Malestar en Francia por el tren
La primera reacción de Francia cuando Eurostar eligió a Siemens en lugar de Alstom para suministrar la nueva generación de trenes de alta velocidad para el Canal de la Mancha fue cómicamente previsible. La actitud de los funcionarios franceses -que expresaron su consternación de que el "campeón nacional" había obviado en favor de su rival alemana- simplemente confirmó la cultura intervencionista arraigada en el país. Como Eurostar es una filial de la SNCF, la empresa estatal de transporte ferroviario francés agregó incluso leña al fuego.
Ahora parece que el malestar del Gobierno francés se está convirtiendo en un asalto proteccionista. El ministro de Transportes dice que la decisión de Eurostar es "inválida", aunque no está claro quién tiene que anular esa orden. El argumento de Francia es que los trenes de Siemens no son seguros. La maniobra es tan evidente que incluso invita a las autoridades comunitarias de competencia a intervenir y detener el carnaval. La verdadera razón por el enojo del Ejecutivo francés es que quiere apoyar el crecimiento de Alstom -el jugador dominante en el mercado de trenes de alta velocidad- en una época en la que la empresa se enfrenta a vientos en contra en sus otros negocios.
Es hora de que el Gobierno lo supere: el tráfico en el canal se abre a la competencia. No se trata sólo de trenes. Eurostar se enfrenta al reto del grupo alemán Deutsche Bahn, que esta semana probó uno de sus trenes por el túnel. Francia puede impulsar sus tradicionales guerras proteccionistas. Pero las del tren pasarán, incluso si para esto necesitan la ayuda de la UE.
Por Pierre Briançon