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Columna
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'Porco Governo' y tarifa eléctrica

Recordemos la exclamación de nuestros amadísimos italianos Piove, ¡porco Governo!... Calculemos cuánto más estamos autorizados ahora para culpar al de José Luis Rodríguez Zapatero del llamado déficit tarifario. Se trata de una nueva modalidad inaugurada por la demagogia populista del Gobierno de José María Aznar, a partir del ejercicio de 2000. Su prórroga desde entonces lo ha ido incrementando de manera que este último año 2010 se ha situado por encima de los 19.000 millones de euros y que se estima superará los 21.000 millones en 2011 y los 22.000 en 2012. Son cifras de vértigo, que han disparado las alarmas porque estamos tocando el fondo, como ya nos advirtiera el cantante Paco Ibáñez al musicar en su día los versos del inolvidado poeta Gabriel Celaya.

El caso es que el orden de magnitud de este déficit tarifario en el que nos movemos añade perturbaciones a la imagen de España ante los mercados financieros internacionales. Esos que nos escrutan con suma atención y que contribuye a causar una mala impresión. La última cosa que ahora nos haría falta. Así las cosas, el Gobierno ha tomado medidas para encararse con este déficit perverso subiendo la factura de la energía eléctrica a los consumidores en un 9,8%. A partir de ahí, el ministro de Industria y Energía, Miguel Sebastián, en línea con sus ideas de bombero, ha explicado que el incremento establecido equivale al precio de un café. Una comparación banalizadora que ha causado, como diría Luis María Anson, rechifla general. Con más pulso y el adobo de una pretensión pedagógica, la oficina de prensa del PSOE ha lanzado unas "preguntas y respuestas sobre la nueva tarifa eléctrica", bajo el decidido propósito de exculpar al Gobierno, presentarlo como víctima inerme sin margen de actuación y ofrecer, en suma, su perfil más favorable.

Pero el problema reside en el mecanismo por el cual se produce el déficit con independencia de que su cobro quede embalsado y aplazado con la plena garantía del Estado sobre el 100% de su monto en cada momento. Las explicaciones del PSOE culpan del déficit al Gobierno predecesor del PP, pero después de siete años en el poder, durante los cuales se han sumado más de 15.000 millones de euros a la deuda heredada, es imposible que Zapatero quede exento de responsabilidad. Cierto que el Gobierno del PP ideó un sistema por el cual los consumidores españoles pagan una parte de la energía eléctrica en el recibo mensual que abonan a las compañías suministradoras y otra la dejan aplazada en forma de déficit tarifario. Cierto también que la mayoría de los hogares paga su recibo mensual en función de lo que en la jerga técnica se llama tarifa de último recurso (TUR). Pero el cálculo de la TUR, de acuerdo con la fórmula publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), que nadie sabe de dónde ha salido y que es indescifrable, salvo para media docena de expertos de alta especialización, en absoluto permite afirmar que responda a un mecanismo transparente, lo cual además solo sería condición necesaria pero no suficiente.

El Gobierno, todo Gobierno, como regulador del sector eléctrico, puede afectar tanto a la parte regulada de la TUR (que comprende los peajes, es decir los costes del sistema tales como el transporte desde las centrales hasta los centros de distribución y desde éstos a las viviendas) como a las primas de las energías renovables, los incentivos a las modernas centrales de gas natural y el pago del déficit de tarifa. Pero también al valor de la parte que llaman el término de energía, que se quiere presentar como resultado automático del coste de las materias primas sujetas a su evolución en los mercados, porque éste de las materias primas, no es el único factor que determina el precio de la energía en la tarifa. Por ejemplo, que suba el precio de los combustibles fósiles en nada afecta a los costes de producir electricidad con uranio en las centrales nucleares o con agua en las hidroeléctricas. Y además, con independencia de este hecho inconmovible, compruébese que si se utilizara el precio spot para el cálculo de la TUR el resultado sería muy diferente. Porque, en general, este precio spot se encuentra de modo apreciable por debajo del precio del mercado a plazo, que ahora es la base para ese cálculo.

Aceptemos que bajo Gobiernos del PSOE se han adoptado medidas en relación con los CTC (costes de transición a la competencia) cancelándolos cuando, ya cobrados, los precios del mercado hubieran conducido hacia su devolución. Así como también se renunció a liquidar los 2.500 millones de euros de CTC, percibidos en demasía por las compañías. Por no mencionar la deficiente regulación de las renovables, que ha impedido paliar parte del déficit tarifario. O la ignorancia observada hacia los consejos del libro blanco de 2005, los informes de la CNE (Comisión Nacional de la Energía) y mucha otra literatura relevante al respecto. Hace un año Bélgica, sin rastro de comportamientos socialistas, prorrogó la vida de tres centrales nucleares a cambio de 245 millones de euros anuales y otras compensaciones económicas y sociales. Aquí, por ejemplo, de eso nada. Continuará.

Miguel Ángel Aguilar. Periodista

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