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Juicio a Kosovo

Tras las emociones fuertes de este invierno sobre la posible desintegración de la zona euro, la Unión Europea termina julio con una esperada sentencia sobre los últimos coletazos de la descomposición de la antigua Yugoslavia. El próximo jueves 22, a las tres de la tarde, la Corte Internacional de Justicia tiene previsto pronunciarse en La Haya sobre la compatibilidad con el derecho internacional de la declaración de independencia aprobada por Kosovo el 17 de febrero de 2008 para separarse de Serbia.

El veredicto se espera con máxima tensión tanto en Belgrado como en Pristina. Pero lejos de los Balcanes despierta casi la misma expectación.

Prueba de ese interés es que durante el juicio han intervenido en torno al medio centenar de países, desde España a Irán, Burundi, Bolivia, China, EE UU, Alemania o Arabia Saudí.

Todo el planeta parece temer o desear las consecuencias jurídicas y geopolíticas de la secesión de una antigua provincia serbia de 10.887 kilómetros cuadrados (un poco más grande que Soria) con una de las poblaciones (1,8 millones de habitantes) más jóvenes de Europa (26 años de media).

La profesora Concepción Escobar Hernández, asesora legal del Ministerio de Asuntos Exteriores, defendió durante la vista oral (el 8 de diciembre de 2009) "la convicción de España sobre la no conformidad de la declaración unilateral de independencia con el derecho internacional". Y recordó en su alegato final que "no hay ni puede haber paz verdadera sin el respecto del derecho; y que la inestabilidad internacional hunde sus raíces en la ignorancia, el desprecio o el no respeto de la ley" (págs. 8 - 22).

El orden de la vista oral quiso que tras España interviniese EE UU, máximo representante de los partidarios de la separación (desde la página 22).

Washington negó la mayor: la declaración de independencia no tiene nada que ver con el derecho internacional, así que ni lo infringe ni lo respeta. La misma posición mantuvo Alemania, que advirtió de paso que ningún tribunal va a poder parar el reloj de la historia. Y Arabia Saudí (la población kosovar es mayoritariamente musulmana) pidió a los jueces que no perdieran de vista el contexto general desde el punto de vista político, humano y económico.

La propia Serbia parece consciente de que la sentencia, que responde a una consulta de la Asamblea General de la ONU, difícilmente le devolverá un control absoluto sobre su antiguo territorio. Pero el primer ministro serbio Boris Tadic espera que la victoria en La Haya le dé margen de maniobra para renegociar su relación con Kosovo... siempre, según ha dicho, por vías pacíficas y diplomáticas.

Video: Disarm, de los Smashing Pumpkins. (Aquí la letra).

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