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Columna
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Negocios arriesgados

Credit Suisse ha cerrado un segundo trimestre mixto. El segundo mayor banco de Suiza cumplió con las previsiones de los analistas, gracias en parte a un inesperado crédito fiscal de algunas empresas. La decepción de los inversores se tradujo ayer en un descenso del 2,8% de las acciones.

Hay algunos puntos brillantes. Los ingresos de la banca de inversión se incrementaron trimestre sobre trimestre -una hazaña, dada la volatilidad de los mercados y un tímido apetito por las OPV-. La banca privada también funcionó bien. Aunque la gestión de activos fue arrastrada por la caída de los mercados, Credit Suisse continuó atrayendo nuevos fondos, y las ganancias de la división se redujeron un 2%.

Peor evolución registró el negocio de ventas e intermediación, que representó casi un tercio del total de ingresos en 2008. Excluyendo las ganancias de la propia deuda de Credit Suisse, las ganancias FICC cayeron un 46%, según Morgan Stanley. Resultado en línea con Goldman Sachs, pero a distancia de sus rivales Citigroup, JP Morgan y Morgan Stanley.

Credit Suisse lo ha hecho bien en las áreas más líquidas, como deuda pública y divisas. Sin embargo, los inversores no deberían pasar por alto los méritos de Credit Suisse. El ratio Tier 1 del 16,3% debería permitir al banco manejar cualquier tensión de los mercados. Incluso con esta fuerte base de capital, el grupo sigue haciendo un saludable ROE del 17,8%.

Las acciones de Credit Suisse no parecen caras, tan sólo 8,4 veces las ganancias estimadas este año, según Thomson Reuters, por debajo de la media de la banca de inversión. Al igual que el resto del sector, han sido agobiados por la deuda soberana y las preocupaciones regulatorias. Pero mientras esas preocupaciones persisten, una revisión del rating es improbable.

Nicholas Paisner

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