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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

IAG une dos imperios con rumbo al futuro

La nueva International Airlines Group (IAG), que empieza a cotizar este lunes en las Bolsas de Londres y Madrid, lleva en su ADN las ventajas y las dificultades de Iberia y de British Airways, las aerolíneas que la constituyen, pero nace con una impronta diferente a la mera suma de las dos compañías. Hay un buen número de razones por las que IAG merece estar desde el primer momento en el punto de vista de los inversores. Entre ellas, las perspectivas de recuperación del tráfico aéreo o la mejora de la rentabilidad de Iberia en los próximos años, pasando por las evidentes sinergias -cuantificadas en 400 millones de euros-, la expansión de las marcas -que se mantienen- e incluso la posibilidad de que los beneficios que genere el acuerdo de colaboración del nuevo grupo con American Airlines sean superiores a lo inicialmente previsto.

Estos aspectos, unidos a la resolución del grave déficit del fondo de pensiones de British Airways y a la previsión de que el grupo acabe este año con posición de caja neta no deben ocultar, sin embargo, que el importante recorrido al alza experimentado por los dos valores durante el largo proceso negociador puede dar síntomas de agotamiento. Solo en 2010, la británica se revalorizó un 46%, mientras Iberia completaba el mejor ejercicio de su trayectoria bursátil, con una subida del 68%, que coloca su última etapa en el mercado, esta última década, en una revalorización del 200%. Pero, con ser inferiores a estos crecimientos, las acciones de los principales competidores, Lufthansa y Air France-KLM, también han desarrollado brillantes ejercicios.

La habilidad para aproximar posturas de Antonio Vázquez -presidente de Iberia y de la nueva IAG- y de Willie Walsh -consejero delegado de British Airways y de IAG- y para eliminar obstáculos entre dos compañías que se conocen profundamente porque llevan una larga trayectoria trabajando juntas y cooperando en la alianza Oneworld va a dar lugar a un gigante con ansias de seguir creciendo.

Los inversores deberán tener en cuenta que a los más de 400 aviones, que transportan 57 millones de pasajeros al año a 250 destinos en todo el mundo, y que son atendidos por 57.000 empleados, hay que sumar planes de crecimiento futuro. Para British es clave el acceso a Latinoamérica de la mano de Iberia, y para esta lo es crecer en América del Norte y Asia. Simbólicamente, ambas compañías representan la suma de dos imperios que dominaron el mundo en diferentes épocas de la historia, el español y el británico. Pero para ambas es un objetivo que esta fusión sea algo más que cosa de dos, y avanzar hacia la creación de la primera gran aerolínea transoceánica. Pueden hacerlo de la mano de American Airlines, el gigante estadounidense socio de ambas en la alianza Oneworld, con el que tienen un amplio acuerdo para la explotación de líneas transatlánticas en el marco del pacto de cielos abiertos entre Europa y EE UU.

La dura competencia en el sector, recrudecida con la expansión de las aerolíneas low cost y la entrada continua de nuevos operadores será el ecosistema en el que vivan los próximos años, durante el proceso de recuperación del mercado que ya se anuncia. Este entorno obliga a las aerolíneas a reinventar casi a diario sus estrategias comerciales, y con el transcurso de los meses se comprobará la flexibilidad de la que está dotado el nuevo gigante.

En ese escenario, el sector tiene que afrontar como siempre factores que escapan a su control, pero que impactan directamente en la cuenta de resultados. Aunque las aerolíneas cuenten con cláusulas que las protegen de las oscilaciones del precio de los carburantes, la subida del petróleo que llega de la mano de la recuperación acabará incidiendo en sus costes fijos, como lo hace el ciclo económico al que tan sensible es este sector.

La relevancia que la evolución de la economía británica tiene en las cuentas de British Airways es equiparable a la de la española en Iberia. Pese a la importante internacionalización de sus operaciones, este es otro factor de riesgo que citan los expertos. Según estos, la creación de un grupo mejor posicionado es una garantía para los accionistas, sin embargo, la remuneración presenta más interrogantes. Solo el tiempo dirá si, como se remarca desde IAG, la fusión en el nuevo grupo mejorará la rentabilidad para los accionistas respecto a la suma de las de Iberia y British.

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