Washington deja en el limbo transferencias con las que aliviar la crisis de los estados
El Senado de EE UU ha dejado en el limbo una ayuda de 26.100 millones de dólares (unos 19.760 millones de euros), vital para aliviar las finanzas de los estados. El impacto de esta transferencia en el déficit federal ha impedido un consenso que se buscará mañana tras hacer algunos ajustes. Si la votación no tiene éxito, miles de empleos públicos, sobre todo en educación, serán eliminados en otoño.
La mayoría demócrata en el Senado no fue suficiente para aprobar el lunes, a última hora del día, un paquete de ayuda a los estados por valor de 26.100 millones de dólares y que es una extensión a la concedida el año pasado a cargo del estímulo fiscal aprobado por Barack Obama. El problema es que el CBO, la Oficina Presupuestaria del Congreso, publicó poco antes de la votación un informe en el que detallaba que el impacto de esta transferencia en el déficit federal sería de 5.000 millones de dólares lo que imposibilitó una mayoría suficiente en un Congreso que ha hecho de la reducción del déficit una cuestión de campaña para las elecciones de renovación de escaños en noviembre. Las cuentas de la CBO son diferentes a las que tenía la mayoría demócrata, que consideraba que esta transferencia iba a ser neutral para las cuentas públicas. Así las cosas, la mayoría demócrata estaba trabajando ayer para neutralizar los costes apuntados por la CBO y poder volver llevar al pleno esta iniciativa hoy miércoles.
Los estados, 42 de ellos con fuertes déficits y algunos como California y Nueva York sin haber cerrado el presupuesto con el que gestionar el actual año fiscal, están muy pendientes de Washington porque 10.000 millones de esa ayuda se dedicarán a educación y 16.000 a sanidad, para los pagos del Medicaid (la cobertura para los pobres) . Con esta cantidad, se espera que los estados puedan afrontar sus obligaciones hasta mediados de 2011. El gobernador de Pensilvania, Ed Rendell, apuntó que sin esta ayuda peligran 20.000 empleos estatales y municipales, muchos de ellos de profesores que no empezarían el nuevo curso escolar.
El año pasado, y gracias a las transferencias previstas en el estímulo de Obama, los estados pudieron hacer frente a una crisis que ha reducido seriamente sus ingresos mediante impuestos, a la vez que ha disparado sus gastos sociales, sobre todo en sanidad.
Ahora que este estímulo fiscal está prácticamente agotado y las extensiones a uno nuevo se complican, algunos economistas temen que la crisis local y estatal sea un freno para el crecimiento del país y además perjudique a la tímida creación de empleo, dados los fuertes recortes que tendrán que hacerse en los presupuestos para poder cerrarlos sin déficit, que es lo que ordena la Constitución del país.
La cifra
5.000 millones de dólares se añadirían al déficit federal, si se aprueba el plan de ayudas diseñado por la mayoría demócrata para los estados en crisis.
El déficit federal tensa el debate
Economistas como Alan Blinder y Mark Zandi, ex asesores de Bill Clinton y John McCain, respectivamente, han hecho un estudio en el que concluyen que el estímulo fiscal aprobado en 2009 por Barack Obama ha permitido al país no caer en una depresión.Es algo que está siendo contestado por economistas asociados con el ala más dura del partido Republicano en un momento en el que las preocupaciones por el déficit (de 1,4 billones de dólares) ganan terreno a los efectos de la crisis. Las elecciones para la renovación de un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes en noviembre harán que el déficit y el mantenimiento o no de los recortes fiscales de George Bush dominen el debate y paralicen la acción del legislativo durante meses.