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El nuevo marco financiero internacional
Tribuna
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Más capital para un sistema más sólido

El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea dio un paso más este pasado fin de semana hacia la configuración y moldeado de lo que será Basilea III, o nuevo marco regulatorio bancario internacional. Basilea III es un acuerdo amplio de regulación del sistema bancario internacional que intenta corregir algunos de los defectos presentes en el sistema bancario durante la última crisis financiera.

Dado su alcance, es un proceso lento que necesita de muchos consensos, construidos a través de negociaciones continuas. El acuerdo de este fin de semana es un paso más, y es un paso importante porque constituye uno de los pilares de Basilea III: el capital de los bancos y las reservas o colchones anticíclicos. Este reciente acuerdo parcial señala:

l La necesidad de ampliar el capital ordinario como porcentaje del total de activos, ponderados por riesgo de un 2% a un 4.5% -esto es, la suma de acciones, reservas y participaciones preferentes (lo que se conoce como capital Tramo I) tendrán que doblarse como porcentaje de activos para mantener el mismo nivel actividad con un mismo riesgo.

l Se añade un requisito adicional de capital en forma de reserva anticíclica que hace que el capital Tramo I alcance el 7% (la forma de estas reservas anticíclicas necesitan todavía de cierta concreción).

l Por último, se establece un calendario transitorio para alcanzar estos nuevos requisitos.

Este acuerdo ha sido un resultado de consenso: Reino Unido y Estados Unidos habían solicitado requisitos más exigentes de capital propio, mientras que Alemania apoyaba requisitos más livianos. Se pretende reforzar los pilares de la actividad bancaria, exigiendo mayores recursos propios. Este objetivo viene, obviamente con cierto coste. Por una parte, un capital regulatorio mayor supone que la rentabilidad del capital de bancos va verse reducida en relación con otros periodos históricos: para financiar la misma actividad se necesitará de más recursos propios que habrá que retribuir.

Por otra parte, en un momento en el que el crédito circula con dificultades y su crecimiento es una de las principales incógnitas en la salida de la crisis, mayores requisitos de capital (como porcentaje de activos) pueden afectar al crédito bancario. El acuerdo alcanzado ha intentado resolver esto a través de un periodo transitorio largo que permita a los bancos adaptarse a los nuevos requisitos.

Sin embargo, a pesar de ser un paso hacia adelante, el acuerdo no deja de ser una parte dentro de un conjunto amplio que todavía necesita mayor consenso y concreción. Por una parte, los ratios de capital son ratios sobre activos ponderados por riesgo: mientras el numerador es observable y de difícil discusión (acciones, reservas y participaciones preferentes), el denominador no ha sido regulado.

A pesar de que la definición de activos ponderados por riesgo corresponde a los reguladores nacionales (usando generalmente recomendaciones del Banco de Pagos Internacional de Basilea), es necesaria mayor homogeneización para evitar huecos en los requisitos de capital. Los porcentajes acordados tomarán mayor o menor sentido dependiendo de la estimación de la ponderación del riesgo que los bancos asuman.

Por otra parte, las reservas anticíclicas deben ser definidas con mayor concreción. El periodo transitorio para cumplir las obligaciones con estas reservas anticíclicas es amplio (de 2016 a 2018) y el acuerdo alcanzado reconoce la capacidad de los organismos regulatorios nacionales para acelerar el periodo de cumplimiento si el crecimiento en el crédito lo justificara. Es quizás en la implementación del componente discrecional del calendario transitorio donde mayor importancia tomará la puesta en marcha de estas reservas adicionales. Del mismo modo, el acuerdo reconoce que la distribución de dividendos puede verse limitada por no haber alcanzado este objetivo de reservas anticíclicas.

En definitiva, las nuevas medidas constituyen una pieza más en un camino largo para un marco regulatorio bancario más sólido y estable.

Juan Toro. Socio-director de Transmarket Spain y profesor del Institutode Empresa

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