Telefónica abre la caja de los truenos
La petición de cambios en internet para evitar el colapso del sector ha disparado las alarmas. ¿Es el fin de la tarifa plana o la búsqueda de un nuevo modelo?
Ni siquiera había empezado el mes de septiembre. Eran las primeras horas del 30 de agosto y un sol veraniego se reflejaba en el mar Cantábrico. El consejero delegado de Telefónica, Julio Linares, tomó la palabra en el encuentro de telecomunicaciones que se celebra cada año en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. "El principal problema al que se enfrenta el sector pasa por un grave desacoplamiento entre el crecimiento del tráfico, el coste de la red, los ingresos que genera y la tensión en la inversión", dijo el ejecutivo. Todo ello puede llevar al colapso de la industria si no se cambia el modelo. ¿Posibles remedios? "Hacer evolucionar la oferta con tarifas segmentadas por tipo de servicio o gestionar la calidad priorizando el tráfico por tipo de servicio". Y aplicar un sistema más equitativo: "En España, un 5% de los usuarios de banda ancha móvil produce el 75% del tráfico. El usuario medio está subsidiando al usuario intensivo", sentenció. Pese al sol del exterior, la industria en pleno lo tuvo claro: el curso había comenzado.
"Telefónica cobrará más a los usuarios que más usen la banda ancha", titularon inmediatamente varios blogs y webs en internet. "Telefónica dice adiós a las tarifas planas ante el peligro de colapso de las redes", decían otros. ¿Es cierto? ¿Anticipó Linares el fin de las tarifas planas?
Tarifas planas limitadas
El problema es la fuerte inversión para las nuevas redes
"Lo que Linares hizo fue un diagnóstico de una situación en la que el tráfico crece exponencialmente, mientras los recursos y los ingresos no lo hacen", explican desde Telefónica. Ninguna tarifa plana en España es ilimitada, continúan estas fuentes. Las de banda ancha fija están acotadas por velocidades y las de móvil, por capacidad de descarga. "En todos los sectores se paga por consumo, ¿o se imaginan pagando la factura eléctrica del vecino que deja constantemente las luces encendidas?", añaden.
"Si Telefónica quiere limitar las tarifas planas, es un problema de Telefónica", sostiene Enrique Dans, profesor del Instituto de Empresa, que defiende que no corresponde a los usuarios poner los precios de los productos de ninguna compañía. "Lo que a los usuarios nos toca en ese caso es solicitar a Gobierno y regulador garantías suficientes de que el mercado funciona y que, por tanto, si Telefónica deja de ofrecer tarifas planas, otros operadores aprovechen el hueco de mercado que deja y las mantengan".
Pero, ¿tan terrible sería el fin de las tarifas planas? "Los precios a clientes finales están liberalizados en España", explicó el que más sabe de esta materia, el presidente de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), Reinaldo Rodríguez. Telefónica es libre de cobrar lo que quiera por su ADSL o por la banda ancha móvil, con tarifas planas, onduladas o curvas. El único límite es, por supuesto, la legalidad -no puede haber un pacto de precios entre las compañías- y la competencia, resaltó el alto cargo. Telefónica tendrá que mantener las tarifas planas mientras el resto de los operadores las tenga, ya que si no se quedaría fuera del mercado.
Y, por ahora, parece que nadie quiere mover sus precios. La primera, Telefónica, que ya ha dicho que no piensa quitarlas en España. Es más, su intención es sacar más esquemas de este tipo, cada vez más a la medida del cliente. Claro que esta afirmación se hizo después de que Vodafone, Orange y Jazztel cerraran filas en favor de las tarifas planas de banda ancha fija y expresaran su intención de conservarlas, al menos a medio plazo. Hoy por hoy, Vodafone, Orange y Jazztel pueden decir sin problemas que mantienen sus tarifas planas de ADSL. Tienen pocos clientes y redes bien dimensionadas. Jazztel, por ejemplo, ha disparado sus inversiones en los últimos meses para acoger el crecimiento de clientes que espera en su red y que no haya problemas. Orange ha anunciado varias veces que invertirá con fines similares. Telefónica, con muchos más clientes, se enfrentará antes a problemas de capacidad.
Estrategia comercial
"Es un tema de estrategia comercial, de precio y de dimensionamiento de red", explican fuentes del sector. Hay otros países donde no hay un esquema de tarifas planas ilimitadas por descarga, como el Reino Unido, y no hay ningún problema, porque todas las operadoras tienen catálogos de ofertas similares. En España eso no es así, lo que haría más complicado que alguna compañía se saliera del guión, porque los clientes lo interpretarían como un empeoramiento del producto. Eso sí, si alguna compañía se lanza, como ha hecho Telefónica en Reino Unido, a vender una tarifa plana de banda ancha fija a 20 megas de velocidad limitada a 20 gigas por menos de 10 euros al mes para los clientes de móvil de O2, a lo mejor tendría éxito.
De hecho, sí hay tarifas planas limitadas por descarga en España. Telefónica tiene una de ADSL, que permite navegar a un mega con una descarga de dos gigas. El precio es de 19,90 euros al mes.
Esa tarifa existe sin polémica alguna, ¿por qué genera tanta que pueda haber más? Porque Julio Linares justificó la necesidad de un cambio de modelo en el posible colapso de las redes. El ejecutivo no está preocupado por la saturación de la infraestructura hoy y tampoco mañana, pero dice que la realidad es que la capacidad crece a un ritmo exponencial, que no es seguido de igual forma por los ingresos. Si el negocio es menos rentable, la posibilidad de inversión se reduce. Y eso pasa justo cuando en el horizonte asoman las multimillonarias inversiones que hay que hacer para las nuevas redes de banda ultraancha, sobre todo la de fibra óptica. "No es un tema de discriminación, ni de neutralidad, ni de subir tarifas, sino de sostener el sistema entre todos y debatir cómo se soluciona, antes de que sea irremediable", dicen fuentes próximas a la operadora.
A Dans le parecen "una desvergüenza" las palabras del directivo de Telefónica. En su opinión, esta operadora pretende crear una imagen de carestía inexistente: "Quieren que asumamos que la red no da más de sí porque algunos usuarios la utilizan demasiado, o porque misteriosamente nuestro uso aquí en España satura mucho más que usos más exigentes en Tokio, Seúl o Helsinki. Lo que deben hacer es mejorar la capacidad de sus infraestructuras invirtiendo".
La pregunta que queda en el aire es cuánto tiempo queda para que las redes tengan problemas de saturación, que es lo mismo que inquirir por la duración de las tarifas planas ilimitadas. Jorge Emiliano Pérez-Martínez, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, asegura que las redes fijas actuales no están saturadas con los tráficos presentes "y están muy lejos de colapsarse". La cuestión, dice, no es ésta. "El problema es que las operadoras no ven claro el modelo de negocio que justifique las inversiones futuras, y que por otra parte son necesarias para cuando lleguen, entre otras cosas, los vídeos online de alta definición".
Pérez-Martínez explica que, tras las palabras de Linares, lo que se deja entrever es que con el modelo actual tarifario Telefónica no ve sostenible el despliegue de la fibra. "Aunque siempre vaya a haber tarifas planas, a ellos les interesa segmentar las ofertas. Cada vez es más difícil separar los servicios de la conectividad, así que las operadoras necesitan aproximarse al cliente con ofertas adaptadas e incorporar servicios más sofisticados. Y creen que esto no se puede hacer si hay barra libre para todos y si no hay un modelo claro de cómo se reparten los ingresos entre todo el ecosistema de internet, incluido jugadores como Google, Apple o Microsoft, porque a Telefónica y al resto de los operadores no les salen los números".
Este ingeniero sostiene que el problema que se debate es más complejo que el tarifario y que Telefónica lo que trata de explicar es que el modelo actual se les ha quedado pequeño y que quieren ir a un modelo más sofisticado. "Y, o las operadoras dicen que o tienen incentivos o no desplegarán nuevas redes, con los consiguientes problemas para el crecimiento económico del país".
Con otras palabras, éste es el problema de las grandes operadoras del sector en estos momentos y el que quiso poner sobre la mesa Linares. Los requerimientos de inversión son elevados y las telecos ven inviable acometerlos si sólo pagan ellas y los usuarios. De ahí el planteamiento de que se necesita un nuevo modelo, no sólo con tarifas más segmentadas, sino con más actores contribuyendo a sostenerlo. Si los proveedores de internet son los primeros beneficiados de una mejora de las redes, ¿por qué no la sufragan?, se preguntan las grandes operadoras.
Pero no todos lo ven así. "Telefónica pretende o bien subir las tarifas de manera global, o limitar el volumen de descarga de las tarifas planas, o incluso eliminar la neutralidad de la red", continúa Dans, quien explica que en estos momentos se habla incluso de establecer calidad tempo real, calidad oro para empresas, y calidad best effort para particulares, cada una con sus esquemas de precios, algo que, en su opinión, literalmente acabaría con la naturaleza neutral de internet como lo conocemos. "Que cada uno compre a las operadoras el ancho de banda que quiera y necesite, pero que en ningún caso se metan a arbitrar con los orígenes, destinos, protocolos o contenidos que circulan por la red. Eso no les pertenece", defiende Dans.
Una dificultad mayor para la red móvil
Las redes de telefonía móvil son el mejor ejemplo de las contradicciones del sector. El uso de la banda ancha inalámbrica no explotó hasta que no se introdujeron tarifas planas, ante la incertidumbre de los consumidores sobre cuál sería su factura en el pago por descarga. Pero estas tarifas planas nunca han sido ilimitadas. Desde el principio, la cuota mensual sólo da para un determinado nivel de descarga, aunque sobrepasar esta barrera no conlleva una penalización económica, sino una reducción de la velocidad.Sin miedo al recibo a fin de mes, el consumo se ha disparado. Con la llegada de teléfonos como el omnipresente iPhone y de productos como el iPad, acompañados de todo tipo de móviles y artefactos inteligentes, la saturación ocasional en las redes móviles sí empieza a ser una realidad en estos momentos, algo que no sucede con la banda ancha fija.El móvil no sólo tiene que lidiar con un aumento exponencial del uso de datos, sino con sus propias particularidades. La primera es la necesidad de espectro, un recurso finito. La segunda es la movilidad, que hace imposible prever cuántas personas estarán al mismo tiempo usando la misma celda.Pese a ello, hay alguna iniciativa para suavizar la limitación de capacidad. Vodafone, por ejemplo, sólo la aplica cuando hay sobrecarga.
Distintas vías
La necesidad de movilizar inversiones millonarias para desplegar las nuevas redes es un problema que se repite en todo el mundo.Australia ha optado por ayudar con fondos públicos a la creación de un operador neutro, cuya infraestructura cubra el máximo territorio posible.Europa se decanta, por ahora y de forma mayoritaria, por ayudar sólo donde no llega la iniciativa privada.