Alerta de inflación en Reino Unido
Las economías del mundo reactivadas por la impresión de dinero se están conteniendo. Los ciudadanos británicos son víctimas de ello, y el Banco de Inglaterra se ve atrapado en el medio. Se necesita solidez. Pero subir los tipos de interés no es suficiente para contrarrestar la creciente inflación de Reino Unido -3,7% en diciembre-. Además, un mayor coste de endeudamiento podría devolver a la recesión, alargar las colas de desempleo y alimentar el déficit fiscal.
El daño ya está hecho. Los mercados creen que el banco central va a ceder a la presión. Los precios de los bonos están cayendo y el valor de la libra aumenta. Sin embargo, la respuesta obvia a la creciente inflación no es la correcta, ya que el origen está en la subida de impuestos y la presión del Gobierno británico sobre los precios del mundo. Quitando los impuestos indirectos del índice de inflación, el aumento anual del IPC es de solo el 2%. ¿Debe el Banco de Inglaterra subir las tasas solo porque el Gobierno esté intensificando los impuestos?
Y el mundo, reactivado como está con dinero liberado, sobre todo de EE UU y China, está enviando la inflación a Reino Unido. El petróleo, a casi 100 dólares el barril (unos 74 euros), es el más claro ejemplo de la presión mundial sobre los precios. Los combustibles y lubricantes aumentaron en Reino Unido un 12,9% en 12 meses. El petróleo caro perjudica a los consumidores, pero subir los impuestos no abaratará el combustible. Si el Banco de Inglaterra sube las tasas, la libra se disparará aún más, erosionando la competitividad del Reino Unido y dañando la industria manufacturera y las exportaciones, una parte de la economía que está mejorando.
El brote de inflación puede empeorar antes que mejorar. El Banco de Inglaterra tiene que actuar. Si no, Reino Unido corre el riesgo de entrar en una recesión de caída doble.
Por Ian Campbell