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Debate abierto. El futuro de las Camaras de Comercio
Tribuna
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Valiosa experiencia

El Congreso convalidaba, la pasada semana, el Real Decreto-Ley 13/2010, de 3 de diciembre, que, entre otras medidas, incluía la supresión del pago del recurso cameral y de la obligación de afiliación a las Cámaras de Comercio. De esta forma se ha modificado en España el modelo continental de Cámaras de Comercio, vigente actualmente en la mayor parte de los países de nuestro entorno, como Francia, Alemania, Italia, Austria, Holanda, Grecia o Luxemburgo.

La decisión del Gobierno de suprimir el recurso cameral permanente y la adscripción obligatoria, mientras mantiene la exigencia de cumplir funciones público-administrativas, resulta, cuanto menos, precipitada y de complicada ejecución. Por eso espero que exista voluntad política y sentido de Estado para buscar una salida que permita a España mantener, como el resto de los países de nuestro entorno, este modelo cameral, que defiende los intereses generales de las empresas y, por tanto, de la economía española.

Esta es la realidad, pero creo que, hoy más que nunca, debemos comenzar a hablar del futuro. Porque el futuro de las Cámaras ya ha comenzado y, aunque parezca una paradoja, está avalado por 125 años de historia y experiencia, en los que las Cámaras, como entidades vivas, no han dejado nunca de evolucionar y de adaptarse a las exigencias que en cada época ha planteado y demandado el tejido productivo español.

Esta constante evolución ha permitido convertirnos en un referente básico de la economía y la sociedad en todas y cada una de las regiones y provincias españolas. Nuestra red territorial se extiende a 450 puntos de atención directa al empresario y esa capilaridad nos permite dar servicio, incluso, a todas aquellas empresas que se encuentran alejadas de los principales focos económicos e industriales de nuestro país. Esta implantación nacional nos ha habilitado para articular e implantar políticas comunes en todo el territorio y contribuir al desarrollo, a la vertebración y a la cohesión económica y social de España. Conocemos profundamente a las empresas, sabemos lo que necesitan, porque nos lo demandan y nos lo exigen día a día. Este conocimiento ha permitido constituirnos en la red más potente de servicios de empresas, conformada por multitud de recursos y especialistas -3.500 trabajadores- en la atención y la asistencia a las demandas empresariales.

Somos expertos en el apoyo de las empresas exportadoras. Desde el año 1991 hemos destinado cerca de 1.000 millones de euros para conseguir que nuestras empresas den el salto a mercados exteriores y hemos conseguido que 7.000 pymes, sin experiencia alguna en la venta de productos fuera de nuestras fronteras, se conviertan en exportadoras habituales. Anualmente, además, 17.000 empresas participan en nuestras misiones comerciales y 19.000 empresarios pasan por nuestras aulas para formarse en internacionalización.

Somos especialistas en incorporar en las pymes la innovación y la formación. Hoy por hoy, la red española de Cámaras ofrece cada año más de 150.000 plazas de prácticas en centros de trabajo a jóvenes que completan así su formación académica y más de 140.000 empresarios y trabajadores pasan anualmente por nuestras aulas. Estamos convencidos de que un país que no tenga una formación profesional de calidad, dignificada y muy en contacto con la realidad de las empresas siempre estará en condiciones de inferioridad. En el terreno de la innovación, todos los años realizamos en torno a 9.000 acciones.

Nos hemos convertido en los mayores expertos en crear y consolidar empresas, a través de las 37 ventanillas únicas empresariales, la Fundación Incyde y la red de viveros, con más de 20.000 empresas creadas por mujeres; 1.000 empresas instaladas en los viveros, y 253.000 emprendedores a los que se les ha asesorado y apoyado en la viabilidad de sus negocios.

Todos estos hechos nos demuestran que las Cámaras afrontamos los nuevos tiempos, sean los que sean, con un bagaje y unas potencialidades únicas que nos permiten creer, hoy más que nunca, en nosotros mismos. Estoy convencido de que, una vez más, demostraremos nuestra capacidad de reacción y nuestra eficacia para continuar dando servicio a las empresas, quizá con nuevos proyectos, nuevos métodos y nuevos programas. Gran parte de nuestra eficacia estará en la capacidad de atraer e involucrar al mayor número posible de empresas.

Por todo ello, confío en que las Cámaras, como ha sucedido a lo largo de su historia, sabrán también hoy convertir las dificultades actuales en oportunidades de futuro.

Javier Gómez-Navarro. Presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio

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