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Crónica de Manhattan

Buscando al euro-Hamilton

Europa, gran ausente de la actualidad y del interés general en EE UU, es estos días gran protagonista. El jueves varias cadenas de televisión tuvieron su centro informativo en las manifestaciones de Atenas. Desde las Olimpiadas, no había tanto cruce informativo con este país.

Y es que la situación merece la pena el seguimiento. Según dijo la semana pasada el presidente de la Reserva Federal de Saint Louis, James Bullard, la situación de Grecia y otros países puede terminar amenazando la recuperación de EE UU, un país con una elevada deuda y déficit aunque, eso sí, mejores perspectivas de crecimiento.

Hay nerviosismo porque se ha comprobado que el efecto mariposa no es un cuento de niños y no se está percibiendo una mano firme para atajar unos problemas que ponen a Grecia en el epicentro de una crisis sistémica. Quizá un doloroso déjà vu de lo que sucedió hace dos años, pero en clave soberana.

Los analistas del centro de estudios geopolítico Stratfor afirmaban el viernes que aunque ningún país tiene una situación fiscal como Grecia, "los fundamentos económicos no son tan importantes como las percepciones de esos fundamentos". Algo que era evidente oyendo a analistas y gestores que se han paseado por los platós de las televisiones financieras hablando sin matices de varios países, entre ellos España.

Paul Krugman pedía desde su blog el viernes que las autoridades del BCE, que el jueves decidieron no intervenir, como lo ha hecho la Fed cuando ha sido necesario, lo hicieran pronto para evitar "que Anno Domini 2010 se transforme en Anno Domino".

Hay quien ya ha tirado la toalla con la UE. John Taylor, presidente del hedge fund especializado en divisas FX Concepts, dijo en una nota que la vida del euro "ha acabado, aunque durará un tiempo más antes de ser objeto de análisis histórico".

Para Taylor hay dos opciones. La primera, que el euro desaparezca. La otra, más optimista, es que la UE consiga autoridad fiscal y pueda endeudarse para cuadrar los desequilibrios en la eurozona sin deflación y ahogo de los ciudadanos de países con déficits elevados. Hoy cree que la segunda opción es imposible.

"Hace 50 años Europa tuvo grandes líderes en Robert Schuman y Claude Monnet, que tuvieron la visión de empezar un mercado común, pero no tiene los visionarios que den el siguiente paso" ahora que la situación es más compleja políticamente. Taylor evoca a Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro de EE UU, que estabilizó un dólar que nació con presiones similares. "El equivalente europeo es difícil de encontrar".

"Europa ha muerto, las naciones europeas han ganado y el camino por delante será un lío endiablado", concluye.

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