A oscuras y por campo abierto
Recupera algo de fuelle el euro. En apenas un mes ha perdido 15 figuras, y dadas las condiciones en las que se está registrando su depreciación, empieza a ser habitual ser preguntado sobre su desaparición. Quien se haga esa pregunta comparte preocupación con personajes tan relevantes como un ex presidente de la Reserva Federal y actual asesor del presidente norteamericano, o con el consejero delegado de Pimco, uno de los fondos de inversión libre más importantes y respetados del mundo.
Puede que la pregunta surja tras haber leído que el presidente francés amenazó a Alemania con abandonar el euro. Es lo que según el diario El País, el presidente del gobierno español contó a los miembros de su partido. Pero, ¿está realmente en peligro el euro? En verdad, no es difícil responder afirmativamente. De hecho, cualquier observador sabe que los dos principios básicos en los que se apoyaba la UEM han sido dinamitados. La sensación que se percibe es que la UE se ha salido de la autopista y ahora circula a oscuras por campo abierto.
Muchos son los pasajeros que están saltando de sus vehículos a la mínima oportunidad. Algunos responsables políticos pueden no ser conscientes de que el euro, expresión final del vehículo común, ha abandonado sus principios fundacionales. Esto nos da idea de hasta qué punto el BCE tiene que emplearse a fondo para demostrar que su compra de títulos de deuda no es equivalente a poner en marcha la máquina del dinero y de la urgencia en reponer los pilares caídos. Hasta entonces, el euro está en peligro. Se ha quedado expuesto, sin armazón que lo defienda. De momento debería aguantar pero estamos en peligro de un nuevo y fuerte ajuste. Es el mínimo precio a pagar mientras se dibuja un nuevo destino.
José Manuel Pazos. Socio director Omega IGF