España necesita capital extranjero

Todos los informes sobre los niveles de competitividad y atractivo de España para absorber inversiones del exterior son muy pesimistas. El último, publicado ayer por la Organización de Naciones Unidas, revela que los flujos del capital han desplazado a España desde la posición quinta en 2008 hasta la vigésima en 2009, como consecuencia de una combinación de varios factores, algunos más tangibles que otros, pero todos igual de disolventes para España: la mala imagen que ha generado desde que comenzó la crisis entre los inversores extranjeros, las dudas en algunos momentos sobre la sagrada seguridad jurídica, el encarecimiento excesivo de sus costes comparados y la pérdida de capacidad de consumo e inversión por el endeudamiento privado.

Los flujos de inversión han caído el 80% en el año, mientras la pérdida del pulso inversor en el mundo es del 37%. La ONU destaca el atractivo cada vez más evidente de los países emergentes para el dinero que busca retornos seguros, lo que les convierte en los principales competidores en la captación de inversión. España necesita recomponer cuanto antes su imagen exterior, así como reformar los pilares de su economía para recuperar el lugar disfrutado los tres últimos lustros. Depende demasiado de la inversión externa para crecer.