil de calificar como insolvente", explican.

El optimismo sobre España, sin duda, es mayor o menor dependiendo de quien venga pero parece que los esfuerzos del Gobierno por enviar un mensaje de compromiso con la consolidación fiscal y el crecimiento van calando. Queda mucho camino por recorrer y es clave seguir avanzando.

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