La Casa Blanca distribuyó hoy el texto de una carta de dos páginas y media que Obama envió a los jefes de Estado y de Gobierno que concurrirán a las reuniones del Grupo de los 8 y del Grupo de los 20.
"Cuando nos reunimos en Londres en abril de 2009 encarábamos la peor crisis financiera y económica mundial desde los años 1930", sostuvo Obama. "Y actuamos con rapidez y medidas agresivas sin precedentes para estimular la demanda y reparar nuestro sistema financiero".
"Dio resultados", añadió. "En Toronto nos reuniremos en momentos de nuevos desafíos para la economía global. Debemos actuar juntos para fortalecer la recuperación. Debemos comprometernos a restaurar las finanzas públicas y debemos completar el trabajo de reforma financiera".
Según el presidente estadounidense "la recuperación global fuerte y sostenible necesita construirse sobre una demanda global equilibrada".
"Existen debilidades significativas en todas las economías del G-20", continuó Obama. "Me preocupa que la demanda en el sector privado siga siendo débil, y que continúe la fuerte dependencia de las exportaciones en algunos países que ya tienen enormes superávit externos".
El G-20 lo integran la Unión Europea, el Grupo de los 7 (EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia y Francia) y Corea del Sur, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Arabia Saudí, Suráfrica, Turquía y Rusia.
En lo que concierne a Estados Unidos, Obama dijo que su Administración continuará aplicando las medidas que sustenten la reactivación de la demanda privada y "el retorno de los desempleados al trabajo".
"Al mismo tiempo reconocemos la importancia de marcar un rumbo fiscal firme de mediano plazo y por eso mi Administración reducirá el déficit que heredamos a la mitad en el período fiscal 2013 y trabajaremos para reducir nuestro déficit fiscal al 3 por ciento del producto interior bruto hacia 2015".
En cuanto a la reforma financiera, Obama dijo que reiterará en Toronto su respaldo a requisitos más estrictos de capital y liquidez, una supervisión más firme de los mercados de derivados, y más transparencia e información que promuevan la integridad y reduzcan la manipulación de los mercados.