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Josep Huguet

"Es el momento de que el sector servicios salga al exterior"

El nuevo Plan de Política Industrial persigue aumentar la cuota de exportación mundial del 0,39% actual al 0,43% en 2015. También prevé triplicar las patentes europeas hasta 170 por millón de habitantes.

La industria ya ha llegado tarde a algunos países emergentes. Pero las empresas de servicios mantienen un reto importante en estos mercados deficitarios en infraestructuras tan básicas como el gas, la electricidad o el agua. Josep Huguet cree que ahora se presenta una gran oportunidad para ingenierías e incluso para el sector de la construcción.

Las exportaciones han crecido un 17% entre enero y marzo...

Y un 12,7% en abril. Son datos muy positivos, porque como el mercado español estará mal durante un tiempo, es necesario que la gente salga fuera. Después hay que implantarse, que es lo que ya han hecho unas 400 empresas catalanas, ratio que se ha duplicado desde las 200 existentes a principios de la década de 2000. Se trata de compañías que tienen como mínimo una planta fuera. Tenemos censadas 11.000 firmas exportadoras, y lo que queremos es aumentar esta cifra un 20% en cuatro años. Para conseguirlo, hemos creado un área de aterrizaje en California para empresas de alto valor tecnológico.

Esto en cuanto a la industria. ¿Y las empresas de servicios?

Este sector ha vivido muy bien. No ha tenido necesidad de salir fuera. Aún recuerdo que hace años me reuní con empresas de la construcción para decirles que debían internacionalizarse y se lo tomaron con una frialdad total. Ahora, los que han aguantado nos acompañan en misiones internacionales. Y aquí existe un gran potencial no sólo para la construcción, especialmente en estos países emergentes. Son mercados en los que a la industria ya no la atrapamos. Los que no se hayan instalado, ya han llegado tarde. Pero países como China o India tienen un déficit brutal en servicios. No saben gestionarlos. Desde el transporte público a la conducción de gas, electricidad y agua, depuración, potabilización, gestionar hospitales...

Y en el segmento de comercio...

En Cataluña han nacido más de 300 franquicias. No todas ellas son internacionales, pero podrían serlo. Lo hacen Mango, Tous o Desigual, o empresas de moda nupcial, donde somos líderes mundiales. Intentamos reproducir estos esquemas a través de unos talleres en los que agrupamos empresas comerciales de más de 40 trabajadores para que se alíen, se fusionen y crezcan fuera.

Han aprobado un ambicioso Plan de Política Industrial, que persigue aumentar las patentes, la innovación...

Cuando te propones un plan estratégico tienes que poner un listón alto, especialmente en temas de I+D. Venimos de una cultura de salto de mata. Yo innovo y ya está.

Y vendo la licencia...

A veces, las empresas no hacen ni eso. Improvisan y van haciendo. La estructura pyme también condiciona porque todo supone mucho esfuerzo, entre licenciar y patentar. Y entonces lo que hace es correr más que los otros antes que se lo copien.

En el otro lado, ¿las multinacionales mantendrán inversiones?

Se mantienen 3.500 multinacionales, 2.000 de ellas con planta productiva. Si alguna fábrica cuenta con un escaso valor añadido, existe el riesgo de que cierre. Nos hemos entrevistado en cuatro años con muchas multinacionales para que puedan acceder a más valor añadido. Incluso les hemos puesto un gestor de cuentas, una persona que se cuida de ellas. Cuando la compañía quiere algo de la Administración lo hace a través de esta persona. Esto se ha valorado mucho, porque evita llamar a varias puertas.

¿Qué más hace la Generalitat para retener el capital foráneo?

Les hemos pedido que nos traspasen parte de su investigación, porque ni las multinacionales se ven ahora capaces de digerir sus propias necesidades, y a veces se ven obligados a sacar proyectos fuera de sus instalaciones.

Estos grupos internacionales, ¿notan una falta de competitividad?

Es verdad que los salarios han crecido por encima de la inflación. Pero también es cierto que existe un problema más profundo de distribución de la pirámide de salarios. En el sur de Europa y en particular en España y Cataluña la diferencia de sueldo entre un trabajador y un directivo es brutal. Esto no se produce en el norte y centro de Europa. Aquí existe una pérdida de interés muy elevado para el trabajador, y un sobreincentivo para gente que sale de las empresas blindadísimos. Esto también es baja productividad.

¿Qué otros aspectos influyen?

Una hola migratoria caótica. Ha venido gente, muchos universitarios, para trabajar de forma poco cualificada. El Gobierno central no tiene una política proactiva de captación de talento por arriba. Cataluña sí que la tiene, con el programa Icrea, que ha tenido un gran éxito en los rankings europeos de ciencia. Si entra mano de obra poco cualificada el empresario no invierte en innovación. También tenemos una escasez de formación del personal autóctono. A esto hay que añadir un sistema de formación ocupacional no integrado con el reglado y con la formación continuada.

"Volverá a ser normal fabricar en Europa"

El proceso de deslocalización industrial vivido en los últimos años ha sido especialmente duro en Cataluña. Sin embargo, Josep Huguet confía en que se inicie a corto plazo un camino inverso. "Volverá a ser normal fabricar en Europa. Es una tendencia que no sólo se producirá por el aumento de los sueldos en los países emergentes. El coste de la logística será el mayor detonante. Es decir, sale a cuenta transportar cuando existe valor añadido. Las empresas fabrican los productos de baja gama en China. Pero esto sale a cuenta si se pueden empaquetar bien. Pero si se transporta aire es muy caro".Para el consejero de Innovación, "el petróleo volverá a subir, por lo que se volverán a disparar los costes. Es por esto que puede haber relocalizaciones, teniendo en cuenta que será rentable ubicarse en Asia para fabricar para los mercados emergentes, no para Europa".Para abastecer los mercados europeos resurgirá el norte de África. "Marruecos y Argelia deben ser nuestra azotea particular, porque en temas de mano de obra con poco valor añadido pero con escasa distancia sí que tiene sentido producir", asegura Huguet. Las empresas textiles, las que quedan, podrían volver a aprovechar esta situación.Por otra parte, el responsable de la política industrial catalana indica que todo lo que se refiere al sector medioambiental es difícil de deslocalizar, por lo que cuenta con un gran futuro.

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