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Columna
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La segunda ronda de la deuda europea

El mundo al revés del crédito en Europa no puede durar mucho tiempo. La crisis de la zona euro ha trastocado el mercado de bonos y la deuda de muchas empresas es considerada más segura que la de sus Gobiernos. Aunque muchas compañías pueden hacer frente a las crisis soberanas, el crédito empresarial se enfrenta a un duro 2011.

Incluso antes de la crisis, algunas empresas disfrutaban de spreads menores que sus Gobiernos. Pero el fenómeno va en aumento. A finales de año, el 40% de los componentes del índice Markit iTraxx de inversión europea tenían una prima menor que los CDS de sus países, según los datos de Markit.

La divergencia es pronunciada en la periferia del euro. Por ejemplo, el CDS de OTE, el mayor operador de telecomunicaciones griego, está 600 puntos básicos por debajo del CDS del Gobierno heleno. Las utilities portuguesa EDF y la española Iberdrola están igualmente consideradas más seguras que la deuda soberana de sus países. No hay una razón intrínseca por la cual las empresas no puedan ser más solventes que el país en el que se basan. Esto es particularmente cierto para aquellas con los ingresos diversificados geográficamente. Mientras que la deuda soberana se ha disparado desde el otoño de 2008, los tesoreros de las empresas han preservado la liquidez y atajado los costes. A finales de 2010 la proporción de compañías con un rating estable de Moody's era el más alto en dos años, y las quiebras estaban en su nivel más bajo.

Durante la crisis monetaria de Brasil en 2002, los bonos de algunos bancos -un sector típicamente afectado por la solvencia soberana- resistieron mejor que los del Gobierno.

Sin embargo, las empresas de los países periféricos de Europa se enfrentan a un difícil 2011. Las medidas de austeridad deprimirán sus ingresos y los Gobiernos renegociarán sus contratos o impondrán impuestos, especialmente a los grupos de infraestructuras o servicios públicos. Las condiciones de financiación también empeorarán. Está clara la caída de la demanda de bonos de empresas de estos países que deberán afrontar la competencia de sus Gobiernos en sus emisiones para obtener fondos. Los bancos también están reduciendo sus balances.

La historia no está del lado de las empresas. En los mercados emergentes, el 71% de las quiebras corporativas entre 1995 y 2008 se produjeron durante las crisis soberanas, según Moody's. Para las empresas de la periferia de Europa, la crisis acaba de empezar.

Neil Unmack

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